¿Resucita Mauricio?

Muchos lo dieron por muerto políticamente después de haber contribuido con su sucesión interminable de errores a liquidar el partido y la alianza que lo llevaron a la presidencia. Pero un día, Mauricio Macri parece estar decidido a reinstalar su protagonismo dentro del juego político. Después de haber tomado distancia con una larga estadía fuera del país, el expresidente retornó y mantuvo una reunión con algunos dirigentes del Pro que se mantienen leales, y les anticipó los próximos pasos de su ambiciosa estrategia.

Macri está convencido de que el gobierno está ingresando en una etapa de oscuridad. El pretendido "plan económico" es una plastilina que pretende reacomodarse a las circunstancias que le impone la realidad, mientras que el malhumor social crece y la sociedad se empobrece a diario para beneficiar la especulación financiera.

Pero hay otro dato que le entusiasma mucho más aún. A su juicio, durante el mes de agosto "al gobierno se le va a acabar el agrande", ya que tomarían estado público chats y transferencias de dinero incluidas en el caso $Libra. No en la causa argentina, por supuesto, donde el fiscal Eduardo Taiano hace todo lo posible para demorar la investigación, sino en los Estados Unidos, de la situación de Karina Milei y el resto de los participantes locales están quedando pegados “hasta las manos”. Javier Milei, en tanto conserve la presidencia, tendrá protección institucional de las leyes del país del norte, pero al día siguiente a su finalización quedará en situación insostenible.

La estrategia de Mauricio consiste en establecer una alianza con los gobernadores que están conformando una tercera opción electoral y con la vicepresidenta Victoria Villarruel, con quien mantiene un sólido y frecuente vínculo político desde hace mucho tiempo. Otras dos figuras clave en el armado son Miguel Ángel Pichetto, líder del informal “Partido del Orden”, y Juan Schiaretti, viejo amigo del expresidente, quien se pondría a la cabeza del interbloque de diputados que se conforme a partir de esa opción electoral, a los que irían sumándose otros de variada procedencia. Mauricio está convencido de que hay un colectivo social que comparte con Milei, pero que está cansándose de los desplantes y yerros presidenciales, y que terminaría de restarle su apoyo cuando la causa $Libra lo deje definitivamente en evidencia y el programa económico continúe con su acelerado deterioro. Se trataría, simplemente, de cazar en el zoológico para recuperar los votos caídos.

También el expresidente sabe que no puede aguardar al día después para sumar bancas legislativas, por lo que apuesta a incorporar a las listas del oficialismo a la mayor cantidad de candidatos posibles, incluso incluyendo una alianza en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, para provocar la ruptura el día después de la elección y así llegar al recambio legislativo del 10 de diciembre con una bancada respetable. El resto se incorporaría después, en medio de la debacle de La Libertad Avanza.

El objetivo de Mauricio consiste en marcarle la cancha a Milei una vez cerrada la votación de octubre, utilizando todo su poder de fuego, jurídico y mediático, para exponer todas las inconsistencias y entramados delictuosos que, en su opinión, caracterizan al actual gobierno. Pero también tiene un sueño húmedo: que el gobierno actual deba retirarse en los próximos meses, derruido por el fracaso y por las tempestades que podrían sobrevenirle de los diversos frentes judiciales que tiene abiertos. En este caso, la finalización del mandato con Victoria Villarruel a cargo del ejecutivo sería una opción atractiva.

En las últimas semanas, Pichetto salió a los medios casi cotidianamente, explicando la constitucionalidad de una sucesión en estos términos y sugiriendo como debería actuar la vicepresidenta si se produjera ese hipotético escenario. En las cercanías de Macri aseguran que Mauricio se reunió con Schiaretti y con Pichetto durante la semana pasada, y ha llamado la atención que el experto legislador haya salido a negar con excesiva energía el encuentro. Sobre todo cuando se cansó de analizar, en simultáneo, las condiciones para un teórico recambio presidencial.

Tan fuerte está dispuesto a jugar Macri que ha encomendado a sus operadores la exploración de una reconciliación con Horacio Rodríguez Larreta, que incluiría la inclusión de algunos de sus cuadros en la actual gestión porteña y en un eventual escenario de acefalía institucional. Todo indica que Mauricio Macri parece querer volver al ruedo con un solo enemigo en mente. (www.REALPOLITIK.com.ar)

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