
Nacionales
Según trascendió, ejecutivos locales realizaron pagos indebidos a funcionarios públicos y perpetraron maniobras para desviar fondos, afectando directamente a los accionistas.
La multinacional sueca Securitas abandonó oficialmente la Argentina luego de autodenunciarse ante la justicia por haber incurrido en graves delitos entre 2012 y 2018. Según trascendió, ejecutivos locales realizaron pagos indebidos a funcionarios públicos y perpetraron maniobras para desviar fondos, afectando directamente a los accionistas.
La salida de la firma, que supo emplear a cerca de 10.000 personas en todo el país, deja tras de sí un entramado de corrupción que, lejos de haberse cerrado con la venta, continúa siendo investigado por la justicia argentina.
El comprador fue el fondo de inversión Mas Equity Partners, con sede en Colombia, que administra recursos de agencias estatales norteamericanas y del Banco Interamericano de Desarrollo (BID). La firma, tras cambiar el nombre de la compañía a Securion, desplazó a la antigua cúpula directiva y reconfiguró su estrategia comercial con una fuerte apuesta tecnológica. Actualmente, compite en el rubro de la seguridad privada con gigantes como Prosegur y G4S.
Mientras tanto, varios de los exdirectivos despedidos de Securitas se reubicaron en Watchman, una empresa de capitales nacionales y escala menor.
Este no es el primer caso en que una multinacional sueca se ve envuelta en un escándalo en Argentina. Skanska, otra compañía proveniente del país nórdico, protagonizó uno de los episodios más resonantes de corrupción empresarial en el país. Sin embargo, lo que diferencia a estos casos es que, al menos formalmente, hubo un reconocimiento de las faltas y un proceso judicial en marcha. A diferencia de muchas otras firmas extranjeras que prefieren esconder sus escándalos “bajo la alfombra”.
El caso de Securitas incluso aparece mencionado en la investigación judicial que involucra al ex senador nacional Edgardo Kueider, profundizando aún más el entramado político-empresarial que rodea a la causa. A pesar de haber abandonado el país, la empresa continúa bajo la lupa y no se descarta que las investigaciones lleguen hasta su casa matriz en Suecia o a su controlante europea en España.
La huida de Securitas es, una vez más, una señal de alarma sobre el funcionamiento de las instituciones argentinas y el rol de las grandes corporaciones en la degradación de la ética pública. Aunque la salida del país fue maquillada como una operación comercial, lo cierto es que dejó al descubierto prácticas sistemáticas de corrupción que hoy se intentan desmantelar. (www.REALPOLITIK.com.ar)
¿Qué te parece esta nota?
MÁS NOTICIAS