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Aunque se presentan como emprendimientos ideológicamente opuestos, Blender Media y Carajo SA comparten los mismos socios, domicilio, objeto social y estructura legal, revelando que detrás del relato político hay un único negocio.
A simple vista, Blender Media SA y Carajo SA se presentan como dos emprendimientos opuestos en lo ideológico. La primera está asociada a contenidos progresistas y vinculada al universo cultural afín al kirchnerismo; la segunda, promocionada por sectores libertarios, aparece ligada al ecosistema mediático que apoya al gobierno de Javier Milei. Sin embargo, una revisión detallada de sus estatutos revela que estas dos empresas tienen mucho más en común de lo que sus públicos podrían imaginar.
Tanto Blender Media como Carajo fueron constituidas con diferencia de apenas un número de escritura pública: la primera bajo la escritura 33 y la segunda con la 32, ambas firmadas el 22 de marzo de 2024 y registradas en el Registro 1340 de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires. Esto implica que militantes de Javier Milei y de Cristina Fernández de Kirchner asistieron, en simultáneo, al mismo estudio jurídico para rubricar las firmas.
La sede social de ambas es exactamente la misma: Ortiz de Ocampo 3302, módulo 3, 1º piso, oficina 7, en la Ciudad de Buenos Aires. Una dirección que aloja dos proyectos “enemigos” en la narrativa política, pero hermanados en lo legal y comercial.
El presidente de ambas sociedades es un empresario nacido en 1992, con domicilio en Godoy Cruz, CABA. Lo acompaña como director suplente Diego Sebastián Abatecola, domiciliado en Garay, también en CABA. Estos dos nombres se repiten en ambas estructuras societarias, en una con el acompañamiento de Iván Liska (Blender) y en la otra con Daniel Parisini (Carajo).
Las similitudes se dan también entre otro socio común de ambas empresas: Augusto Marini, CEO del holding CaleGroup, recientemente expuesto por este medio por cobrar una pauta de 108 millones de pesos por parte de la Defensoría del Pueblo de la provincia de Buenos Aires del gobierno de Axel Kicillof. Marini es, además, pareja de la cuestionada influencer Angie Landaburu, exesposa de Tomás Eurnekián (31), sobrino nieto del megaempresario Eduardo Eurnekián, padrino del presidente Javier Milei.
Pero eso no es todo: otros dos de los socios centrales del entremado, tanto de Blender como de Carajo, han sabido vivir de la teta del estado durante años.
En el caso de Blender, Iván Liska es un viejo conocido de los medios de comunicación. Según se desprende de su cuenta de LinkedIn, desde septiembre del 2011 a agosto del 2021, ha sabido acompañar a las últimas gestiones nacionales desde la jefatura de Gabinete de Ministros de la Nación, sin importar banderas políticas y acomodándose en el área de Comunicación con presidentes tan dispares como Cristina Fernández de Kirchner, Mauricio Macri y hasta el propio Alberto Fernández.
En el caso de Carajo, Daniel Parisini, más conocido como “Gordo Dan”, viene de cobrar un contrato en el ministerio de Salud de Argentina entre junio de 2019 y septiembre del 2023.
Ambas sociedades tienen exactamente el mismo objeto social. Desde la producción audiovisual para televisión, radio y plataformas digitales, hasta la edición discográfica, la representación de artistas, la organización de eventos, y la explotación publicitaria en múltiples formatos. Todo calcado, artículo por artículo.
También es idéntico el capital social: 30 millones de pesos, dividido en 3 millones de acciones con igual valor nominal y derecho a un voto por acción. La única diferencia es el porcentaje de acciones que cada socio suscribió en cada empresa.
Pero las coincidencias no terminan en los nombres, domicilios o actividades. También comparten el mismo estudio jurídico: ambas escrituras fueron autorizadas por la escribana María Marcela Olazabal, del mismo tomo y folio del Colegio Público de la Abogacía de la Capital Federal.
Este espejo empresarial llama la atención porque desmonta la idea de que se trata de dos proyectos completamente en pugna. Más bien, parecen dos marcas de un mismo entramado societario, diseñadas por agentes allegados al poder para captar públicos distintos sin alterar la lógica del negocio.
Lo cierto es que detrás de la narrativa, las ideologías y las campañas, Blender y Carajo son, en los papeles, la misma empresa que alardean, en la práctica, de distintas posiciones políticas. En suma, libertarios y kirchneristas unidos por el dinero. (www.REALPOLITIK.com.ar)
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