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Pablo Zubiaurre, exintendente de Ayacucho e historiador, dialogó con RADIO REALPOLITIK FM (www.realpolitik.fm) sobre su reciente libro Gato, Mancha y Aimé, presentado en el marco del centenario del histórico viaje a caballo desde Buenos Aires a Nueva York.
“El libro se presentó en la Biblioteca Publica Municipal Manuel Vilardaga de Ayacucho y fue un exitazo. La sala quedó chica”, celebró el exintendente de Ayacucho, Pablo Zubiaurre, en referencia a la convocatoria que tuvo el evento. La obra conmemora los cien años de la partida de los caballos criollos Gato y Mancha, que en 1925 iniciaron un épico recorrido de tres años hasta llegar a Estados Unidos, junto al jinete suizo Aimé Félix Tschiffely.
“Se trata de un libro muy gráfico, de fácil acceso, que busca atraer al lector de nuestro tiempo”, explicó el autor. En esa línea, Zubiaurre señaló que la publicación no solo narra el viaje, sino que también “intenta explicar cuáles fueron los motivos que impulsaron tanto a Tschiffely como a Emilio Solanet a llevar adelante esta travesía”.
El viaje tenía un objetivo claro: demostrar las cualidades del caballo criollo. “Por entonces, la raza estaba en cierto peligro de desaparecer por la mestización. Y si bien no era tan elegante ni veloz como otras, sí era muy resistente, rústico, capaz de soportar climas adversos y alimentarse con lo mínimo”, detalló.
Durante su recorrido, los caballos cruzaron ríos, desiertos, ciénagas y hasta los Andes, superando más de 5.000 metros de altura. “El viaje terminó demostrando que el caballo criollo podía más que cualquiera”, afirmó el historiador.
Además del aspecto técnico, la obra se sumerge en el contexto político y social de la época. “Tschiffely no solo contaba el viaje, también describía la América de 1925, muy desigual en su desarrollo. Salió de Buenos Aires, una gran ciudad, llegó a Nueva York, otra gran ciudad, pero en el medio se encontró con pueblos que vivían como en el siglo XIV”, relató Zubiaurre.
En ese sentido, destacó que el jinete atravesó regiones en pleno conflicto. “Llegó a Nicaragua durante la revolución sandinista, cruzó México pocos años después de su revolución y atravesó la frontera de Panamá con Colombia poco después de su independencia”, recordó.
Finalmente, Zubiaurre celebró la trascendencia cultural del viaje: “Desde hace 100 años se sigue hablando de Gato y Mancha. La National Geographic, escultores, poetas, músicos, todos han vuelto a contar esta historia. Eso no pasa con cualquier episodio”. (www.REALPOLITIK.com.ar)
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