
Cultura
Carlos Menem chillando folclore, Fernando de la Rúa recitando un tango, CFK coreando en su asunción, Mauricio Macri arruinando Queen y Alberto Fernández imitando a Litto Nebbia experimentaron el canto con distinta suerte, aunque nadie tan vergonzante como Javier Milei con el cancionero del rock argentino.
Nadie se esperaba nada de Javier Milei encima del escenario del Movistar Arena y liderando la denominada "Banda presidencial" con funcionarios o allegados haciendo de músicos... y, así y todo, avergonzó a todo aquel que se animó a ver cómo destrozaba obras del cancionero popular del rock argentino como "Demoliendo hoteles" de Charly García o "El rock del gato" de Los Ratones Paranoicos.
Sin embargo, el economista que se jacta de ser "especialista en crecimiento con dinero o sin dinero" no fue el único presidente que se animó a cantar (es un decir), ya que antes habían experimentado performances similares casi todos los presidentes argentinos desde la vuelta de la democracia en adelante.
Naturalmente nadie podría imaginar al sobrio y adusto Raúl Alfonsín entonando alguna canción. Por el contrario, el desvergonzado y frívolo Carlos Menem no se iba a perder tal oportunidad y así quedan como registro numerosas experiencias en géneros varios. Así sucedió, por ejemplo cuando el entonces presidente mexicano Ernesto Zedillo visitó argentina y Menem lo llevó a una especie de peña en Aminga, un pueblo muy cerquita de su Anillaco natal, donde sin ningún tipo de pudor puso voz en un ámbito informal de guitarreara y hasta se animó a unos agudos que lo llevaron al abismo del alarido.
El sucesor del riojano en el Sillón de Rivadavia tampoco le tuvo miedo al ridículo a la hora de encararle al micrófono para meterse con la música popular argentina. En una performance para el programa "Hola Susana", Fernando de la Rúa ensayó y practicó "Sur", el entrañable tango de Aníbal Troilo, aunque al momento de la grabación no se animó a cantarlo y terminó recitando las estrofas que le correspondían en una especie de dueto artificial con Roberto Goyeneche con imágenes tomadas del Polaco en la homónima película dirigida por Pino Solanas.
Sin registros de los cuatro presidentes que se sucedieron la banda en la última semana de 2001 (es decir Ramón Puerta, Adolfo Rodríguez Saá, Eduardo Caamaño y Eduardo Menem) ni tampoco de Néstor Kirchner, recién encontramos a Cristina Fernández animándome a convertir la voz mandataria en música, aunque vale decir en su favor que lo hizo solo de manera puntual y en un prudente segundo plano para ponerle unos sutiles coros a "Himnos de mi corazón". El clásico de Los Abuelos de la Nada había sido entonado al cierre de los festejos de su asunción el 10 de diciembre de 2007 en Plaza de Mayo por Alejandro Lerner, Gustavo Santaolalla, y Pablo Romero de Árbol.
Al otro extremo de la sinvergüenza y en una línea similar a la de Menem, Mauricio Macri había intentado cantar el hit "We Will Rock You" junto a una banda tributo a Queen en una nota del programa CQC que rompió todos los límites y quedó en los anales del ridículo puesto que el ingeniero no sólo que no embocó la línea melódica posterizada por Freddy Mercury, sino que ni siquiera aprobó con la pronunciación de las palabras en inglés, idioma que se supone que el expresidente del Club Atlético Boca Juniors dominaba. Acaso por ello es que una vez asumido como mandatario evitó las vocalizaciones para dedicarse al baile, aunque con la misma mala fortuna.
Por último, Alberto Fernández no perdió la posibilidad de demostrar sus habilidades no solo en el canto sino también en la guitarra, ejecuciones que hizo con mucha más pericia y dignidad que todos sus antecesores y también con mucho más tino que su performance al frente de la jefatura de estado. Su interpretación fetiche fue "Solo se trata de vivir" de su admirado Litto Nebbia, repetida hasta el hartazgo incluso en actos y eventos oficiales.
Con todo, ni siquiera esos antecedentes desparejos le salvan la ropa a Javier Milei, quien se jacta de haber tenido bandas en su adolescencia y presume su fanatismo por un rock que el lunes pasado deshonró con espantosas versiones sobre el escenario del Movistar Arena, modernísima sala por la que han pasado los músicos más prestigiosos del género tanto de Argentina como de todo el planeta. Y que ahora guardará para siempre entre sus paredes la memoria una faena que rayó el ridículo y profundiza su desprecio por el patrimonio nacional, incluso el cultural. (www.REALPOLITIK.com.ar)
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