Domingo 16.11.2025 | Whatsapp: (221) 5710138
16 de noviembre de 2025 | Nacionales

Sin transferencia tecnológica y con deuda récord

Submarinos "llave en mano": Argentina vuelve a hipotecar su futuro industrial

El presidente Javier Milei anunció la compra de submarinos a Francia, sin entrar en detalles. Los buques serán construidos en astilleros del citado país europeo y significará para Argentina adquirir una deuda de más de 2.300 millones de dólares.

facebook sharing button Compartir
twitter sharing button Twittear
whatsapp sharing button Compartir
telegram sharing button Compartir
print sharing button Impresión
gmail sharing button Correo electrónico
por:
Jorge Suárez

Desde medios especializados aplauden la recuperación en un plazo no muy lejano del Arma Submarina de la Armada, pero guardan silencio sobre el proceso de selección poco transparente y el costo para una economía, donde recientemente el Fondo Monetario Internacional (FMI) instó al gobierno argentino a acumular reservas, sin mencionar el rescate llevado a cabo por el Tesoro de Estados Unidos. ¿Cómo hará frente el gobierno argentino para pagar el crédito de los submarinos franceses? ¿La Armada Argentina tiene recursos para operar dichos buques cuando apenas puede mantener la Flota de Mar?

La compra

En 2024 el ministro de Defensa, Luis Petri, firmó una carta de intención – aunque no vinculante – para la adquisición de tres submarinos franceses Scorpene Evolved. Esto coincidió con la visita del titular de la cartera citada a Francia, donde se entrevistó con el ministro de las Fuerzas Armadas, Sébastien Lecornu. La compra se financiaría con un crédito francés por 2.300 millones de dólares, con un plazo de gracia para los pagos del mismo. La construcción se llevará a cabo en los astilleros de Naval Group, una empresa controlada por el estado francés.  El citado submarino, en sus diferentes versiones, es operado por las Armadas de Chile (dos unidades), Malasia (dos unidades), India (seis unidades), Brasil (dos en servicio y tres en diversas etapas de construcción). Los futuros candidatos a adquirir estos buques son las marinas de Indonesia (dos buques) y Egipto (su número no está definido y depende del acuerdo de transferencia de tecnología). 


Argentina se debate entre la chatarra naval y los submarinos Scorpene Evolved.

Surge de los medios especializados locales y extranjeros, que la compra de Argentina será “llave en mano”. Al parecer no hay ningún tipo de offset (compensación industrial), materia que por cierto los “expertos” y “asesores” que pululan en los pasillos del ministerio de Defensa de Argentina, no tienen muy en claro, como tampoco los marinos que han impulsado la adquisición de submarinos galos. Cabe agregar que existe una resolución del ministerio de Defensa que regula los offset y la ley 27.565 de Fondo Nacional de Defensa en materia de adquisiciones, especialmente en su artículo 2, dispone:

1. Favorecer la sustitución de importaciones, el desarrollo de proveedores y la inserción internacional de la producción local de bienes y servicios orientados a la defensa.

2. Promover la innovación productiva, inclusiva y sustentable, por medio de un mayor escalonamiento tecnológico.

3. Incrementar las acciones de investigación y desarrollo, tanto en el sector público como privado.

4. Mejorar las condiciones de creación, difusión y asimilación de innovaciones por parte de la estructura productiva nacional.

En otras palabras, el ahorro nacional, servirá para generar trabajo y transferir recursos propios a Francia, siguiendo el mismo patrón de los buques de patrulla de altura contratados durante la presidencia de Mauricio Macri


Uno de los cuatro buques patrulleros oceánicos comprados a Francia por la gestión de Mauricio Macri.

La decisión de Argentina sobre los buques franceses en su momento fue cuestionada por el gobierno alemán. El TKMS Group ofreció el U209NG, además de créditos para su construcción. Cabe señalar que la oferta germana como la francesa datan de 2022, incluso desde 2020, se venía hablando de la posibilidad de comprar buques de segunda mano a Brasil (U209/1400 de origen germano) o Noruega (tipo U210/Ula de tecnología alemana).

