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24 de mayo de 2025 | Pastillas de Colores

Memorias de batalla

Carlo Ancelotti, el fútbol y la guerra

Después de ganarlo todo con el Real Madrid, el DT italiano se muda Brasil para encarar la última gran aventura que le faltaba en su exitosa carrera: dirigir una selección de fútbol. ¿De dónde viene su capacidad de liderazgo para manejar vestuarios llenos de egos?

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por:
Juan Provéndola

Frente a nombres suntuosos como los de Pep Guardiola, Jürgen Klopp o Diego Simeone (a la fecha, el DT mejor asalariado del planeta), Carlo Ancelotti se impuso en el fútbol frenético de los capitales árabes y los clubes franquiciados por marcas multinacionales para seguir escribiendo su leyenda y la del Real Madrid en noches que quedarán para siempre. Al frente de la megaescudería blanca, el entrenador italiano logró prácticamente todo lo que se le puso por delante y talló su nombre como leyenda antes de mudarse a Brasil para vivir la última aventura que le quedaba: dirigir una selección. 

Hace exactamente un año, cuando el Madrid le ganó al Borussia Dortmund, Ancelotti estiró a cinco el récord de Champions ganadas como DT, dos más que Guardiola y Zidane, sus perseguidores. Lo mismo con la marca de más finales dirigidas en ese certamen, seis, frente a las cuatro de Alex Ferguson, Marcelo Lippi, Miguel Muñoz, Klopp y el propio Pep. Además, desde hace once años es el único DT campeón en las cinco grandes ligas de Europa (Italia, Inglaterra, Francia, España y Alemania, en ese orden cronológico). 

Pero, más allá de esas tres plusmarcas apoteósicas, el italiano (que nació en el pueblito de Reggiolo y el 10 de junio cumplirá 66 años, la mitad de ellos en el banquillo) acumula en su carrera otra importante cantidad de hitos futbolísticos de gran relevancia que no todos recuerdan en el fragor de la Big Data de estricta inmediatez pero poca utilidad histórica (¿a quién le importa cuántos tiros de esquina ejecuta un equipo por partido?). 

Como jugador se inició en los 70’ en el Parma, hasta que a finales de esa década es transferido a la Roma y consigue sus primeras horas de gloria: el equipo de la capital gana el Scudetto de 1983 y cuatro de las siete Copas de Italia que se juegan entre 1980 y 1986. Ahí lo dirigieron acaso sus dos primeras grandes influencias como DT: los suecos Nils Liedholm, subcampeón del mundo en 1958, y Sven-Göran Eriksson.

Esa performance lo volvió seductor a los ojos Silvio Berlusconi, quien había tomado el Milan en 1986 y estaba armando un equipo para disputarle el atractivo al Napoli de Diego Maradona. Mediocampista laborioso y cerebral, Ancelotti supo ser orgánico a un equipo que hizo historia de la mano de los holandeses Marco Van Basten, Rudd Gullit y Frank Rijkaard con dos Copas de Europa, dos Intercontinentales y dos Scudettos. Fue, probablemente, el primer club que logró despertar fanatismos en todo el planeta gracias a su acumulación de títulos rutilantes en los inicios de la globalización post Muro de Berlín.   

En 1992, y después de complicadas lesiones en las rodillas, Carlo decide retirarse como futbolista y durante tres años reporta a las órdenes de su gran mentor en el banquillo, Arrigo Sacchi. El Gran DT de aquel Milan hipercampeón había desembarcado en la selección italiana con un inicio dispar (no clasificó a la Eurocopa 1992, por ejemplo), aunque luego escaló hasta la final del Mundial Estados Unidos 1994, donde pierde por penales ante Brasil con Ancelotti como ayudante de campo.

En todo ese período de Sacchi al frente de Italia, Carletto cumplió un rol sensible: era la intermediación cotidiana entre el entrenador y sus convocados. Carlo tenía treintaypico de años, no muchas más que los jugadores, pero esa experiencia le sirvió para modelar una forma de vincularse con el plantel que luego le daría sus frutos en vestuarios de los más pesados del fútbol europeo. 

La primera muestra de ello tardó ocho años en llegar desde su debut como DT, en el Reggiana de segunda división y el Parma, pasos previo al Milan extasiante de 2003 y 2004: en doce meses ganaría la Champions League, la Supercopa de Europa, la Copa Italia, el Scudetto y la Supercopa Italiana. En diciembre del 2003, el Boca de otro Carlos de ascendencia italiana, Bianchi, lo despojó en Tokyo del único título que no pudo ganar en esa saga: la Intercontinental. 

Su estancia en el Milan como entrenador surcó toda la década de los 2000 e incluyó otra final internacional amarga: en 2005 perdió de manera increíble con el Liverpool en Estambul después de estar 3-0 hasta los diez minutos del segundo tiempo gracias a dos goles de Hernán Crespo. Tanto del Liverpool como de Boca se vengaría en 2007: a uno le ganó la final de la Champions en Atenas y al otro la Intercontinental en Yokohama, en Japón. Del que jamás se pudo tomar revancha es de Bianchi, único DT con el que tiene saldo negativo en finales planetarias. 

En lo sucesivo, Carletto inició un periplo por Inglaterra y Francia, donde tuvo a su cargo equipos de fuerte financiamiento que no pudo encausar en el plano europeo. Lo mismo le sucedería más adelante en Alemania. De todos modos, allí inició una saga que lo convertiría en el único entrenador campeón de las cinco ligas más importantes del continente. 

Al Chelsea, el PSG y el Bayern Munich se les suma el club que lo reinventó: el Real Madrid. En su primera etapa le dio al Real su décima Champions, una final infartante en la que el Club Atlético de Madrid del "Cholo" Simeone lo tuvo 0-1 hasta los 48 minutos del segundo tiempo (terminaría 4-1 en el suplementario). Fue la base del Madrid que brillaría con Zinedine Zidane en el banquillo mientras Ancelotti deambulaba por Alemania, el Everton de Liverpool o el Napoli, la casa de Diego, el jugador que más admiró en su vida.

Su segunda era en La Casa Blanca sería la histórica y definitiva con performances que difícilmente puedan ser equiparadas en el fútbol moderno. No solo por la friolera de títulos que acumuló en esta nueva etapa, (dos ligas españoles, una Copa del Rey, dos Champions, un Mundial de Clubes), sino por su pulso para manejar a jugadores con egos desbordantes. Tal como antes ya había hecho con Zidane, Maldini, Pirlo, Ibrahimovic, Kaká, Ronaldo, Ronaldinho y Cristiano Ronaldo, ahora lo lograba con Tony Kross, Luca Modric y Vinicius Jr mientras aguarda el inminente arribo a Madrid de Kylian Mbappé. 

Su gran habilidad (exactamente la misma que tendrá que aplicar ahora en el alicaído vestuario de la Selección de Brasil) está expresada en el título de su biografía “Liderazgo tranquilo”. Aunque la principal influencia de esta virtud parece venir de mucho antes del fútbol: “Heredé la calma de mi padre, que peleó en la Segunda Guerra Mundial en el frente de Grecia, los alemanes lo tomaron prisionero… y sobrevivió”. (www.REALPOLITIK.com.ar)


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