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El Congreso del Partido Justicialista en Zapala terminó en escándalo y profundizó la interna entre el parrillismo y el rolismo. En medio del caos, una nueva agrupación —la Corriente Peronista de Base— lanza duras críticas y llama a reconstruir desde abajo.
Lejos de mostrar unidad, el último Congreso del Partido Justicialista (PJ) de Neuquén celebrado el sábado en Zapala dejó al descubierto una crisis terminal. La pelea entre los sectores alineados con Darío Martínez y Oscar Parrilli, por un lado, y los afines al gobernador Rolando Figueroa, por otro, se tradujo en gritos, retiradas, expulsiones y una declaración de guerra política interna que desnuda el colapso de estructuras partidarias históricas.
Sin embargo, en ese contexto de descomposición, surgió una nueva voz. La Corriente Peronista de Base —con la exdiputada provincial Soledad Salaburu como figura visible— apareció como una alternativa crítica, que no se identifica ni con el parrillismo ni con el rolismo. La agrupación denunció la “ausencia de espacios de militancia de base”, “falta de democratización interna” y “opacidad en la selección de candidaturas”.
“El Congreso fue una muestra de la incapacidad del PJ neuquino para construir una oposición real al gobierno nacional de Javier Milei y al provincial de Rolando Figueroa”, señalaron en un comunicado. La Corriente también cuestionó la expulsión de militantes por haber participado en otras fuerzas políticas, algo aprobado por los 32 congresales que quedaron tras el retiro de un sector del plenario.
A diferencia del núcleo duro de la dirigencia, esta nueva corriente apuesta por una conducción colectiva, integrada por referentes de distintas localidades más allá del área metropolitana de la Confluencia. “Queremos visibilizar a compañeros invisibilizados, construir herramientas desde abajo y enfrentar las políticas de hambre y entrega”, dijeron, convocando a una reorganización del peronismo desde su base social.
La declaración lleva la firma de dirigentes como Andrés Bizzanelli, María Papy, Miguel Carignano, Eugenia Ugartemendia, entre otros. La irrupción de esta “tercera en discordia” agrega un nuevo capítulo al desmembramiento del PJ provincial y refleja un fenómeno más amplio: la desconexión entre las cúpulas partidarias y los territorios donde la política se ejerce desde la militancia cotidiana.
El PJ neuquino, hoy más cerca del colapso que de la renovación, enfrenta el desafío urgente de repensarse o resignarse a su irrelevancia. (www.REALPOLITIK.com.ar)
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