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En el radicalismo cordobés las turbulencias se encuentran a la orden del día, con un tiempo cronometrado a la máxima precisión, donde confluyen la interna partidaria para candidatos del próximo 10 de agosto y la sesión de Diputados para tratar el veto de Milei al aumento a jubilados, la moratoria previsional y la emergencia en discapacidad.
Desde hace unos años se celebra en la mediterránea provincia una suerte de “clásico”, como en el fútbol, pero de la política, y es la disputa entre entre Rodrigo de Loredo y Ramón Mestre desde hace unos años.
De Loredo, después de llorar en el 2024 por no haber ayudado lo suficiente al presidente Javier Milei y encubrir a los radicales “con peluca” que ayudaron sin ningún tipo de disimulos a la Casa Rosada, ahora sí quiere dar la máxima prueba de amor a través de una alianza firme y sostenible en el tiempo con La Libertad Avanza.
Por su parte, Ramón Mestre -hijo del homónimo recordado caudillo y exgobernador radical- quiere salvar el prestigio de la organización partidaria fundada por Alem y anticipa que si gana hará trizas el sueño de esa alianza y le pasará el plumero al viejo proyecto de la “lista 3” con la que, por ejemplo, ganó la presidencia Raúl Alfonsín en los años '80.
Mestre, además, quiere protagonizar la sensación de una gran revancha personal, dado que De Loredo lo corrió de escena durante un buen tiempo, tras la realización de varias internas que lo catapultaron a lo máximo del cartel a quien hoy es presidente de uno de los bloques radicales en Diputados de la Nación.
Ambos saben que quien se imponga en la interna del 10 de agosto tendrá que hacer algo más que un posteo en redes sociales si quieren recuperar terreno perdido, por caso, la intendencia de Córdoba Capital que se perdió allá por 2019, cuando gobernaba Mestre y que De Loredo tampoco pudo recuperar en 2023.
Los dos concurren a la disputa con sus convicciones bien firmes, porque De Loredo está persuadido al 100 por ciento que si sella la alianza con los libertarios habrá contribuído a la posibilidad de enterrar definitivamente al kirchnerismo en Córdoba, aunque la historia y un nutrido cúmulo de correligionarios le pasen una enorme factura difícil de pagar.
Por su parte, Mestre, ubicado en las antípodas, quiere recuperar identidad e historia en el partido centenario y acelerar la etapa embrionaria de un frente progresista donde se pueda competir en la misma cancha que lo hace el kirchnerismo. Algo difícil de demostrar en los tiempos en que instalar tanto un candidato como un perfil se transforman en un propósito laxo frente a las versiones más originales.
Mestre, además, debe librar batalla contra encuestas que a nivel nacional ubican al radicalismo peleando para superar el 2 por ciento de intención de voto y le resulta necesario contar con la mayoría de las intendencias que hoy gobiernan hombres y mujeres de la Unión Cívica Radical para incrementar volumen político.
En Córdoba, esta interna radical aparece como clave y decisiva y hasta histórica. Y se transforma también en un ejemplo respecto de otros radicalismo provinciales donde con un simple apretón de manos se acordó con La Libertad Avanza sin consultar a los afiliados. Esto ocurrió, por ejemplo, en Mendoza.
Volviendo a Córdoba, y como en todo escenario de internas, suelen visibilizarse las fortalezas y debilidades de cada uno de los contendientes.
En este sentido, De Loredo accedería a un posible tercer puesto en la lista de candidatos a diputados nacionales si así lo dispone Eduardo “Lule” Menem, quien, desde el entorno de Karina Milei se transforma en un operador “senior”, sin llegar a los niveles que ostentaba hasta hace poco, Santiago Caputo.
“Lule” lo ve a De Loredo, más que como un caudillo, como un “empleado del mes” que como en toda empresa, cuenta con el reconocimiento efímero y equivalente a tan breve lapso. Además, en su nuevo rol de gerente operativo, “Lule” debe explicar a sus superiores libertarios por qué es tan necesario incluir a un radical si ya poseen una alta intención de voto con el sello color violeta. Entienden, en ese sentido, que están regalando una banca a alguien que hoy juega de leal, pero que mañana podría cambiar de opinión.
Da la impresión que no alcanzaron las lágrimas ante las cámaras o alguna situación de viraje oportunista de mayor cercanía hacia Balcarce 50 y, por consecuencia, las pruebas de amor deberán ser cada vez más “sinceras” y “profundas”.
Así las cosas, De Loredo deberá dar un examen final de lealtad a Milei. Esto será a través del aporte, en la próxima sesión de la Honorable Cámara de Diputados de la Nación, de catorce votos de su entorno para garantizar y blindar el veto con el cual se congela el haber de los jubilados y se cierran las puertas para la asistencia a la discapacidad o para la moratoria previsional.
Por debajo de ese número de legisladores, De Loredo podría ir bajando casilleros desde el tercer puesto hacia zonas más grises y, si bien, le reconocerían los servicios prestados, no podría incluir a otros correligionarios, perdiendo una estructura política importante.
Todo está por verse en el radicalismo cordobés y las próximas horas se viven con muchísima tensión porque parece que está en juego la definición de un rumbo político que puede ser mirado con mucha atención por correligionarios de otras provincias. (www.REALPOLITIK.com.ar)
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