
Cultura
Tras una dura derrota electoral en su bastión porteño, Martín Lousteau enfrenta críticas internas en la Unión Cívica Radical (UCR) y una fuerte pérdida de influencia política, mientras evalúa cómo reposicionarse de cara a las elecciones nacionales en un escenario adverso y fragmentado.
El economista y aún senador nacional de la Unión Cívica Radical (UCR), Martín Lousteau, medita por estas horas los pasos a seguir tras una histórica derrota del partido en su distrito que, aún en táctica frentista, le significa el sufrimiento de enormes consecuencias políticas. Su apuesta por la renovación de dirigentes, con Lucille “Lula” Levy a la cabeza de la lista de candidatos a legisladores locales, le dio por momentos una cuota de frescura a la política. No obstante, la amarga verdad de las urnas le dio una bofetada al centenario partido con sede en calle Tucumán, dado que no superaron el 3 por ciento para alcanzar un escaño.
Si bien el actual presidente del comité nacional no se exponía personalmente en la elección, sí se adjudicó en todo momento la responsabilidad del armado, desde la denominación de la lista como Evolución -ocultando a la UCR- hasta haber promovido a quien encabezaba la lista. Es por eso que muchos de sus detractores parecían estar agazapados frente a sus computadoras y celulares para postear el domingo por la noche todos sus comentarios críticos y destructivos hacia la figura de Martín Lousteau, reprochándole por esta derrota y, de paso, por varios sinsabores de los últimos años, aún de aquellos tiempos en que ni siquiera estaba afiliado a la UCR.
Tampoco hubiera significado mucho haber alcanzado la meta de obtener, al menos, entre una y dos bancas porque significaba “salvar las ropas” y mantenerse en una etapa de terapia intensiva para un partido que supo ser gobierno en el distrito y con amplio protagonismo en la escena política. Lo cierto es que, a la luz de los resultados del domingo 18, el radicalismo porteño entró en un proceso de “caída libre” y, en el mejor de los casos, podrá abrazarse a una rama que lo saque del pantano, aunque con un costo politico muy alto. Ese costo politico se interpreta en una gran pérdida de centralidad en posibles construcciones frentistas si se tiene en cuenta que las elecciones de octubre están prácticamente a la vuelta de la esquina y que los vientos no son muy favorables: la grieta entre libertarios y kirchneristas amenaza todo armado alternativo.
A quienes les gusta jugar a la ingeniería electoral ya lo ubicaron a Lousteau en una sociedad junto a Horacio Rodríguez Larreta y a la Coalición Cívica, entre otras referencias partidarias.
Las cuentas darían, en principio, como para hablar de una intención de voto potencial de dos dígitos como para dejar conformes a algunos. Sería algo así como un “juego de la silla” donde abundarán más los cargos en “zona gris” o con riesgo de quedarse afuera, que los de “zona blanca” o seguros de alcanzar una banca en el Congreso de la Nación Argentina.
Descartada la posibilidad de volver al Senado de la Nación Argentina -dado que esa discusión estará entre libertarios y peronistas- la discusión se acota tal vez a una o dos diputaciones nacionales, donde el economista deberá esperar pacientemente por las migas que deje Larreta, en ese imaginario frente.
Más allá de especulaciones gratuitas, quienes son conocedores de Lousteau admiran sus virtudes de “self made man” que no siempre necesitó de sellos partidarios tradicionales como, en este caso, el radicalismo. Asimismo, en más de una ocasión supo conquistar parcelas de poder a partir de armados propios. Además de registrar un importante capital simbólico que lo convierte en hombre de consulta permanente para temas económicos, es un comunicador hábil que le permite mantener su figura en la agenda de los medios nacionales y eso, en buen romance, le significa una ventaja comparativa de proyección por sobre ocasionales rivales.
Pero, dadas las circunstancias, también es cierto que en estos tiempos que corren, Lousteau debe dejar de “hacer la plancha” y manifestarse más proactivo en los debates si realmente quiere recuperar terreno político que perdió, y en grandes cantidades, en la última elección porteña. (www.REALPOLITIK.com.ar)
¿Qué te parece esta nota?
MÁS NOTICIAS