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Tras las inundaciones en Zárate, el ex policía exonerado Fernando Pieroni reapareció como rescatista animal y fue elogiado por María Becerra, pese a su historial de sanciones, causas abiertas y operaciones ilegales a través de su ONG no registrada, Planeta Vivo.
La tragedia climática que azotó recientemente a la ciudad bonaerense de Zárate trajo consigo imágenes desgarradoras, solidaridad masiva y también una postal polémica: el regreso a la escena pública del ex policía exonerado Fernando Emiliano Pieroni, hoy reconvertido en presunto rescatista animal y titular de la cuestionada Fundación Planeta Vivo.
Lo llamativo no es solo que Pieroni aparezca como referente en campañas de rescate animal cada vez que ocurre una catástrofe, como ya ocurrió en Bahía Blanca, sino que esta vez recibió un espaldarazo mediático de alto voltaje: la cantante María Becerra lo agradeció públicamente por su “increíble trabajo”, promoviendo a un personaje con un extenso historial de irregularidades, sanciones y hasta causas abiertas por violaciones ambientales y legales.
Pieroni no es nuevo en las crónicas policiales. Fue desafectado de la Policía Bonaerense en 2009 cuando prestaba servicios en la comisaría quinta de Quilmes(La Cañada), a través de la resolución firmada por la entonces Auditora General de Asuntos Internos del ministerio de Seguridad bonaerense, María Alejandra Provítola. La sanción administrativa se sustentó en los artículos 109 inciso a (abandono del servicio por más de 72 horas) y 110 inciso i (incumplimiento grave de deberes que afecten la operatividad) del decreto 3326/06.
Desde entonces, el exagente se volcó al activismo ambientalista, fundando “Planeta Vivo”, una organización que dice dedicarse al rescate de fauna silvestre y doméstica. Pero lejos de un trabajo transparente, la ONG no está registrada ante el Registro Público Único de Operadores de Fauna Silvestre, ni ante los organismos provinciales competentes, según un reciente informe del gobierno de Javier Milei realizado por la jefatura de Gabinete de la Nación.
El prontuario de Pieroni como referente ambiental está lejos de ser ejemplar. En 2023 fue sancionado con más de 850 mil pesos por la Brigada de Control Ambiental (BCA) por violar la ley 22.421 de Protección y Conservación de la Fauna Silvestre. La respuesta del “rescatista” no fue acatar la sanción, sino escrachar a los inspectores en redes sociales, prender fuego la notificación oficial en un video, y lanzar insultos que podrían constituir delitos como calumnias, injurias y apología del delito.
Ese no fue un caso aislado. Según consta en el documento elaborado por el gobierno nacional, en reiteradas oportunidades fue encontrado transportando animales sin ningún tipo de habilitación legal: un oso pardo, un mono caí y una tortuga de laguna, entre otros. Ante cada intervención oficial, redobló la apuesta con nuevas publicaciones difamatorias contra los inspectores de la BCA, incluso difundiendo datos personales de los mismos, en lo que las autoridades califican como prácticas de doxing -una forma de ciberataque e intimidación-.
Pese a no tener habilitación legal ni rendición formal de sus operaciones, la Fundación Planeta Vivo celebró acuerdos con innumerables dependencias del estado. Ha firmado convenios con el ministerio Público Fiscal de la Ciudad de Buenos Aires y recibió elogios de funcionarios locales como Fernando Zubillaga (Consejo Mixto de Turismo de Gualeguaychú), mientras actualmente acerca posiciones con el ministerio de Desarrollo Agrario de la provincia de Buenos Aires, dirigido por Javier Rodríguez, en un escandaloso acuerdo impulsado por la funcionaria Marina De Sousa.
Todo esto sucede mientras refugios legales y habilitados agonizan sin recursos y sin el mismo respaldo político ni mediático.
El componente mediático que reavivó el debate llegó en boca de una de las artistas más populares del país. María Becerra, quien rescató a seis perros tras las inundaciones en Zárate, usó sus redes sociales para agradecer a la Fundación Planeta Vivo y al policía exonerado por su trabajo. Incluso anunció la apertura de una cuenta de Instagram para gestionar adopciones.
La buena voluntad de la artista no está en duda, pero el gesto terminó legitimando a un personaje con graves antecedentes y múltiples causas abiertas. Desde organismos ambientales y refugios independientes denuncian que esta visibilidad sirve para blanquear una red de operaciones ilegales bajo el disfraz del rescate animal.
La figura de Pieroni divide aguas entre quienes lo ven como un oportunista que utiliza catástrofes para ganar pantalla, y quienes lo promueven como un “héroe anónimo”. Lo cierto es que su historial, sus sanciones, su expulsión de la fuerza y sus provocaciones públicas lo ubican más cerca del escándalo que del altruismo.
Y mientras las cámaras se encienden ante cada nueva emergencia, lo que queda sin resolver son las preguntas de fondo: ¿Cómo una ONG sin registro ni control estatal puede operar libremente? ¿Por qué se firma convenios con alguien que desacata la ley? ¿Quién se beneficia con esta fachada ambientalista?
En tiempos de viralización rápida y falta de chequeo, no alcanza con tener una buena intención. La causa animal no puede ser la excusa para amparar a personajes reciclados en héroes de cartón. (www.REALPOLITIK.com.ar)
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