
Interior
Claudio Dellecarbonara, secretario ejecutivo de los Metrodelegados, denunció el estado crítico del subte porteño, particularmente de la línea B, luego del incidente que dejó a una usuaria con una pierna amputada. El hecho ocurrió cuando la mujer quedó atrapada con su mochila en una de las puertas del tren, que pese a ello se puso en marcha.
“El subte no debería moverse con las puertas abiertas. Esa es una falla gravísima”, señaló Claudio Dellecarbonara, quien insistió en que no se trató de un accidente inevitable sino de un incidente evitable, producto de la falta de inversión en seguridad. El sindicalista fue categórico al afirmar: “Los trenes tienen más de 70 años, son material de museo y además contienen asbesto, un material cancerígeno prohibido. Es una bomba de tiempo”.
La crítica central de los Metrodelegados apunta al modelo de gestión privatizado del subte. “Se planifica en función de la ganancia de una empresa privada, no de las necesidades de los usuarios”, dijo. En ese sentido, comparó la situación con otras ciudades del mundo y explicó que en muchos sistemas de transporte existen mecanismos de prevención como las dobles puertas en los andenes —una del tren y otra fija que se abre solo cuando este se detiene—, lo que impide caídas, empujones y suicidios. “Tokio, Londres, París, Lima y Santiago de Chile ya lo implementaron. No es ciencia ficción”, remarcó.
Dellecarbonara también subrayó las consecuencias psicológicas que los incidentes generan en los trabajadores: “Un motorman no está preparado para ver a alguien tirarse a las vías. Muchos casos terminan en licencias por trauma o depresión”.
La denuncia no es nueva. Desde hace años, los Metrodelegados vienen advirtiendo sobre la falta de mantenimiento de trenes, estaciones y vías. Según detalló, las vías están partidas, los trenes contaminados con asbesto, y las renovaciones de estaciones “son más decorativas que funcionales”.
La solución, para el gremio, es clara: “El subte debe ser estatizado y controlado por los trabajadores, los usuarios y los vecinos. Solo así va a dejar de ser un negocio y volver a ser un servicio público eficiente, seguro y accesible”.
Además, criticó la postura del gobierno porteño, al que acusó de minimizar los reclamos sindicales y de no escuchar las demandas hasta que se producen tragedias. “Nos llaman vagos cuando reclamamos por condiciones de trabajo. Pero lo que pedimos es salud, seguridad y un servicio digno para todos”, afirmó.
Dellecarbonara cerró con un llamado a la acción conjunta: “Estamos repartiendo volantes en las estaciones para que los usuarios entiendan por qué viajan mal. Si no nos organizamos entre trabajadores, usuarios y vecinos, esto no va a cambiar”. (www.REALPOLITIK.com.ar)
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