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16 de septiembre de 2025 | Nacionales

Giro discursivo

La última carta de Javier Milei: "Lo peor ya pasó"

El presidente Javier Milei eligió un formato inusual para anunciar el envío del Presupuesto 2026 al Congreso: habló por cadena nacional desde el Salón Blanco de la Casa Rosada, con un tono mucho más medido de lo habitual y acompañado únicamente por dos granaderos.

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por:
Tomás Ferrando

Durante los poco más de 15 minutos que duró la exposición, Javier Milei evitó los descalificativos y buscó transmitir serenidad. Reconoció que “muchos argentinos no perciben en su vida cotidiana” los resultados que el gobierno reivindica en materia económica, pero insistió en que “lo peor ya pasó” y pidió “no aflojar”.

El mandatario anunció que el próximo año habrá incrementos en partidas sensibles: un 5 por ciento en jubilaciones, un 17 por ciento en salud, un 8 por ciento en educación y un refuerzo para las pensiones por discapacidad. Además, aseguró que se destinarán 4,8 billones de pesos a las universidades nacionales. Según subrayó, más del 80 por ciento del gasto estará enfocado en educación, salud y seguridad social.

El viraje discursivo se produce tras la derrota electoral en la provincia de Buenos Aires y en medio de un clima social de creciente malestar. En los alrededores de la capital y en algunos barrios porteños, mientras se transmitía la cadena, se registraron cacerolazos en rechazo a la política de ajuste.

La frase “lo peor ya pasó” no tardó en convertirse en uno de los ejes de la reacción pública. En las redes sociales, decenas de usuarios recordaron que la misma expresión había sido utilizada en el pasado por el expresidente Mauricio Macri en 2018, poco antes de que la crisis económica se profundizara, y hasta ironizaron con comparaciones con Fernando De la Rúa. El recuerdo inmediato de esas experiencias reforzó la idea de que se trata más de un recurso discursivo que de una señal real de recuperación.

En ese marco, las publicaciones virales repitieron que “cada vez que un presidente dijo que lo peor ya pasó, lo peor estaba por venir”. La asociación con gobiernos anteriores buscó desnudar la fragilidad del mensaje presidencial y remarcar el contraste entre las palabras de Milei y la realidad cotidiana de una parte importante de la sociedad. Más aún cuando el propio mandatario habla del “gran esfuerzo” que realizan los argentinos, mientras él dedica buena parte de su agenda a viajes a Estados Unidos y Europa, muchas veces con un tinte más personal que institucional, lo que alimenta las críticas sobre una gestión desconectada de los problemas locales.

La soledad del presidente en el atril fue leída como un gesto político calculado: no hubo ministros ni dirigentes del oficialismo a su lado, sólo la presencia simbólica de la guardia militar. Con esta escenografía, Milei buscó reforzar la idea de que “el rumbo económico está grabado en piedra”, pero al mismo tiempo expuso la falta de un equipo visible que respalde sus decisiones en público. El mensaje fue claro: la conducción es personalista y las definiciones dependen únicamente de él.

En paralelo, el mandatario intentó enviar un mensaje de apertura a gobernadores y legisladores, a quienes convocó a trabajar “codo a codo” para alcanzar consensos. Sin embargo, la invitación llegó inmediatamente después de haber ratificado que no habrá cambios en el rumbo económico. El desafío será ahora convencer a una oposición fortalecida tras las elecciones de apoyar un presupuesto que, aunque mantiene la lógica del equilibrio fiscal, se presenta como la última carta del gobierno para sostener gobernabilidad en medio del creciente descontento social. (www.REALPOLITIK.com.ar) 


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