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El gobierno de Santa Cruz mostró una imagen de unidad entre el gobernador, el vice y un legislador clave, en un intento por frenar el desgaste interno del oficialismo. Mientras tanto, se dilata el tratamiento del desafuero de Españón y se avanza con leyes exprés para tapar errores de planificación.
En política, una imagen puede decir más que mil palabras, y a veces, ocultar más que las que explica. Así lo demuestra la reciente foto difundida del gobernador Claudio Vidal, el vicegobernador Fabián Leguizamón y el diputado Pedro Luxen, que fue presentada como parte de una cruzada institucional contra las jubilaciones de privilegio en el Tribunal Superior de Justicia (TSJ), pero que en realidad apuntó a contener una fuerte interna en la cúpula del poder santacruceño.
La postal, cuidadosamente difundida, surgió tras el retiro del bloque oficialista Por Santa Cruz de una sesión legislativa clave el pasado 9 de mayo, episodio que dejó al descubierto la tensión entre el Ejecutivo y el Legislativo. El objetivo real de la imagen fue claro: evitar una implosión institucional en medio de una creciente desorganización política.
La semana estuvo marcada, además, por el tratamiento forzado de una Ley Electoral Transitoria para cubrir el vacío que dejó la derogación de la Ley de Lemas en 2024, sin que se hubiese previsto un mecanismo alternativo. La reciente muerte de Jorge Soloaga, presidente de la Comisión de Fomento de Cañadón Seco, solo aceleró la urgencia por resolver el limbo normativo, evidenciando la falta de previsión del oficialismo.
Como si eso no bastara, el tratamiento del desafuero del diputado Fernando Españón, denunciado por abuso sexual y de autoridad, continúa en el congelador legislativo, una dilación que mancha el discurso de transparencia que intenta sostener el gobierno.
Internamente, el oficialismo atraviesa una puja de poder. Pedro Luxen, mano derecha de Vidal y exministro de Gobierno, disputa el control parlamentario con Leguizamón, quien además debe lidiar con cuestionamientos dentro de su propio partido, la Unión Cívica Radical (UCR). El sector que responde a la diputada nacional Roxana Reyes lo acusa de haber subordinado la agenda radical a los intereses del gobernador.
En ese contexto, la imagen buscó enviar un mensaje doble: cerrar filas en la cúpula del poder y recordarle a la UCR que Leguizamón aún ocupa un lugar estratégico, pese a las críticas internas.
Por fuera de la interna, el anuncio contra el TSJ suma otro capítulo a la ofensiva del Ejecutivo sobre el Poder Judicial. La propuesta de eliminar jubilaciones millonarias para jueces resonó como una bandera de justicia, pero también como una movida con fines políticos. No tardaron en llegar las reacciones: la Asociación de la Magistratura rechazó el planteo y acusó al gobierno de atentar contra la independencia judicial.
La fotografía fue, en definitiva, un intento de escenificar orden en medio del caos. Pero las grietas institucionales, la improvisación legislativa y los silencios en temas delicados siguen socavando la legitimidad del relato oficial. (www.REALPOLITIK.com.ar)
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