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Sandra Campos, directora de la consultora Masa Madre y del Instituto de la Nueva Edad de la Fundación Pro Humanae Vitae, conversó con RADIO REALPOLITIK FM sobre el impacto del cambio demográfico en el mercado laboral y la necesidad urgente de repensar el rol de las personas mayores en la sociedad y en las organizaciones.
“Cuando hablamos de economía plateada, nos referimos al sector de la economía que atiende las necesidades y deseos de las personas a partir de los cincuenta años. Es la etapa vital más larga, puede durar cuatro décadas, y sin embargo es una franja que históricamente fue descartada del mercado laboral”, explicó Sandra Campos. Y advirtió: “Se pierde muchísimo capital intelectual cuando se margina a personas en plena madurez profesional, con agenda de contactos, estabilidad emocional y capacidad de formar nuevas generaciones”.
La especialista promueve el concepto de envejecimiento activo y la integración de equipos intergeneracionales: “No es lo mismo un equipo multigeneracional, donde conviven distintas edades, que uno intergeneracional, donde esas edades realmente se vinculan. La experiencia me demuestra que los mejores resultados se logran con ese blend entre jóvenes, adultos y adultos mayores”, aseguró.
Campos destacó que, además del aspecto productivo, hay una dimensión social que no puede ignorarse: “La biología cambió. Hoy una persona de cincuenta o sesenta años no es lo que era hace décadas. Sin embargo, seguimos repitiendo prejuicios. Hablamos de vejeces, en plural, porque cada quien transita esta etapa de manera distinta. Y la soledad es uno de los grandes desafíos a combatir. Mantenernos activos y conectados es clave”.
Actualmente, tanto desde Masa Madre como desde el INE, Sandra Campos trabaja con empresas para ayudarlas a adaptarse a este nuevo escenario. “La economía plateada no es el futuro, es el presente. Hoy, las personas mayores de cincuenta años representan un 19 por ciento de la población, y en dos décadas serán más del 25. Es un mercado real y potente”, subrayó.
Sobre las oportunidades laborales, fue contundente: “No hay que encasillar. Hay personas mayores aptas para cualquier tipo de actividad. El paradigma cambió. Ya no es solo el rol del cuidador o del voluntario. Hay empresas del rubro inmobiliario, por ejemplo, que están incorporando adultos mayores a sus equipos y obteniendo resultados muy positivos”.
La entrevistada también compartió su experiencia personal como impulso para su compromiso con el tema. “Mi abuela tenía 88 años, era totalmente autónoma. Terminó falleciendo por una cadena de errores y prejuicios médicos, que empezaron con una lesión leve y derivaron en una internación mal gestionada. Fue ese dolor el que me llevó a crear el Instituto de la Nueva Edad y a redoblar esfuerzos para que ninguna otra persona mayor sea tratada como prescindible”, recordó.
Finalmente, Campos hizo un llamado a la acción: “Todas las organizaciones se verán atravesadas por el cambio demográfico. Las que no se adapten, van a perder talento, mercado y legitimidad. La nueva edad no es un problema, es una oportunidad”. (www.REALPOLITIK.com.ar)
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