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Mientras el gobierno de Javier Milei agita fantasmas de seguridad nacional, un sector de la SIDE maniobra por fuera del comando tripartito para establecer una estructura clandestina en Paraguay. El financiamiento del FBI, las internas con Homeland Security, el rol de Jaime Stiuso y el negocio de Scatturice en el corazón del espionaje argentino.
En medio de la polémica por el desembarco de espías libertarios en Paraguay, fuentes con acceso directo a los organismos de inteligencia confirmaron a REALPOLITIK que un sector de la Secretaría de Inteligencia del Estado (SIDE) trabaja para montar una estructura clandestina en la zona de la triple frontera -entre Argentina, Paraguay y Brasil- financiada con fondos del FBI norteamericano.
Se trataría de una operación paralela al comando tripartito, el organismo de cooperación formal entre los tres países para combatir el crimen transnacional. Sin embargo, esta maniobra se gesta por afuera, de espaldas a la coordinación oficial, y con apoyo financiero de una de las agencias más poderosas del gobierno estadounidense.
La idea: aprovechar los fondos norteamericanos vinculados a la lucha antiterrorista para crear una red operativa propia de la SIDE en territorio extranjero, una estructura encubierta que el gobierno argentino niega, pero que actores clave del espionaje ya dan por iniciada. "Están haciendo operaciones con la plata del FBI", resume una fuente del sector.
La iniciativa es llevada adelante a través de la Agencia de Seguridad Nacional (ASN), un organismo desconcentrado de la SIDE, cuyo director es Alejandro Pablo Cecati. A raíz de ello, su jefe de Gabinete, Ignacio “Nacho” Jiménez, es denunciado en Paraguay por maniobras ilegales.
“Desde la Bicameral estamos trabajando para convocar a Cecati y su segundo por este tema. Queremos que dé explicaciones. Santiago Peña y Lula da Silva ya dijeron que no participan de estas tareas, ellos no van a permitir que esto prospere porque está fuera del marco legal del comando tripartito. Es una operación de la SIDE, se cagaron en todo”, deslizó a este medio una fuente legislativa consultada por este medio.
El contexto no es menor: dentro del ecosistema de inteligencia estadounidense hay fuertes internas. Homeland Security (DHS) no le habla al FBI y desconfía abiertamente de las redes de financiamiento cruzado. Aun así, desde Buenos Aires se pretende “jugar a la guerra sin tener atribuciones”, como deslizó un funcionario que conoce los movimientos.
La avanzada clandestina en la triple frontera es parte de una guerra fría que sacude a la SIDE versión Milei. La figura del histórico espía Antonio "Jaime" Stiuso sigue pesando como una sombra sobre los servicios. Según fuentes internas, su círculo opera para limar la credibilidad del gobierno libertario y conserva resortes de poder que hoy se activan detrás de escena.
En ese entramado aparece el nombre de Ignacio “Nacho” Jiménez, como mencionamos, segundo en la Agencia Nacional de Seguridad (ASN), un área clave del espionaje interno. Jiménez —dueño del restaurante Il Ombú, señalado como “base operativa paralela”— habría organizado reuniones con comisarios paraguayos por fuera de los canales diplomáticos oficiales. Según denunció la diputada Lourdes Arrieta ante la bicameral de Inteligencia, estas maniobras son parte de un esquema oscuro que involucra tráfico de influencias, vínculos con el narcotráfico y posibles inversiones con dinero no declarado.
Jiménez, además, responde a Santiago Caputo —el hombre fuerte de la Casa Rosada— y es socio de la esposa del ministro de Seguridad porteño, Waldo Wolff, en otro restaurante del circuito gourmet-espía.
Por otro lado, la diputada involucró a Sergio Neiffert, Cecati y Jiménez con una red integrada por el comisario especializado en antisecuestros, Nimio Cardozo. De esas relaciones, Arrieta especula que puedan haber surgido los bolsos que el exsenador Edgardo Kueider intentó ingresar a Paraguay. El exlegislador había sido propuesto por Caputo para presidir la bicameral de Inteligencia.
Pero la pata operativa no termina allí. A la estructura paralela se le suma el músculo financiero y político de Leonardo Scatturice, empresario radicado en Miami, con un historial oscuro en el espionaje local y nexos directos con el trumpismo. Su consultora, Tactic Global LLC, firmó un contrato con la SIDE para actuar como “enlace estratégico” con Washington por 10 mil dólares mensuales.
El contrato —descubierto por el sistema FARA del Departamento de Justicia estadounidense— no pasó por licitación, no fue aprobado por ministerio de Relaciones Exteriores y Culto, que conduce Gerardo Werthein, y apunta a tareas que corresponden a la embajada de Argentina en Estados Unidos. En paralelo, Scatturice compró la aerolínea Flybondi mediante la empresa OCP Tech SA, que también firmó contratos millonarios con la Administración Nacional de la Seguridad Social (ANSES) y otras agencias del estado, en lo que ya se denomina el “Circuito Lázaro Báez Libertario”.
El jet privado del empresario, que en febrero trajo a la Argentina a la dirigente conservadora Laura Arrieta con una decena de valijas que no pasaron por controles aduaneros, fue eje de una investigación de la Procuraduría de Investigaciones Administrativas (PIA). Según el informe, hubo una “orden de arriba” para liberar el equipaje sin escaneo. Una de las hipótesis más firmes: esas valijas contenían recursos, hardware y dispositivos destinados a montar una SIDE paralela con base operativa en la triple frontera.
La lógica de los espías libertarios recuerda a los tiempos más oscuros de la inteligencia criolla. El jefe formal de la SIDE, Sergio Neiffert, intenta contener la crisis, mientras la interna entre caputistas, stiusistas y operadores de vieja data amenaza con dejar al descubierto una red que mezcla negocios personales, lobby internacional y operaciones encubiertas sin control institucional.
El intento de montar una “Mini CIA libertaria” en la región más sensible del cono sur, financiada con fondos antiterroristas del FBI, encendió todas las alarmas. Pero por ahora, el Congreso de la Nación Argentina guarda silencio, el presidente se desentiende, y el país, una vez más, vuelve a jugar con fuego en la frontera. (www.REALPOLITIK.com.ar)
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