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La referente de Argentinos por la Educación, Romina De Luca, dialogó con RADIO REALPOLITIK FM (www.realpolitik.fm) sobre el último informe de la organización, que analiza la terminalidad educativa entre los veinticinco y treinta años.
La referente de Argentinos por la Educación, Romina De Luca, analizó el reciente informe del organismo sobre la terminalidad educativa en Argentina, que evalúa los niveles de finalización de estudios primarios, secundarios y universitarios entre jóvenes de dieciocho a treinta años.
El estudio, elaborado por María Solalzú, Martín Nistal y Viviana Postay, compara los datos de 2014, 2019 y 2024 a partir de la Encuesta Permanente de Hogares (EPH) del INDEC. Según explicó De Luca, “la primaria está universalizada, pero la secundaria todavía muestra una gran brecha entre clases sociales”.
En términos generales, la terminalidad del nivel secundario aumentó del 67 al 74 por ciento en la última década. Sin embargo, las diferencias por nivel socioeconómico son marcadas:
“Para los sectores más pobres, la terminalidad pasa del 41 al 60 por ciento, mientras que en los más ricos está prácticamente universalizada, del 87 al 92 por ciento”, precisó De Luca.
La especialista remarcó que, aunque los números muestran una mejora, esta se ve influenciada por la flexibilización de contenidos y evaluaciones durante la pandemia, que luego se incorporaron de forma permanente en muchas escuelas.“Estamos certificando, pero no necesariamente estamos aumentando el capital cultural de esos chicos”, advirtió.
Además, señaló que el crecimiento en la finalización de la secundaria se explica, en parte, por la expansión de programas como FinEs y otros trayectos de educación para jóvenes y adultos, los cuales presentan menos días de cursada y menor carga horaria.
“No hay pedagogía del mundo que pueda resolver en menos tiempo lo que lleva años de aprendizaje. Hay un recorte de contenidos muy evidente”, planteó.
Otro de los hallazgos del informe es la brecha de género en la terminalidad educativa, donde las mujeres presentan mejores índices que los varones. “Hay casi siete puntos porcentuales de diferencia. Las mujeres llegan al 77 por ciento, los varones al 70”, detalló.
Según De Luca, esto responde a la diferente socialización de género y a los factores desescolarizantes, que varían según el sexo: “En las mujeres, el embarazo adolescente y las tareas de cuidado suelen ser determinantes. En los varones, el factor más fuerte es la necesidad de salir a trabajar”, explicó.
Por último, advirtió sobre las consecuencias de esta situación en el nivel superior. “Los déficits en la educación básica se reflejan en la universidad. Hoy tenemos talleres de lectocomprensión para acompañar a los ingresantes, porque muchos llegan con dificultades para leer y escribir”, comentó.
Y concluyó con una reflexión sobre el vínculo entre la educación y el contexto social del país:“La escuela no va a ser Finlandia si la Argentina no es Finlandia. La crisis educativa refleja la crisis de nuestra sociedad”, sentenció. (www.REALPOLITIK.com.ar)
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