Unidad: Diego Santilli y Cristian Ritondo, el Caballo de Troya de Javier Milei

La política argentina rara vez da señales claras. Pero cuando Javier Milei y Mauricio Macri anuncian, casi en simultáneo, una eventual alianza entre La Libertad Avanza (LLA) y el Pro, lo que parece un acuerdo estratégico podría esconder una maniobra de fagocitación silenciosa. En el epicentro de la operación: Diego Santilli y Cristian Ritondo, dos viejos armadores del macrismo bonaerense que hoy se muestran cada vez más cómodos en el universo libertario.

La jugada se anunció en voz baja, pero con pasos firmes. Karina Milei y Sebastián Pareja, operadores clave del oficialismo, ya confirmaron reuniones esta semana con Santilli y Ritondo para cerrar los detalles del desembarco de amarillos en la estructura de LLA en la provincia de Buenos Aires. El dato no es menor: Mauricio Macri está fuera del país, tal vez para no tener que poner la cara ante la descomposición final de su armado político.

La traición en tiempo real

Las celebraciones del 25 de mayo dejaron expuesta la tensión: Milei evitó saludar a Jorge Macri, jefe de Gobierno porteño y primo del expresidente. “Roma no paga traidores”, dijo el presidente en un claro mensaje de desprecio hacia quien representa el último bastión institucional del Pro. En paralelo, anunciaba que LLA y el Pro irán “juntos” en provincia. ¿Contradicción? Todo pareciera indicar que es, más bien, estrategia pura.

Diego Santilli y Cristian Ritondo junto a Javier y Karina Milei, pensando el futuro de la provincia de Buenos Aires.

Mientras Macri se regocija una alianza formal, Milei busca absorber al Pro como si fuera una franquicia en liquidación. La diferencia no es semántica: en Balcarce 50 descartan cualquier construcción de frentes. En cambio, apuestan a sumar nombres -no estructuras- y a secar al macrismo desde adentro. A los efectos prácticos: se llevan los candidatos, los recursos y el electorado, pero dejan el cascarón.

Y en ese operativo, Santilli y Ritondo son piezas clave. Lejos de resistir, se muestran dispuestos a dar el salto. El primero, herido tras su derrota electoral; el segundo, marginado en la interna nacional del Pro. Ambos ven en LLA la oportunidad de reciclarse políticamente sin pagar los costos de una ruptura explícita. No es lealtad, es supervivencia.

¿El fin del Pro?

¿Por qué adelantar la jugada antes de cualquier negociación formal? ¿Por qué ceder posiciones cuando las encuestas muestran a los libertarios con abrumadoras chances de superar al Pro en soledad? La única respuesta lógica es que Milei no está pactando: está infiltrando. Un caballo de Troya de LLA se prepara para reventar el frágil equilibrio de la oposición macrista desde adentro.

En este escenario, cabe preguntarse: ¿Cómo evitará Macri que sus propios hombres terminen jugando para el presidente que lo desprecia? ¿Qué fuerza real le queda para retenerlos? Todo indica que no podrá. Como en un lento proceso de descomposición, el Pro se encamina a ser absorbido sin disparar un solo tiro. Las fotos de unidad serán, en los hechos, un certificado de defunción.

Milei ya se relame con la posibilidad de presentar boletas propias, con sello libertario, pero con dirigentes macristas reciclados. Para septiembre -cuando se disputen las elecciones locales- se permitirá la existencia de frentes amplios. Pero en octubre, durante las nacionales, la marca será una sola: La Libertad Avanza.

El territorio como trofeo

La provincia de Buenos Aires es el principal botín. Allí, la figura de Sebastián Pareja, desgastada por denuncias y un armado deshilachado, será reemplazada por alguien con más llegada y estructura. Santilli y Ritondo ya suenan como reemplazos posibles. Si eso se confirma, será el primer paso hacia la disolución del Pro bonaerense tal como lo conocemos.

Javier Milei, Mauricio Macri y Patricia Bullrich, en uno de los tantos intentos fallidos de armar una coalición de gobierno.

El acto pendiente de Milei en el conurbano, previsto para fines de junio, será la foto final de este proceso: la bienvenida oficial de Santilli a “las fuerzas del cielo”. En paralelo, Patricia Bullrich se encamina a encabezar la boleta senatorial libertaria, lo que podría dejar al Pro sin representación en el Senado de la Nación Argentina.

Milei no oculta sus intenciones. Ya lo dijo: “El que mide es el que lidera”. En su lógica, no hay lugar para sellos débiles ni estructuras vetustas. Quien quiera sobrevivir, deberá hacerlo bajo su ala. Y el Pro -sin estrategia, sin conducción y sin poder- ya parece haber aceptado ese destino. (www.REALPOLITIK.com.ar)

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