
Interior
Lejos de la espectacularidad electoral, su estrategia es simple pero efectiva: recorrer los barrios, escuchar a los vecinos y ofrecer soluciones reales desde la cercanía.
Mientras la mayoría de los dirigentes apuestan a la exposición virtual, las redes sociales y el impacto de una imagen bien editada, Leandro Matilla, referente peronista de Zárate, sigue apostando al contacto directo y cotidiano. Lejos de la espectacularidad electoral, su estrategia es simple pero efectiva: recorrer los barrios, escuchar a los vecinos y ofrecer soluciones reales desde la cercanía.
Matilla no espera una campaña para aparecer. Su presencia en la vida comunitaria es constante y sostenida. Se lo ve en escuelas, clubes de barrio, sociedades de fomento, ferias populares y hasta en los grupos de WhatsApp de los vecinos. Su presencia no es oportunista, sino parte de una construcción social que lleva años: estar al lado de quienes lo necesitan, sin preguntar a qué partido votan.
“No busca votos, busca confianza”, afirman quienes lo rodean. Su estilo recuerda al del expresidente uruguayo José “Pepe” Mujica: austero, comprometido, sin estridencias ni protagonismos. Escucha más de lo que habla, y cuando habla, lo hace con claridad y conocimiento. Conoce de primera mano los problemas que aquejan a su comunidad porque los padece con ellos: la inseguridad, las dificultades para acceder a un sistema de salud digno, el transporte insuficiente o la falta de empleo genuino.
En tiempos donde muchos políticos solo aparecen cuando hay algo para ganar, Matilla está incluso cuando no hay cámaras ni elecciones cerca. Esa constancia lo ha convertido en una figura respetada incluso por quienes no se identifican con el peronismo, pero que valoran su honestidad, humildad y entrega sin intermediarios.
En vez de construir una imagen de campaña, construye vínculos reales. No se presenta como un outsider ni como un profesional de la política, sino como un vecino más que eligió este camino para transformar su entorno desde adentro. Y su mensaje es claro: “El poder está en la confianza, no en los cargos”.
En medio de un escenario político marcado por la desconfianza, el marketing vacío y el oportunismo, el caso de Leandro Matilla demuestra que todavía hay lugar para otra forma de hacer política. Una que no promete, sino que actúa. Que no grita, pero se hace escuchar. Y que, sobre todo, no se esconde cuando se apagan las cámaras. (www.REALPOLITIK.com.ar)
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