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Tal vez, con el criterio más salomónico posible, los rivales y sus respectivas listas que compiten por el comité provincia de la Unión Cívica Radical (UCR) bonaerense alcanzaron un acuerdo importante para evitar que detone la imagen del centenario partido.
Puede decirse que tanto el exintendente de Trenque Lauquen, Miguel Fernández y la lista “Adelante Buenos Aires” y el diputado provincial, Pablo Domenichini, con “Futuro Radical” prácticamente se repartieron el poder a partes iguales.
El dato más saliente es que, por defecto, Maximiliano Abad dejará de tener la máxima influencia que siempre le permitía negociar cargos partidarios y legislativos de manera personalista y arbitraria. Es decir, pasará a conformar la galería de expresidentes del comité provincia y pasa a ser un correligionario sin rango, eso sí, con el valor agregado que le representa ocupar una banca en el Senado de la Nación Argentina por el distrito bonaerense. Esto ocurre porque ambas listas firmaron certificado de defunción para la prórroga de mandatos, empezando por la del propio Abad, una decisión que molestó e irritó a la lista de Domenichini.
Volviendo al acuerdo de tinte salomónico, válido es señalar que ambos gobernarán en un sistema de “contingencia” que recuerda un poco aquellas etapas de la pandemia en que ni siquiera había actividad presencial.
Abad resistió hasta donde pudo su permanencia y prórroga de mandato, aún por fuera de todos los ribetes reglamentarios y legales para ver si podía resaltar su poder partidario que, finalmente, se le escurrió como arena entre las manos. Con su retiro del sillón del cmité provincia, para Abad se alejan sus posibilidades de mantenerse como interlocutor estrella para negociar alianzas, negociar cargos para la oposición y la justicia.
Inclusive, abandonará a sus nuevos amigos del kirchnerismo, en la agrupación “La Cámpora”, con quienes compartía fuertes vínculos para votar en consonancia toda iniciativa proveniente del poder ejecutivo provincial, para presionar a Axel Kicillof en la concesión de cargos.
Lo más terrible para Abad será un posible acuerdo de unificación de bloques en la Cámara de Diputados de la Provincia de Buenos Aires, dado que Fernández (quien parecía un secretario privado de Abad) ascendió de jerarquía y puede negociar él directamente con Domenichini la reconfiguración de esa bancada.
Sin poder y sin caja, Maximiliano Abad termina sus días de poder partidario de la peor manera, aunque amortiguando el dolor con una cómoda banca en el Senado Nacional.
Cabe resaltar que se conformó una comisión directiva que contará con la integración de cinco miembros por cada lista e igual modelo se prevé para una convención de contingencia. Hasta allí todo bien y parece fruto del más ecuánime y amplio acuerdo que tuvo durante los últimos meses, con muchas sorpresas, avivadas de último momento, trampitas y varios episodios vinculados a las más repudiables miserias humanas.
Todo ese pasado inmediato de idas y venidas, pulseadas y tironeos y maniobras genera también sospechas en cuanto al nuevo capítulo que se escribirá bajo la manta de un acuerdo ejemplar en el cual cada sector tiene su porción de poder hasta tanto se dirima la cuestión principal de la elección interna.
Cada referente, sea Fernández o Domenichini, tendrán su ventaja comparativa de conducir el comité o la convención en estado de “contingencia”, respectivamente, y tendrán doble voto en caso de empate y esto les dará un poder importante a primera vista, pero relativo si se profundiza un poco el análisis.
Ocurre que cada sector, sea el de Unidad Radical de Fernández, como Futuro Radical de Domenichini provienen de alianzas, es decir, combinaciones de líneas internas que, como tales, tienen también un clima deliberativo importante. Ese estado deliberativo les permite, por caso, cambiar de opinión de acuerdo a distintas coyunturas y expresar sus diferentes matices. Por eso, viene ahora la etapa de mirar con lupa la representación que cada sector tendrá tanto en el comité, como en la convención.
Cabe recordar que Unidad Radical está integrada por el abadismo, el salvadorismo y desde hace unos años por el possismo, en tanto en Futuro Radical convergen las líneas Evolución, Corriente de Opinión y Casellismo, entre otras. Habrá que ver en pleno funcionamiento cada cuerpo de conducción y saber si ambos referentes se miran de sospecha, si realizan acciones para mostrar estilos de gestión individual o aprovechan su nuevo rol para obtener pequeñas ventajas.
A modo de recordatorio, a Fernández, como titular de la comisión más ejecutiva, le tocará el papel de nuevo interlocutor con el oficialismo, demás partidos políticos y constituirse en una suerte de enlace con la representación legislativa partidaria y los municipios. Algo para nada despreciable por cierto. En tanto, Domenichini tiene la llave importante para canalizar la política de alianzas en vista de los próximos comicios desdoblados tanto provinciales como nacionales, como así promover y convocar a debates para fijar nuevas doctrinas partidarias o cambios en la carta orgánica.
Todos suponen que en un esquema de contingencia o algo muy provisorio, nadie debería excederse en sus acciones y pretensiones, pero en un contexto como el de la actividad política, todas las suposiciones pueden quedar en el camino y despertar más de una sorpresa. Por tal motivo, una vez constituídos estos cuerpos partidarios, lo importante será ver cómo se desarrollan las primeras acciones de cada uno de los referentes. (www.REALPOLITIK.com.ar)
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