¿Cristina va presa?

¿Reaccionará el panperonismo o respirará aliviado por la proscripción de quien ha venido poniendo al movimiento al borde de las cuerdas, subordinando sus estrategias al devenir de su propio destino judicial? ¿O, por el contrario, reaccionará con furia, implementando toda clase de acciones de resistencia, desde movilizaciones a paros generales y escraches de los involucrados en la toma de esta decisión?

Mirado desde la vereda de en frente, es posible preguntarse si el eventual encarcelamiento de Cristina Fernández de Kirchner y la prohibición de ejercicio de cargos públicos llevará arena al molino de la derecha. ¿Javier Milei quedará en la historia como el presidente que la encarceló –aunque, con justicia, ese mérito le corresponde a Mauricio Macri y a algunos de los directivos de las empresas más importantes de la Argentina- y, como tal, recibirá una premiación electoral masiva? ¿O la condena de Cristina no agitará las aguas ni redundará en incremento alguno de su capital político?

Lo que sí parece quedar en claro es la estrategia que desarrollará la expresidenta en caso de perder su libertad. En la reunión de este lunes en el Partido Justicialista los dardos de su discurso, además de a la Justicia y a sus enemigos de la derecha política, se orientaron –una vez más- hacia Axel Kicillof. Y es que Cristina parece querer profundizar una estrategia suicida, tratando de capitalizar políticamente su detención, para reclamar todo el liderazgo del peronismo para ella y La Campora, presentando listas separadas para las elecciones provinciales de las que apoyan al gobernador para demostrar quién es el dueño de los votos en la interna.

No es nuevo que Cristina sea más dura con los propios que con los ajenos y ayer volvió a sentirlo Kicillof cuando fue recibido con cánticos agraviantes en el PJ por La Cámpora. A tal punto parece querer cortarse sola que suenan los nombres de Máximo Kirchner o de Mayra Mendoza para reemplazarla en la candidatura a diputado provincial de la Tercera Sección Electoral en su reemplazo. Esta movida se acompañaría de una fuerte presión sobre el electorado panperonista para abandonar el abúlico abstencionismo que ha demostrado a las urnas y concurrir a las urnas, para convertir a los comicios en un plebiscito sobre la lideresa encarcelada.

Sin embargo, más allá de los propios, la sanción judicial sobre Cristina no parece encontrar resistencia en la mayoría de los argentinos. Las encuestas demuestran que más del 65 por ciento está a favor, menos de un 30 por ciento en contra y apenas un porcentaje mínimo no tiene opinión. Entre los votantes de La Libertad Avanza y el Pro la condena es prácticamente unánime, pero hay un 10 por cienti de “kirchneristas” que no ve mal su encarcelamiento. Llamativamente la izquierda confía más en la inocencia de Cristina que los “peronistas”. Claro está: ellos han sido sus principales víctimas.

En este clima social y político es que el presidente de la Corte Suprema de Justicia de la Nación, Horacio Rosatti, convocó a sus pares para este martes a las 16 hs. para tratar de poner punto final a la expectativa. Todo apunta a que, finalmente, habrá una decisión contundente y, si no es hoy, sucederá en los próximos días.  

De este modo, parece abrirse un nuevo escenario político viscoso en la Argentina. La expectativa es enorme. ¿Se tratará de un salto al vacío o de una decisión razonada, después de haberse preparado el clima social adecuado durante años?

A no desesperar. Falta muy poco para empezar a transitarlo. (www.REALPOLITIK.com.ar)

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