
Municipales
La UCR bonaerense, atrapada en internas irresueltas, fracturas entre sus dirigentes y falta de cintura política, quedó ausente de las elecciones nacionales y expuso una imagen de debilidad e impericia que amenaza su rol histórico.
Se venía percibiendo desde hace unos años que la Unión Cívica Radical (UCR) bonaerense se había convertido en una suerte de hoja manipulada por distintos vientos ocasionales y esto le va esmerilando su posicionamiento en la vida política plena.
La interna pendiente de octubre del año pasado, sin resolución definitiva, dejó su huella que es imborrable pese a algunos acuerdos de coyuntura, que ya ni siquiera se respetan, entre los referentes de los sectores encabezados por Miguel Fernández (Unidad Radical) y Pablo Domenichini (Futuro Radical)
Y ya es conocido lo que puede ocasiónar una nterna no resuelta y con tantos conflictos. Por ejemplo, la novedad de tener a un radicalismo ausente, por primera vez desde la recuperación de la democracia, en elecciones legislativas nacionales.
En las últimas épocas, el ausentismo radical de las convocatorias electorales se producía por decisiones tomadas con "convicción y sabiduría", como ocurrió en los tiempos de la “abstención” de Hipólito Yrigoyen. Sin embargo, este último ausentismo se generó más en la impericia y falta de cintura política que en otra circunstancia.
El tema es que tiempo hubo, y en demasía, para resolver una salida electoral que pintaba para ser frentista, como viene ocurriendo desde hace varias elecciones. Se había logrado una arquitectura de equilibrio interno en la UCR con un esquema de “contingencia” para la toma de decisiones, donde el control se daba a través de la doble firma de los apoderados, tanto de Fernández como de Domenichini. Sin embargo, trascendió que algunos excesos de confianza, tal vez de Domenichini, con su anticipo para apoyar al frente liderado por Florencio Randazzo, colapsó la fragilidad de la mencionada arquitectura de equilibrio, que dejó de ser de cristal.
También señalan algunos hombres de boina blanca muy bien informados que Fernández aprovechó el malhumor de los jefes comunales de la UCR que no querían participar de una lista de diputados nacionales encabezada por una lista. La reciente historia da cuenta que Domenichini sí aceptaba esa condición y ayudó para que Danya Tavela -con mucho apoyo radical y también de varias universidades- participe de esta aventura electoral, pero fue relegada de un segundo puesto, que tenía casi seguro, al cuarto.
Por su parte, Fernández apuró sobre la hora un frente con la Coalición Cívica, donde un hombre de esa filas como Juan Manuel López encabezará la nómina acompañado por Elsa Esther Llenderrozas -quien es candidata a vice del comité provincia por la lista Unidad-. La iniciativa deja en evidencia extrema la notable fragmentación del radicalismo ante la opinión pública.
A esto hay que agregarle que practicamente está rota la alianza de Fernández con el senador nacional, Maximiliano Abad, quien decidió ir con lista corta para candidatos municipales en su Mar del Plata natal. Como si esto fuera poco trasciende, de a poco, una fuerte disconformidad de sectores más históricos como el casellismo y el storanismo, que no han hecho un pronunciamiento público, aunque su silencio es muy elocuente dado que, en anteriores ocasiones, habían señalado la posibilidad de ir con la lista 3 de las épocas de Raúl Alfonsín o tener mayor centralidad en un frente.
De esta manera, la UCR bonaerense configura una imagen de “Tupac Amarú”, dividida en varias partes, aunque su descuartizamiento no sucede por un acto de rebeldía revolucionaria -como la que supo tener-, sino por falta de vocación para el acuerdo y la impericia, lo que le impide construir un espacio con vocación de poder. (www.REALPOLITIK.com.ar)
ETIQUETAS DE ESTA NOTA
¿Qué te parece esta nota?
MÁS NOTICIAS