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El acto de Javier Milei en el Movistar Arena no fue solo la presentación de un libro ni un evento cultural. Fue, sobre todo, una demostración de la desconexión entre el presidente y una sociedad que no llega a fin de mes, con jubilados que deben elegir entre comer o pagar sus medicamentos y hospitales en crisis por la falta de presupuesto.
Mientras la economía se desmorona y el gobierno acumula escándalos, el mandatario jugó a ser estrella de rock, acompañado por legisladores y funcionarios que integraron “La Banda Presidencial”. Todo esto, apenas un día después de la renuncia de José Luis Espert, su principal candidato en la provincia de Buenos Aires.
La jornada no comenzó con el acto de las 20 hs, sino mucho antes. Al mediodía del lunes, el presidente de la Nación ensayaba con su banda, bautizada “La Banda Presidencial” e integrada por figuras del oficialismo. En la batería se ubicó el diputado nacional Alberto “Bertie” Benegas Lynch; en la primera guitarra, su hermano y candidato a senador, Joaquín Benegas Lynch; en el bajo, Marcelo Duclós, biógrafo y hombre de confianza del mandatario; en los coros participaron la diputada Lilia Lemoine y Ana Tamagno, pareja de Duclós; mientras que la segunda guitarra estuvo a cargo de Hernán Scarfó. Una postal tan insólita como reveladora: el presidente ensayando a plena luz del día mientras el país enfrenta inflación, pobreza y descontento social. Incluso Ricardo López Murphy ironizó en redes sociales sobre el episodio.
Lunes 12 del mediodía. Están definitivamente en un cumpleañitos.
— Ricardo López Murphy (@rlopezmurphy) October 6, 2025
Miren que yo quiero mantener las formas, pero déjense de romper las pelotas, el país es un quilombo colosal. pic.twitter.com/ztKv5IJr02
El espectáculo fue transmitido en vivo por la Televisión Pública, con una curiosa coincidencia: en los espacios publicitarios se emitió la propaganda electoral de José Luis Espert, quien había renunciado apenas horas antes.
Durante el show, Milei interpretó clásicos del rock nacional, mientras los diputados lo acompañaban con sus instrumentos. Lilia Lemoine cantó “No me arrepiento de este amor” de Gilda, y el cierre fue con “Dame fuego” de Sandro, en la versión punk de Ataque 77. Allí se lo vio gritando afónico “¡kuka tira piedras!” mientras las pantallas mostraban imágenes de disturbios.
El acto concluyó con un insólito montaje de Star Wars: El ascenso de Skywalker, generado con inteligencia artificial, en el que Cristina Fernández de Kirchner aparecía como el villano Kylo Ren y Javier Milei se interpretaba a sí mismo como Luke Skywalker. Más que un guiño lúdico, la escena pareció una radiografía de su propio narcisismo: un presidente que necesita alimentar su ego creyéndose el héroe de una ficción mientras la realidad nacional le exige gobernar.
"Más operetas"
— Corta (@somoscorta) October 7, 2025
Durante la presentación del libro de Javier Milei, proyectaron una escena de Star Wars: Los últimos jedi con Cristina Kirchner en reemplazo de Kylo Ren y el presidente en lugar de Luke Skywalker.https://t.co/UgSv4IWAKt pic.twitter.com/wojRvaqIPj
Mientras tanto, en las puertas de la Casa Rosada, el país real daba otra postal. El gobernador de Salta, Gustavo Sáenz, llevó su reclamo al terreno simbólico: armó una “guitarreada” junto al músico Facundo Saravia, exintegrante de Los Chalchaleros, para exigir el cumplimiento de las obras comprometidas por el gobierno nacional. Vestido con su tradicional poncho salteño, el mandatario provincial interpretó canciones folclóricas y recordó su promesa de viajar a Buenos Aires si los proyectos no avanzaban. “Prometí venir si las obras no se iniciaban. Hay un desconocimiento de las necesidades del interior”, afirmó Sáenz, quien más tarde fue recibido por el jefe de Gabinete, Guillermo Francos, y el asesor presidencial Santiago Caputo, ambos comprometidos a destrabar las obras pendientes.
Mientras el presidente daba su show, manifestantes se enfrentaban con militantes libertarios en las inmediaciones del Movistar Arena. Los choques dejaron escenas de tensión y reflejaron el creciente descontento con la gestión: inflación, desempleo y caída del consumo.
Mientras en Buenos Aires sonaban los acordes de Gilda, el ministro de Economía, Luis Caputo, se encontraba en Washington negociando apoyo financiero con el gobierno de Donald Trump. El secretario del Tesoro de Estados Unidos, Bessent, confirmó que “continuaremos nuestras productivas conversaciones” y mencionó que se analizan “diversas opciones para apoyar las sólidas políticas de la Argentina”.
Pleased to welcome @LuisCaputoAR and the Argentine delegation to the @USTreasury.
— Treasury Secretary Scott Bessent (@SecScottBessent) October 6, 2025
During their time here in Washington, we will continue our productive discussions on the several options that Treasury has at the ready to support Argentina’s strong policies. pic.twitter.com/MZVaxJIp1J
Una señal más de la dependencia económica del gobierno de Milei respecto de Washington, que se exhibe sin pudor mientras se ajustan presupuestos en salud y educación.
Tras su performance musical, Milei dejó el escenario para ducharse, según anunció el vocero Manuel Adorni. En su lugar, tomó el micrófono el ideólogo de ultraderecha Agustín Laje, quien ofició de “intervalo”.
"Es tiempo de reconocer que detrás de la ruina económica que produjo el kirchnerismo, late una ruina todavía más honda, la ruina cultural que generó el kirchnerimso en la República Argentina"
— Fundación Faro Argentina (@fundfaro) October 7, 2025
🗣 @AgustinLaje, nuestro Director Ejecutivo. pic.twitter.com/wVMgHcjciI
Luego volvió el Milei político, de traje y corbata, para presentar su libro. Si bien repitió su diagnóstico optimista, admitió que “es un espanto tener 12 millones de pobres, pero es mejor que lo que teníamos antes”. Una frase que sonó ajena frente a la desesperanza de millones de argentinos que ven caer su poder adquisitivo y su calidad de vida.
Como ya ocurrió con el caso $Libra o el escándalo en la ANDIS, Javier Milei vuelve a mostrar una preocupante disociación entre su papel institucional y su afán por el espectáculo. El mandatario parece no haber caído aún en la cuenta de que es el presidente de un país en crisis, y no el protagonista de una ficción personal.
Su frase lo resume todo: “También soy humano, aunque no lo parezca”. Un intento de empatía que choca de frente con la realidad de millones de argentinos que hacen malabares para llegar a fin de mes, mientras el presidente se disfraza de estrella de rock en un país que arde. Porque mientras Javier Milei canta, la Argentina se consume en su propio incendio. (www.REALPOLITIK.com.ar)
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