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Con el cardenal Pietro Parolin como favorito, el cónclave que comenzará el 7 de mayo en la Capilla Sixtina podría resultar breve y decisivo para el rumbo futuro de la iglesia católica.
El próximo miércoles 7 de mayo, los ojos del mundo se posarán sobre la Capilla Sixtina, donde comenzará el cónclave que elegirá al sucesor del Papa Francisco. El evento, cargado de simbolismo y expectativas, reunirá a 133 cardenales electores bajo estrictas normas de secreto y aislamiento, con la misión de discernir quién guiará a la iglesia católica en una nueva etapa marcada por desafíos internos y globales.
Los antecedentes inmediatos ofrecen un panorama de cónclaves relativamente breves. En 2013, Jorge Bergoglio fue elegido Papa Francisco tras solo cinco votaciones, en un proceso que duró apenas 24 horas. Ocho años antes, en 2005, Joseph Ratzinger se convirtió en Benedicto XVI tras cuatro rondas de votación. Incluso el segundo cónclave de 1978 —que terminó con la elección del polaco Karol Wojtyla como Juan Pablo II—, aunque más extenso, se resolvió en tres días y ocho votaciones. La historia reciente indica que, cuando hay un consenso general, la decisión puede llegar rápidamente.
En este nuevo cónclave, el nombre que más resuena entre vaticanistas y analistas es el del cardenal Pietro Parolin, actual secretario de Estado del Vaticano. Con 69 años y una amplia trayectoria diplomática, Parolin representa una figura de equilibrio entre la continuidad del legado de Francisco y la necesidad de tender puentes dentro de una iglesia dividida entre sectores progresistas y conservadores. Su experiencia en relaciones internacionales, su tono moderado y su cercanía al Papa saliente lo posicionan como uno de los candidatos más viables para alcanzar el consenso necesario.
Otros nombres en danza
Junto a Parolin, el cónclave también podría inclinarse por figuras de otros continentes, en una línea similar a la sorpresa que significó la elección del argentino Bergoglio. Entre los mencionados aparecen:
- Luis Antonio Tagle (Filipinas), prefecto de la Congregación para la Evangelización de los Pueblos, de perfil pastoral y muy cercano al Papa Francisco.
- Peter Turkson (Ghana), ex prefecto del Dicasterio para el Desarrollo Humano Integral, con sólida formación teológica y perfil social fuerte.
- Matteo Zuppi (Italia), arzobispo de Bolonia y presidente de la Conferencia Episcopal Italiana, identificado con el ala progresista.
- Marc Ouellet (Canadá), teólogo conservador, cercano a Benedicto XVI, que podría representar un giro hacia posiciones más tradicionales.
Sin embargo, la elección papal es siempre impredecible. El Espíritu Santo —según la fe de los cardenales— puede sorprender incluso a los observadores más atentos. Lo cierto es que este cónclave no solo definirá a un nuevo líder religioso, sino también la dirección que tomará la Iglesia en un mundo sacudido por crisis éticas, sociales y climáticas.
A partir del 7 de mayo, las fumatas volverán a marcar el ritmo del misterio. Y mientras la humanidad aguarda una señal blanca en el cielo de Roma, la historia se escribirá una vez más dentro de los muros del Vaticano. (www.REALPOLITIK.com.ar)
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