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1 de junio de 2025 | Internacionales

Juan Ignacio Roccatagliata

Annobón: Quién es el embajador enviado por Javier Milei para negociar con la dictadura de Obiang

En una maniobra diplomática secreta que terminó siendo revelada por la propia dictadura de Guinea Ecuatorial, el embajador argentino Juan Ignacio Roccatagliata expresó el respaldo del gobierno de Javier Milei al régimen de Obiang, avalando el genocidio en la isla de Annobón.

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por:
Santiago Sautel

En medio del silencio oficial argentino sobre las violaciones a los derechos humanos en la isla africana de Annobón, una inesperada filtración sacudió el tablero diplomático: fue la propia dictadura de Teodoro Obiang Nguema Mbasogo —el presidente más longevo del mundo— la que reveló, vía Twitter, que el embajador argentino Juan Ignacio Roccatagliata se reunió con Miguel Ntutumu Evuna Andeme, un representante del régimen de Guinea Ecuatorial, en una dependencia diplomática de Etiopía para entregarle una "nota verbal" que prometía complicidad ante el genocidio annobonés.

“La visita del embajador #Juan Ignacio #Roccatagliata es el testimonio del firme compromiso de la República Argentina de seguir fortaleciendo las excelentes relaciones de amistad con Guinea Ecuatorial”, publicó la embajada ecuatoguineana en Etiopía en su cuenta oficial, celebrando el alineamiento argentino con el sangriento régimen de Malabo. Luego del polémico encuentro y la catarata de críticas, el embajador argentino eliminó su cuenta de Twitter.

El pacto silencioso… revelado por la dictadura

Según describieron medios estatales de Guinea Ecuatorial, el embajador Roccatagliata entregó una comunicación oficial del gobierno argentino que, en nombre de Javier Milei, repudia las reivindicaciones del sufrido pueblo annobonés y reafirma el apoyo de la Argentina a la continuidad del sistema imperante en Guinea Ecuatorial. Con esa maniobra, la administración libertaria intentó tomar distancia del acercamiento de sectores de la política argentina para con el gobierno de Orlando Cartagena Lagar, primer ministro de la República de Annobón.


Tras la catarata de críticas, Juan Ignacio Roccatagliata borró su cuenta de Twitter.

El gesto argentino buscaba desactivar cualquier conflicto diplomático con la dictadura. Pero lo que pretendía ser una operación silenciosa se volvió boomerang: el sangiento régimen africano, en un claro intento propagandístico, decidió difundir la información como un triunfo político, ridiculizando al movimiento de reivindicación annobonés y celebrando la “amistad con la Argentina”.

¿Quién es Juan Ignacio Roccatagliata?

El diplomático enviado por Milei para negociar el silencio ante el genocidio perpetrado en Annobón no es un improvisado. Nacido en Buenos Aires en 1977, Roccatagliata lleva décadas desempeñando funciones en el ministerio de Relaciones Exteriores, Comercio Internacional y Culto y es lo que, según la verborragia libertaria, se conoce como un cuadro de la más rancia casta política. Desde diciembre de 2024 es embajador argentino en Etiopía, pero antes se desempeñó como director de cooperación multilateral y fue parte de las delegaciones en el G20, el Mercosur, las Naciones Unidas y la Organización de los Estados Americanos (OEA). Tiene una larga experiencia en relaciones con regímenes duros en Asia, Oceanía y África. Su especialización en cooperación Sur-Sur lo llevó a negociar con actores clave del hemisferio global más empobrecido


Algunos de los cuadros exhibidos en la página oficial de Juan Ignacio Roccatagliata.

Como contracara, además de negociar con dictaduras, Roccatagliata es artista visual. Pintor, fotógrafo y dibujante, ha descrito su obra como un ejercicio simbólico y emocional influenciado por el arte urbano y la arquitectura. Su biografía oficial lo presenta como un creador que se inspira tanto en Canaletto como en artistas contemporáneos como Philip Barlow o Eugene Lushpin. Esa presunta sensibilidad artística convive con su costado más pragmático, el de un funcionario que, en nombre del gobierno de turno, se sienta con representantes de regímenes autoritarios a negociar el negacionismo de un gravísimo genocidio y uno de los casos de descolonización más dantescos de la actualidad.

Silencio a cambio de silencio 

La maniobra diplomática tiene una contracara extorsiva: el agradecimiento argentino al dictador Obiang por su “apoyo histórico” a la causa de las Islas Malvinas. Así lo indica el comunicado difundido por InfoAnnobón, medio estatal guineano creado hace algunos meses, donde se consigna que la Cancillería argentina reafirmó la “excelente relación” con Guinea Ecuatorial, sin cuestionar las recientes denuncias de tortura, secuestros y represión en la isla de Annobón, de la que se vienen haciendo eco innumerables organizaciones de derechos humanos.

La filtración incomodó al entorno de Milei, que busca alinearse con potencias occidentales pero, en los hechos, mantiene relaciones con autocracias africanas sin importar condiciones mínimas de respeto a los derechos humanos.

Annobón, el silencio que incomoda

Desde mediados de 2024, la isla de Annobón se encuentra bajo un férreo control militar tras una ola de protestas por la explotación minera, la contaminación y la destrucción ambiental que han constituido la gota que revalsó el vaso de una extensa historia de impunidad, dejado a la isla incomunicada, sin teléfono ni internet. Varios annoboneses han sido secuestrados y trasladados forzosamente a la capital sin garantías judiciales, y el régimen de Obiang ha iniciado una campaña de persecución contra quienes denuncian los abusos.

Entre los secuestrados se encuentran, paradójicamente, tres artistas: dos cantantes y el reconocido poeta Hermelindo León Laurel. La causa por estos vejámenes se encuentra, actualmente, cursando en Naciones Unidas.

En ese contexto, la reunión entre Roccatagliata y el enviado de Obiang —filtrada por la propia dictadura— deja expuesto el desinterés del gobierno argentino por los derechos humanos en Annobón y revela una política exterior dispuesta a mirar hacia otro lado mientras se consolida una dictadura que lleva más de cuatro décadas condicionando las libertades individuales a punta de pistola.

Al darle la espalda al reclamo annobonés, Javier Milei y el embajador que reporta a Gerardo Werthein no sólo avalan al régimen de Obiang, sino que se alejan de los principios liberales que dicen defender. Y, en lugar de sostener una posición de neutralidad activa o promover el diálogo, eligieron el camino de la sumisión diplomática, en un intento inentendible por evitar roces innecesarios con un régimen señalado por torturas, represión y censura.

La dictadura guineana, por su parte, no tardó en capitalizar ese gesto, dejando en evidencia que, en el tablero internacional, quien controla el relato -y quizás, por qué no, la billetera- tiene siempre la última palabra. (www.REALPOLITIK.com.ar)


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