De hecho, en su momento el ministro de Defensa, Jorge Taiana, del gobierno de Alberto Fernández, visitó en julio de 2022, los astilleros tanto de Naval Group en Francia como de TKMS en Alemania. En ese momento las exigencias argentinas eran que dos de los tres submarinos a contratarse, se ensamblaran en las instalaciones del Complejo Industrial Naval Argentino (que aglutina el astillero de reparaciones TANDANOR y el astillero Almirante Storni) a los fines de obtener cierta transferencia de tecnología, permitiendo poder llevar a cabo el mantenimiento / reparación de los buques, que impliquen el corte del casco, integración de nuevos sistemas de armas / sensores. Los alemanes sí estaban de acuerdo en que uno o dos navíos U209 NG se montaran en el CINAR, además de transferir cierta tecnología, capacitar técnicos. Esto se vio reforzado por la voluntad de Berlín, como trascendió en medios de prensa alemanes, de considerar la venta como “estratégica”. No olvidemos que la Armada Argentina, apostó históricamente por buques de este origen y que tripulaciones submarinistas argentinas entrenan en Perú, en submarinos alemanes. En cambio, los franceses no ofrecieron ningún tipo de oferta de construir los submarinos en Argentina o algún tipo de transferencia tecnológica. 

El buque seleccionado por Argentina, es el Scorpene Evolved (un desplazamiento de 1.600 / 2.000 toneladas) cuenta con un moderno sistema de combate SUBTICS, emplea baterías de iones de litio cuya vida útil es un 40 por ciento mayor que las tradicionales de ácido, además de exigir menos mantenimiento, pero exigen ciertas medidas de seguridad e instalaciones adecuadas, ante riesgos de fuga térmica; una autonomía aproximada de cincuenta días, un alcance operativo de más de 6.000 millas náuticas; una menor tasa de indiscreción que las versiones anteriores del Scorpene y mantendrá la velocidad máxima durante más tiempo. Esto se puede lograr porque las baterías de iones de litio pueden almacenar y suministrar más energía con tiempos de carga más cortos que las baterías de plomo-ácido. Las armas que emplea son los torpedos pesados franceses F21, como también misiles Exocet SM 39 y minas navales. La tripulación unos treintaiún efectivos. En cuanto a la propulsión, puede optar por el sistema AIP (propulsión independiente del aire) utilizando el módulo MESMA (que implica alargar el casco en unos 8.7 metros) gracias al etanol y oxígeno a una presión determinada, genera vapor que alimenta una turbina. El sistema puede expulsar el dióxido de carbono generado a cualquier profundidad. En inmersión, gracias a esta propulsión, el buque puede permanecer sumergido veintiún días. Existe otro sistema basado en pilas de combustible de hidrógeno. Ello requiere instalaciones adecuadas de mantenimiento y consideramos que es posible que no sea la opción para la Armada Argentina, dado la inversión adicional que habría que llevar a cabo. 


Luis Petri saludando al Comando de la Fuerza de Submarinos y repitiendo la historia de los F-16.

Estamos ante una moderna nave con tecnología puntera, gran radio de acción, apto para operar en un escenario como el Atlántico Sur, agregándose su nivel de sigilo y un probado sistema de combate. Respecto a este -denominado SUBTICS- un desarrollo en conjunto entre Naval Group y Thomson CSF, constituye un avanzado sistema de gestión de combate para submarinos, integra y controla los sensores, las armas, el radar desde una serie de consolas multifunción. Está operativo tanto en los navíos de la Clase Scorpene como de los submarinos nucleares tácticos y estratégicos de la Marina francesa. Esto llevó en el caso de la Marina India, por no poder acceder al denominado “código fuente”, generando dependencia de Naval Group para la integración de sistemas de armas adicionales, especialmente aquellos de desarrollo local, a optar por desarrollar un sistema de gestión de combate de factura local adaptado a los Scorpene indios. Esto permitirá a la Marina india, la autonomía tecnológica para futuras modernizaciones y adaptar los buques de la clase citada a requerimientos propios

