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17 de julio de 2025 | Provincia

Organismo Provincial de Niñez y Adolescencia

Tras el histórico motín, el OPNyA implosiona y evidencia su crisis más profunda

Tras el motín más grave en los institutos de menores y bajo la cuestionada conducción de Andrés Larroque, el OPNyA enfrenta una crisis marcada por renuncias, colapso operativo y designaciones polémicas que exponen la improvisación y el fracaso del sistema.

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Tras el motín más grave en la historia reciente de los institutos de menores bonaerenses -que dejó varios heridos, secuelas psicológicas y una ola de renuncias-, el Organismo Provincial de Niñez y Adolescencia (OPNyA) que depende de Andrés Larroque enfrenta ahora el desborde del “día después”. El panorama es alarmante: improvisación, negligencia y una ceguera política que se niega a reconocer el rotundo fracaso del sistema.

En el centro de las críticas aparecen los principales responsables del área: los directores Juan Rebairols y Claudio “Momia” Otero, y el subsecretario Pablo Lachener. Todos insisten en imponer una modalidad de trabajo desgastada y sin resultados, cuya “nave insignia” es el cuestionado centro de contención de Pablo Nogués. Allí, el desprecio por los consejos del personal con más experiencia y la obstinación por mantener una estructura fallida parecen ser la regla.

Los efectos colaterales de las maniobras avaladas por la gestión de Axel Kicillof son evidentes. Un mensaje interno desesperado, dirigido a todos los centros del sistema, implora cubrir vacantes mediante horas extras, dejando al descubierto una crisis sin precedentes. “La necesidad tiene cara de hereje”, repiten entre los trabajadores, pero advierten que si lo que se pone en juego es la vida o la integridad física y emocional, las prioridades cambian.

Los empleados del centro de Nogués, convencidos de haber hecho su mejor esfuerzo, ahora enfrentan las consecuencias invisibles del encierro institucional: el desgaste psicológico profundo, que solo podrá medirse en el mediano y largo plazo. Por lo pronto, el llamado casi suplicante para “emparchar” los baches operativos habla por sí solo.

A esto se suma una decisión que ha generado una fuerte indignación dentro del personal del organismo: la apertura de un nuevo centro de contención en calle 1 entre 35 y 36 de la ciudad de La Plata, con capacidad para diez menores. Uno de los nombres que sonó para asumir es el de Sebastian Loffredo, funcionario que fue desplazado de su rol a principios de este mismo año bajo fuertes sospechas de irregularidades. La acusación no fue menor: el propio Rebairols lo cuestionó públicamente en una asamblea ante el personal del centro de menores de Lomas de Zamora.

En medio del colapso, el sistema intenta mantenerse a flote a fuerza de improvisaciones, parches y silencios. Pero mientras los funcionarios ensayan explicaciones -cuando no directamente maquillan la realidad-, el personal del OPNyA siente que toca la misma música de siempre… sobre la cubierta del Titanic. (www.REALPOLITIK.com.ar)


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