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2 de septiembre de 2025 | Cultura

Otra vida al rock

Camionero bajó dos cambios con un acusticazo en La Plata antes de su debut en el Teatro Vorterix

El dúo de Beccar colmó una fábrica de cerveza y vermuts en un evento épico que consolida su gran momento a dos semanas del esperado show en la sala de Colegiales.

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por:
Juan Provéndola

Cada vez que alguien te diga que el rock está muerto, simplemente compartile Camionero. El que se ríe es porque no lo conoce. Y si no lo conoce, ignora profundamente lo que se está perdiendo: el dúo originado en Beccar y afianzado en Villa Martelli expandió su concepto en base a una dinámica que toma lo mejor de cada valor de la cultura rock y lo convierte en algo superador y, probablemente, inédito. 

Con dos LP y tres EP a cuestas, el binomio del guitarrista y profesor de lengua y literatura Joan Manuel Pardo, y el baterista y arquitecto Santiago Luis construyó una identidad completamente novedosa y refrescante para una escena que parecía debatirse entre los añorados viejos valores y los nuevos talentos amarrados por la tiranía del algoritmo. De eso surgió un duo que, para colmo, no tiene bajista. Todo parecía demasiado para el paladar medio conservador... hasta que ellos rompieron la cuarta pared y atravesaron el Rubicón.

Después de su gira estreno por México y a dos semanas de su debut en el Teatro Vorterix como escala ambiciosa de su ciclo "Tracción a sangre" (que los tiene tocando por todo el país), Camionero se sumó como número estrella de un evento realizado en la fábrica compartida por las marcas platenses de cerveza Rauber y Baigón y Vermú Interferencia en el barrio El Mondongo. Estribados en una autogestión casi militante e igualmente solidaria, la banda le esquiva a los festivales pomposos muñequeados por el rockbusiness para meterse de cabeza en los entresijos de una independencia fatigosa pero genuina

Con la musicalización previa de Mati Rufach, el tinglado se fue llenando de centenas de personas que además de degustar las canillas de las bebidas locales podían observar los productos de El Acoplado, un colectivo autogestivo dedicado a producir arte y merchandising de los Camionero con un arreglo poco frecuente en la industria: el cien por ciento queda para los vendedores, quienes "usan" la marca de la banda de forma gratuita y sin tener que pagar dividendos por ello.

Cerca de las 22 horas y con la fábrica a tope de gente, Pardo y Luis salieron a escena con un formato poco conocido por sus seguidores: a pelo con una guitarra acústica y una batería minimalista compuesta por bombo legüero, un platillo y una pandereta. En plan fogón, el duo llevó adelante un set épico e intenso que rozó las dos horas y demostró que todo el repertorio goza de cariño y aprobación, aunque por supuesto algunos se perfilan hacia el rubro de clásicos como "Genio del Abasto", "Preñado por el diablo" o "Guerrero atípico". 

Un término que está en boga en las generaciones de millennials y centennials que merodean la socialmedia es el de "generar comunidad". La cultura rock argenta sabe de eso mucho antes de la aparición de los smartphones: se le llamaban "misas", "banquetes", "rituales" o sustantivos similares. Claro que eso remite a otra época, incluso a otro siglo desde su fundación. En el año 2025 el género lleva en Argentina más de seis décadas, y cuando todo parecía dicho aparece Camionero para darle una nueva vida a algo que vuelve a sonarnos joven, moderno, arriesgado y, sobre todas las cosas, dispuesto a dejarnos ser parte de él. (www.REALPOLITIK.com.ar)


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