El Scorpene en Brasil, India e Indonesia

El origen del programa Scorpene surgió de un acuerdo entre la entonces española Bazán (hoy Navantia) y la francesa DCN (hoy Naval Group). La cooperación industrial entre España y Francia en materia de submarinos se remonta a mediados de los años 60, cuando la Armada Española construyó bajo licencia los navíos clase Daphné franceses, seguidos a mediados de los 70 por una evolución de los Agosta también de origen galo, pero adaptado a requerimientos españoles. La colaboración franco española dio origen el Consorcio Scorpene, teniendo como primer hito de exportación, la venta de dos barcos a la Armada de Chile a fines de los 90, posteriormente seguido por otro contrato en 2002 con la Marina de Malasia, también por dos unidades (entregados en 2009). Los alemanes ahora tenían un competidor serio en el segmento ganado por el célebre submarino U209 (la Argentina contó con dos unidades, entre ellos el ARA San Luis que participó en el conflicto de Malvinas de 1982). Por razones políticas, España se retiró del proyecto Scorpene y con la experiencia obtenida, inició un largo camino para el desarrollo de su propio submarino, el S-80.  


Islas Malvinas, epicentro de la guerra de 1982.

En 2005, la India, en el marco de su Proyecto 75, seleccionó el buque entonces franco español, Scorpene. Las condiciones de Nueva Delhi eran que los submarinos serían construidos en astilleros indios y con un programa de transferencia de tecnología. La construcción del primer buque, el INS Kalvari, comenzó en diciembre de 2006 e incorporado a la Armada de la India en diciembre de 2017. El segundo submarino de la clase, el INS Khanderi, fue botado en enero de 2017, mientras que el tercer submarino de la clase P75 Scorpene, designado INS Karanj, fue botado en enero de 2018. El cuarto submarino de la clase P75 el INS Vela, fue botado en mayo de 2019. El programa indio estuvo plagado de problemas por sobrecostos, filtraciones de seguridad (la prensa australiana tuvo acceso a información sobre aspectos técnicos sensibles), problemas técnicos en sonar y torpedos. La negativa francesa de compartir información y claves sobre el sistema de combate, obligó a los indios a desarrollar capacidades propias para adaptar sistema de armas de cuño nacional. 

En 2009 Brasil cerró un contrato en el marco del programa Prosub Ltda. para la construcción de cuatro submarinos basados en el Scorpene, denominados Clase Riachuelo. Los brasileños negociaron la transferencia de tecnología para la construcción de los barcos en astilleros de Brasil, creándose una empresa conjunta entre el entonces DCNS (hoy Naval Group) y la estatal Itaguaí Construções Navais SA. Odebrecht fue responsable de la construcción de las instalaciones industriales, en un proceso cargado de controversias, pero finalmente están en servicio, llevando a cabo la construcción de los submarinos brasileños. La experiencia derivada de la construcción de buques de este tipo y los acuerdos de transferencia tecnológica entre Brasil y Francia, incluyen el apoyo al desarrollo del submarino de propulsión nuclear. El corte de chapa del buque de este tipo comenzó en 2024, el Alvaro Alberto. El resultado del intercambio tecnológico entre dichos países incluyó un proceso de nacionalización de 8 mil componentes, que benefician a unas doscientas empresas brasileñas. Entre ellas, hay empresas que desarrollaron tecnologías punteras tales como el Sistema Integrado de Gestión de Plataforma, un sistema informático responsable de controlar la navegación, la profundidad, la propulsión, la calidad de vida y la seguridad a bordo, la energía eléctrica, la fabricación bajo licencia de los motores eléctricos, válvulas y otros componentes. La industria naval de Brasil se benefició con la capacitación en modernas técnicas de construcción naval, que impactan en el ámbito civil. 

