
CABA
El bioquímico Guido Mastrantonio visitó los estudios de RADIO REALPOLITIK FM (www.realpolitik.fm) y recordó el nacimiento de las brigadas Ramona Medina durante los primeros meses de la pandemia de COVID-19, un proyecto que, con base en la Universidad Nacional de La Plata (UNLP), se convirtió en ejemplo de organización comunitaria.
A cinco años del inicio de aquella experiencia, Guido Mastrantonio reivindicó el rol de la juventud y el valor de lo colectivo: “Los importantes no éramos nosotros, que teníamos un rol dirigencial, sino aquellos que voluntariamente se sumaron a este trabajo desinteresadamente”.
El contexto fue inédito, incierto y angustiante. En ese marco, desde la facultad de Ciencias Exactas de la Universidad Nacional de La Plata (UNLP) decidieron anticiparse a los acontecimientos: “Antes del ASPO ya habíamos convocado a estudiantes, docentes y no docentes para sumarse a tareas que no estaban del todo claras. Llegamos a tener ciento cincuenta personas inscriptas dispuestas a hacer lo que fuera necesario”.
Las brigadas Ramona Medina nacieron así, como una respuesta territorial a la pandemia en plena emergencia sanitaria. “Nos tocó la buena fortuna de tener vínculos previos con el sistema de salud, con Región Sanitaria, con la UPA de Los Hornos, que nos permitieron iniciar los primeros operativos sanitarios en los barrios”, explicó Mastrantonio.
La misión era clara: “Aumentar las camas de terapia intensiva y salir a buscar el virus casa por casa”, recordó, en alusión a la consigna planteada por el entonces ministro de Salud bonaerense Daniel Gollán. “Esa consigna se tradujo en la conformación de equipos territoriales que aprendieron bioseguridad, levantamiento de datos biomédicos y epidemiológicos, y sobre todo se formaron con una enorme voluntad de encarar la situación”.
En ese sentido, Mastrantonio destacó que el aporte de los estudiantes fue clave: “Yo nunca dudé en llamarla una juventud maravillosa. Son los verdaderos héroes de toda esa gesta”.
El entrevistado también valoró la especificidad del conocimiento científico que brindaba la facultad de Exactas: “Nosotros estudiamos virus, métodos diagnósticos, transmisión de enfermedades. Tal vez eso nos permitió racionalizar algunas cosas y dar los primeros pasos con un poco de ánimo para enfrentar lo desconocido”.
Entre las acciones desarrolladas también estuvo la capacitación de vacunadores en un contexto de urgencia: “Nos decían que no podíamos hacerlo, pero había que resolver cómo vacunar a adultos mayores que debían permanecer aislados. Esa búsqueda de soluciones generó aprendizajes valiosísimos”, señaló.
Finalmente, Mastrantonio remarcó el valor de la extensión universitaria como herramienta transformadora: “Docencia, investigación y extensión son las tres patas del trabajo universitario. Cuando se cerraron las aulas y los laboratorios, fue la extensión la que nos permitió salir a la calle y estar donde había que estar”. (www.REALPOLITIK.com.ar)
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