
Interior
El gobernador Claudio Vidal aprovechó el acto por el Día del Trabajador para lanzar un ambicioso plan de obras públicas en Santa Cruz, con una inversión que supera los $94 mil millones, una cifra tan impresionante como oportuna en el marco de un escenario político desafiante.
"Hoy celebramos el trabajo, pero también el porvenir", expresó Vidal ante un auditorio repleto de funcionarios, legisladores, sindicalistas y empresarios. Sin embargo, el acto tuvo más aroma a campaña que a celebración. El anuncio del plan, que abarca casi la totalidad del territorio santacruceño, plantea una batería de obras que prometen transformar la infraestructura provincial, aunque también despierta interrogantes sobre su ejecución real y el manejo de los recursos en un contexto económico adverso.
El plan prevé desde plantas de tratamiento de residuos cloacales hasta escuelas, cuarteles de bomberos, jardines de infantes y obras hídricas. Cada localidad tiene su lista: en Río Gallegos, por ejemplo, se proyectan 120 viviendas, dos nuevas escuelas, y hasta una sala inmersiva de experiencias digitales. En Caleta Olivia se electrificará el puerto y se renovará la red de agua en el barrio industrial. En localidades más pequeñas como Lago Posadas o Tres Lagos, se construirán viviendas, redes de gas y mataderos.
Vidal intenta con esta jugada reactivar la economía local, generar empleo y posicionarse políticamente con una visión federal del desarrollo. No obstante, la historia reciente de Santa Cruz obliga a leer con lupa cada promesa: numerosos planes anteriores terminaron en papeles, carteles y estructuras abandonadas.
La metodología del plan, que incluye “diálogo con las comunidades” y “equidad territorial”, suena bien en los discursos, pero requiere de transparencia en la adjudicación de las obras, control en los tiempos de ejecución y resultados concretos para la población. En una provincia con zonas postergadas y fuerte dependencia del empleo estatal, la obra pública no solo es una necesidad, sino también una poderosa herramienta de poder.
En su discurso, Vidal dejó claro que este anuncio podría repetirse cada mes. Pero más allá de la retórica, el verdadero desafío será ejecutar lo prometido sin caer en el clientelismo ni en la lógica de la obra como promesa vacía.
Los santacruceños, cansados de proyectos inconclusos y discursos de ocasión, miran con cautela este plan que, aunque ambicioso, aún necesita mostrar resultados. Con los ojos puestos en las elecciones de medio término y en el reordenamiento del mapa político local, Vidal juega sus cartas a lo grande. (www.REALPOLITIK.com.ar)
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