En julio de 2025, el programa de construcción del submarino Scorpene Evolved se convirtió en una realidad para Indonesia. El gobierno de dicho país asiático alcanzó un acuerdo por el cual, los dos buques contratados a Naval Group, serán construidos bajo licencia en los astilleros estatales PT PAL Indonesia, agregándose la capacitación de cuatrocientos técnicos e ingenieros indonesios. Esto se inserta en un acuerdo estratégico de magnitud en palabras del presidente de Naval Group, Pierre-Eric Pommellet: “La ejecución de este contrato constituye un hito significativo en la alianza estratégica entre Indonesia y Francia, de la cual nos honra formar parte. Junto con nuestro socio estratégico PT PAL, apoyaremos a Indonesia en su ambición de construir una industria naval indonesia moderna, soberana y resiliente en beneficio de la Armada de Indonesia”.


PT PAL Indonesia.

Indonesia desde 2010, apuesta al desarrollo de capacidades militares buscando el mayor grado de autonomía estratégica en materia de proveedores como también impulsar una base industrial autóctona. En materia de submarinos, la contratación de tres submarinos de la clase Nagapasa (una evolución del navío germano U209/1300 por parte de Corea del Sur), abrió las puertas para el montaje en el astillero indonesio PT PAL del último barco de la serie. Prueba de la existencia de una estrategia clara del gobierno indonesio, de desarrollar capacidades tecnológicas en construcciones navales de alto nivel de exigencia, como son la fabricación de submarinos. 

El arma submarina argentina: De los sueños de grandeza a endeudar el país por miles de millones de dólares

En Dársena Sur se levanta junto a las instalaciones de TANDANOR, un conjunto de edificios, testigos mudos de los sueños de contar con el primer astillero especializado en submarinos del Atlántico Sur. Estas edificaciones denominadas Astillero Almirante Storni, está compuesto por un edificio de construcción de 35.000 m2, con una nave central de 200 metros de longitud con dos líneas de construcción, además de tres naves: dos de 206 metros y otra de 110 metros, más otras auxiliares que van desde 500 a 2.500 m2. El sistema Syncrolift, posibilita la botadura de submarinos o su ingreso al taller. La infraestructura del Almirante Storni tenía previsto una fábrica de torpedos con 12 hectáreas, un área para oficinas. Este complejo tiene la capacidad de procesar unas 15 mil toneladas por año. En su momento, dado las capacidades en materia de calderería pesada, era una instalación industrial apta para la construcción de componentes de centrales nucleares y mecanizado de grandes piezas/estructuras. 

En 1974 durante la presidencia del general Juan Domingo Perón, por medio del decreto secreto número 956/1974, fue aprobado el Plan de Construcciones Navales, destinado a modernizar las fuerzas de la Armada. El mismo impulsó al comandante de la Armada, el entonces almirante Emilio Massera, a proponer un plan de construcción de submarinos por medio del decreto secreto 768/1974, donde convocaba un concurso para que la empresa ganadora se asociara a la Armada Argentina para la construcción en el país de submarinos, tal como dice el artículo 6 de la norma citada: “Autorízase al ministerio de Defensa (Comando General de la Armada) a contratar y/o asociar los Talleres Navales Dársena Norte (TANDANOR SACIyN), con una firma del exterior con experiencia en la construcción de submarinos, para la implementación en la República Argentina de un astillero apto para la construcción de esas unidades navales, a cuyo efecto, en todos los casos se adoptarán los recaudos necesarios para mantener la preeminencia del Estado Nacional Argentino en el capital y poder de decisión”.

