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Patricia Bullrich se afilió a La Libertad Avanza, consolidando su influencia dentro del oficialismo, debilitando aún más al PRO y posicionándose como una figura clave –y potencialmente incómoda– para Javier Milei en su propio espacio político.
Este martes Patricia Bullrich se afilió a La Libertad Avanza (LLA), en una cuidada escena en la que Karina Milei no ocultó su entusiasmo ante la nueva adquisición de su partido. La ministra de Seguridad aprovechó el escenario para interpelar a Mauricio Macri, exigiéndole que se sumara positivamente al cambio sin poner palos en la rueda. El expresidente Javier Milei fue otra de sus víctimas en lo que es el objetivo de su vida que nunca ocultó: llegar a la presidencia de la Nación sin importar a qué costo.
En retrospectiva Mauricio Macri no deja de plantearse qué hubiera sucedido si, en lugar de dar rienda suelta a su sanguineidad calabresa hubiera apoyado a Horacio Rodríguez Larreta en su aventura presidencial. Pero el instinto pudo más y no fue capaz de procesar la pretensión de un antiguo empleado suyo de acceder a la primera magistratura. Quizá hubiera evitado el raid de Milei. Quizá hubiera sido el líder dentro del gobierno del exjefe de Gobierno de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires. Pero la emoción lo embargó e intentó destruirlo a toda costa, incluso designando a Patricia Bullrich como presidenta del Pro. Ahora sólo se trata de contrafácticos: no puede escribirse la historia de lo que pudo haber sido.
En cuanto a formación y capacidad políticas, la “Piba” le saca varios cuerpos al expresidente. Supo confrontar con Milei durante la campaña, pero rápidamente se acomodó a la derrota provisoria y le extrajo un ministerio clave, mientras que Mauricio aportaba voto y respaldos legislativos a cambio de nada. Súbitamente se olvidaron las acusaciones sobre su responsabilidad en asesinatos en jardines de infantes que le propinaba el candidato libertario. Más aún, Bullrich es clave para el éxito de la candidatura de Javier Milei, habida cuenta del respaldo que suma entre los porteños. Los Milei no deberán pasar por alto el hecho de que la exmontonera construyó su carrera a partir de traiciones y de saltos ornamentales dentro de la casta, ni que ambiciona llegar a la presidencia como sea. ¿Cuándo llegará la hora de traicionar a los hermanos presidenciales?
En el gobierno se acepta que Bullrich será candidata a senadora por LLA en la CABA en octubre, lo que sería una manera elegante de correrla de un gabinete nacional al que, a menudo, le impone su agenda y le marca sus tiempos. No sólo eso: también marca definiciones ideológicas y estratégicas: por más que Milei ha tratado, siempre que le fue posible, no presentarse como “gorila”, la proximidad de Bullrich, su importancia en la recluta de votos para Manuel Adorni o el protagonismo que el electorado porteño asigna a la cuestión de la inseguridad la ubican en el foco de la escena. Un armado que la incluya necesariamente será leído como anti-peronista, y esto se nota con claridad en los últimos discursos del presidente o de Luis “Toto” Caputo.
El mileismo intentó conformar un nuevo andamiaje político sobre una revalorización del menemismo, para así incluir a actores y espacios de todo el arco político y social. Incluso la familia Menem viene jugando un papel clave en su armado electoral y en la conducción de la Cámara de Diputados de la Nación. Pero con Bullrich adentro, las posibilidades de seducir al peronismo no cristinista se reducen. Y no sólo es la ministra, sino que también, para que Adorni pueda imponerse con la suficiente claridad como para liquidar definitivamente al Pro resulta indispensable adoptar ese perfil anti-K o anti-peronista, lo que supone modificar drásticamente su estrategia de composición de un nuevo espacio político. No es una novedad: más allá de las intenciones, la fortuna o los hechos terminan imponiéndose.
Ahora bien, si la clave para ganar elecciones implica la adopción de un perfil anti-peronista, allí sería Bullrich y no Milei la referencia más relevante. Lo nuevo que pretendía imponer el presidente no consigue nacer, mientras que lo viejo que se resiste a morir conserva su vigencia con uñas y dientes. Lentamente se van dando las condiciones para que la “Piba” vuelva a cobrar vuelo propio. Su eventual llegada al Senado de la Nación Argentina, promovida por el gobierno, la aleja de la gestión pero también de la posibilidad de controlarla. Así quedaría libre de manos para operar desde la Cámara Alta, sin necesidad de subordinarse al gobierno actual.
Milei debería consultar a Mauricio sobre Patricia y ponerse rápidamente en guardia. Claro está que el expresidente podrá contarle anécdotas, pero no sugerir soluciones, ya que nunca las encontró. Ni siquiera hoy en día, cuando la supervivencia del Pro depende exclusivamente de su protagonismo, pero él se niega a participar de toda competencia electoral. Si Maurico Macri no compite ni en mayo ni en octubre, la suerte del partido amarillo quedará sellada. Mientras que Patricia suma y sigue, como una packwoman. (www.REALPOLITIK.com.ar)
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