
Municipales
El gobierno de Javier Milei atraviesa su peor momento, con una grave crisis económica, desplome en las encuestas, tensiones internas, descontento social y creciente presión del establishment que ya considera su reemplazo por Victoria Villarruel.
El gobierno de Javier Milei atraviesa su peor momento. Las variables financieras han comenzado a desplomarse, la tasa de interés asciende hacia las nubes, el ingreso de dólares se restringirá considerablemente a partir de los próximos días y la oposición bonaerense lo está superando en las encuestas para las elecciones del mes de septiembre. Por si fuera poco, la interna oficial está estallada y las sospechas de corrupción y tráfico de influencias preocupan al establishment local, que mira con simpatía el recambio de Milei por Victoria Villarruel.
Para algunos ha ingresado en una fase descendente que podría obligarlo a abandonar la primera magistratura antes de tiempo, quizá incluso en un cortísimo plazo. Para otros, se trata simplemente de una nueva crisis de las que ya debió enfrentar y luego consiguió salir fortalecido. Pero lo particular del presente es la coincidencia de múltiples amenazas, producto de su capacidad estructural para hacer política republicana. Hasta ahora el gobierno ha despreciado el diálogo y ha conseguido concretar objetivos a través de la presión o de la compra de voluntades legislativas. Pero todos sus aliados o simpatizantes, en las últimas semanas, han insistido en recomendarle modificar esta estrategia, sobre todo a partir de la evidencia de la última votación en el Senado de la Nación Argentina.
Lo primero que debe considerarse es que el gobierno está perdiendo una doble batalla en los terrenos en los que se manejaba con mayor destreza: por un lado, su presencia en las redes sociales se ha debilitado considerablemente; por otro, las encuestas demuestran la decepción creciente de sus votantes. Al fin y al cabo, el sacrificio no lo hizo la casta sino los argentinos de a pie. Tras un año y medio de gestión, quienes aún confían en que lo mejor aún está por venir son cada vez menos.
Por el lado de los mercados la situación no es más favorable. La tasa de interés que debía abonar el gobierno para aspirar circulante para evitar una corrida del dólar escaló del 10 al 84 por ciento de interés anual. La semana próxima hay un nuevo vencimiento de obligaciones y ya hay quiénes especulan con que deberá pagar un interés de alrededor del 140 por ciento anual para conseguir renovarlas, e incluso así no queda en claro que conseguirá hacerlo en su totalidad, lo que significará una mayor presión sobre el dólar.
A consecuencia de los salarios prácticamente congelados y a la baja desde principios de año, el consumo cae mes a mes. El impacto de la inflación, que aunque disminuida es muy superior al alza en los ingresos, y la suba del dólar de las últimas semanas han comenzado a mover las listas de precios, aunque un tanto acotados esos aumentos debido a la pérdida de la capacidad de consumo de la sociedad. Dólar en alza, bolsillos flacos, inflación en leve alza y tasas de interés exorbitantes constituyen el peor combo para las empresas, que, por si fuera poco, en muchos casos deben competir con la política de estímulo de productos importados.
Las reservas no paran de caer, a pesar de los créditos que sin control alguno sigue tomando el gobierno. Las metas acordadas con el Fondo Monetario Internacional (FMI) no se cumplen, el riesgo país lejos de bajar escaló hasta 740 puntos básicos, y los principales bancos y consultoras recomiendan abandonar el carry trade, tomarse un respiro y esperar las elecciones dolarizados.
Los importadores vienen aplicando esta receta desde hace tiempo, así como los particulares que multiplican la opción de atesoramiento o de ahorro para turismo externo. Con la expectativa de ingreso de agrodólares prácticamente eliminada para los próximos meses, y con presión creciente sobre el dólar y la tasa de interés, la apreciación de la divisa norteamericana será muy difícil de contener con los métodos aplicados hasta ahora por el oficialismo: tasas altísimas y venta exagerada de dólar futuro.
En este contexto desfavorable, las encuestas que empiezan a ubicar al pan peronismo en primer lugar, a leve distancia de la lista de La Libertad Avanza - Pro, generan mayores preocupaciones en los mercados. En lugar de ofrecer una imagen de armonía, el choque entre Las Fuerzas del Cielo, que responden a Santiago Caputo, y Las Fuerzas del Suelo, que responden a Karina Milei, con los Menem y Sebastián Pareja como laderos, sólo multiplica la inestabilidad y el caos interno. Los consejos saludables que apuntan a hacer política, establecer alianzas con otros espacios políticos y no sólo cerrar listas con la “casta”, sino también apelar a la negociación política permanente, aún no consiguen instalarse.
Para colmo de males, el carácter y las agresiones e insultos permanentes de Javier Milei están cansando al establishment, que comienza a reclamar su reemplazo por la vicepresidenta Victoria Villarruel. La “bruta traidora”, según Milei, va cosechando lentamente simpatías y expectativas.
Tal como están las cosas, el gobierno apuesta a elaborar alguna concesión para el campo para ser presentada en la inauguración de la exposición de la Sociedad Rural Argentina contrarreloj. Con la urgencia de recursos que experimenta Economía, es difícil abrir la billetera. El rumor del reemplazo de la conducción del ministerio a corto plazo se vuelve más insistente, mientras que el horizonte de las elecciones no parece ser claramente salvador y queda cada vez más lejos.
Así las cosas, el gobierno atraviesa su peor momento. (www.REALPOLITIK.com.ar)
ETIQUETAS DE ESTA NOTA
¿Qué te parece esta nota?
MÁS NOTICIAS