
Judiciales
La violencia machista no surge del vacío: se alimenta de discursos que patologizan al feminismo y culpan a las víctimas.
Las declaraciones de Patricia Bullrich responsabilizando al “feminismo extremo” por la violencia contra las mujeres no solo son falsas: son peligrosas. Ponen en duda décadas de lucha, banalizan la violencia machista y buscan instalar la idea de que quienes peleamos por derechos somos, en realidad, parte del problema.
La violencia machista no surge del vacío: se alimenta de discursos que patologizan al feminismo y culpan a las víctimas. Cuando el estado adopta esa narrativa, deja de prevenir y empieza a justificar.
Cuando estas palabras vienen de la ministra de Seguridad, adquieren una gravedad institucional enorme. No es una opinión más: es un mensaje desde el estado que legitima violencias, desprotege a las víctimas y pone en riesgo políticas públicas construidas durante décadas. Las funcionarias no pueden, desde sus cargos, alimentar discursos que habilitan el odio y la impunidad.
No. Las mujeres no generamos violencia. La enfrentamos, la denunciamos y la padecemos todos los días. La violencia nace de un sistema machista, desigual y violento que naturalizó durante siglos que nuestras vidas valen menos.
El feminismo no mata. El machismo sí. Fueron los movimientos de mujeres los que lograron que el estado se haga cargo, que se sancionen leyes, que se creen dispositivos de prevención y asistencia, que se escuche a quienes antes eran silenciadas.
Señalar al feminismo como causante de la violencia es como culpar al bombero por el incendio. Es una estrategia política que busca desarmar derechos, reinstalar el silencio y retroceder en todo lo que conquistamos.
Las mujeres no vamos a retroceder. No vamos a aceptar que se nos responsabilice por la violencia que nos mata. Vamos a seguir luchando por un país más justo, más igualitario y sin miedo. La dirigencia política tiene la obligación de estar a la altura de este tiempo histórico. No de alimentar discursos que habilitan retrocesos.
La igualdad no es negociable. El feminismo no es el problema. Es parte de la solución. (www.REALPOLITIK.com.ar)
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