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Diego Maradona, descendiente de un esclavo afrodescendiente que luchó por la independencia junto a José de San Martín, está unido por la historia y la pasión futbolera con la República de Annobón, una isla africana que también formó parte del Virreinato del Río de la Plata y donde el fútbol es una religión.
Parece imposible que exista un hilo que conecte a Diego Armando Maradona —el ídolo futbolístico más grande de todos los tiempos— con una pequeña y aislada isla africana perdida en el Golfo de Biafra que ahora reclama ayuda al gobierno de Javier Milei por ser víctima de un silencioso genocidio. Pero lo hay. Es un vínculo profundo, cargado de historia, esclavitud, independencia y fútbol. Un vínculo que atraviesa océanos, siglos y generaciones: el increíble lazo entre Maradona y la República de Annobón.
En 2022, una investigación llevada a cabo por el genealogista argentino Guillermo Kemel Collado Madcur reveló un dato que sorprendió al mundo: Diego Maradona era afrodescendiente. Su ancestro directo era Luiz Maradona, un hombre esclavizado en San Juan durante el siglo XIX, propiedad de una familia de apellido Maradona, que le dio su apellido como era costumbre de la época.
Luiz, además de esclavo, era violinista. Pero su vida cambió cuando fue reclutado por el Ejército de los Andes, liderado por José de San Martín. Luchó por la independencia de América del Sur y, como muchos esclavos enrolados, ganó su libertad por sus servicios a la patria.
De Luiz Maradona descendió una familia que se radicó en Corrientes. Allí nacería tiempo después don Diego Maradona, el padre del astro, cerrando un recorrido histórico que une la esclavitud, la independencia y el fútbol.
La conexión con África no termina en la raíz esclava. Los registros de la época señalan que la inmensa mayoría de los esclavos traídos al Virreinato del Río de la Plata provenían de Angola y el Congo, como el caso de Maradona. Por aquel entonces, Annobón no era solo el eje desde el cual se organizaba ese tráfico esclavista promovido por España a los puertos de Buenos Aires y Montevideo, que aprovechaba las corrientes marinas de ese enclave insular. Annobón es, además, una isla habitada por esos mismos descendientes de esclavos, lo que hace probable que estos ancestros hayan desfilado destinos comunes.
Annobón formó parte del Virreinato del Río de la Plata, como parte de las colonias africanas que España administró en el Atlántico Sur. Es decir, la isla de la que pudieron haber partido hombres y mujeres esclavizados que luego lucharían por la libertad en América, como Luiz Maradona.
Hoy, los habitantes de la República de Annobón denuncian violaciones sistemáticas a los derechos humanos por parte del régimen de Teodoro Obiang Nguema Mbasogo en Guinea Ecuatorial, donde funciona la dictadura más longeva y salvaje del planeta. Pero increíblemente esa lucha por la libertad tiene ecos del mismo espíritu que inspiró a Luiz a cruzar los Andes.
En la isla de Annobón, el fútbol es —o fue— una pasión colectiva. Equipos como Duma Duma o Mamavida (que significa “sufrimiento” en la lengua local Fa D'Ambo) reunían a todo el pueblo en partidos inolvidables jugados al borde del mar. Pero como todo lo que el régimen tocó, el fútbol también fue silenciado por la represión.
Sin embargo, antes de la catástrofe, durante los años 70’, Duma Duma llegó a participar de la Primera División de la Federación Ecuatoguineana de Fútbol (FEGUIFUT). Tal y como lo detalló el medio argentino News Digitales, entre sus jugadores, brillaba Lunë Alfaro, un habilidoso mediocampista con un buen despliegue ofensivo y llegada al área rival. Consultado por este medio, un annobonés que llegó a conocerlo afirmó con romanticismo: "Lune tenía una habilidad y una contextura física muy parecida a la de Maradona".
No deja de ser poético que el ídolo máximo del fútbol mundial tenga vínculos históricos con el mismo pueblo que hoy sufre el atropello de una dictadura que le teme a la libertad, incluso cuando se expresa en un partido de fútbol.
En los registros coloniales no se puede determinar con exactitud si Luiz Maradona vino de Angola, del Congo o incluso de Annobón, pero la conexión está en el linaje, en la historia común de desarraigo y lucha, y en esa pasión por el fútbol que hoy late tanto en el pueblo argentino como en la diáspora africana.
Maradona, el que jugaba por los que no tenían voz, el que entendía la pelota como una forma de justicia y de revancha social, también era hijo de esa África oprimida, la misma que hoy grita por libertad desde una isla olvidada.
Ese niño de Fiorito, con sangre guaraní, con historia afro, y con alma universal, podría ser también, simbólicamente, un hijo de Annobón. (www.REALPOLITIK.com.ar)
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