El resultado fue celebrar un acuerdo con la empresa germana Thyssen Nordseewerke (TNSW) para constituir una sociedad con la Armada, denominado Astilleros Ministro Manuel Domecq García, para la construcción de cuatro submarinos oceánicos Clase TR 1700 (solo se construyeron los ARA San Juan y ARA Santa Cruz), dos submarinos costeros TR 1400. El contrato con TNSW incluyó la transferencia de tecnología para levantar un astillero especializado y la creación de la empresa EDESA para producir torpedos (llegó al armado de dichas armas de origen alemán SST -4 como su modernización). Finalmente, los TR-1400 fueron reemplazados por el objetivo final de seis submarinos TR -1700 (dos construidos en Alemania y el resto en Argentina). En 1980, la dictadura militar ya tenía en funciones el astillero, cobrando fuerza junto con los submarinos que empezaban a construirse, la idea de un navío de propulsión nuclear. 

El país a mediados de los años 80 solo recibió los dos primeros buques de la serie. Los constantes recortes de presupuestos ralentizaron la construcción de los buques en construcción en Domecq García, para finalmente, en la fiebre privatizadora de los 90, arrojar por la borda el proyecto y los millones de dólares invertidos en él, agregándose la posibilidad de convertir las modernas instalaciones del citado astillero, en un centro comercial. La idea no prosperó y en 1995, Astilleros Ministro Domecq García fue liquidado, las herramientas, maquinarias y buques todavía sin terminar pasaron a la Armada. Las valiosas maquinarias y herramientas en gran parte fueron vendidas, los repuestos y materiales existentes en gran parte fueron empleados como fuentes de repuesto. En el año citado, llegó al astillero un nuevo “inquilino”: el submarino ARA San Luis, que participó en Malvinas, donde la fuerzas navales británicas especializadas en lucha antisubmarina nunca pudieron dar con el escurridizo buque. El objetivo era una gran carena y reparación de media vida. El dinero nunca llegó y el buque sigue durmiendo el sueño de los justos

El ARA Santa Cruz, cuando zarpó de Alemania, luego de ser entregado por el constructor a la Armada Argentina, fue seguido por aviones Nimrod de lucha antisubmarina británicos, en un intento de seguir su firma acústica y magnética, para luego perder su rastro, cuando el submarino hizo inmersión. Esto fue un ejemplo de las prestaciones de los TR 1700 por su autonomía, sigilo y velocidad. En el caso del ARA San Juan en el ejercicio FLEETEX 2/94, donde participaron más de treinta unidades, incluyendo dos portaaviones de la US Navy y su buque de mando USS Mount Whitney de la citada fuerza, durante el ejercicio no solo pudo eludir a buques dotados de modernos recursos en materia de guerra antisubmarina, sino que pudo “hundir” el Mount Whitney.  Una vez los recortes de presupuesto condenaron a dos excelentes submarinos a un proceso de degradación de capacidades. 


ARA San Juan.

En 2008 el Astillero ex Domecq García fue nombrado Astillero Almirante Storni, a instancias de la entonces ministra de Defensa, Nilda Garré, y junto al astillero TANDANOR, los denominó Complejo Industrial Naval Argentino, un nombre rimbombante que carece de personalidad jurídica, quedando la gestión del Storni -en los hechos- en manos de TANDANOR. En sus instalaciones se llevó a cabo la reparación de media vida del ARA San Juan (quedando pendiente una modernización, especialmente en su sistema de combate). El buque ingresó en 2008 y durante años estuvo en el astillero, dado los problemas de asignación de recursos para terminar los trabajos, que finalmente fueron concluidos en 2011. El buque fue entregado a la Armada en una ceremonia utilizada políticamente por la presidente Cristina Fernández de Kirchner. En 2014, ingresó a las instalaciones del CINAR, el ARA Santa Cruz, para ser sometido a trabajos similares (cambio de motores, baterías, etcétera). Otra vez el factor dinero estuvo presente y solo pudo avanzar los trabajos previstos en un 20 por ciento. La nave está junto al ARA Santa Fe, cuyos trabajos avanzados en un 70 por ciento (está allí arrumbado desde los años 80) y el célebre ARA San Luis, depositado en dicho Complejo desde 1996. En el estado de los submarinos, el valioso acero que contienen está valuado en millones de dólares. No hay una decisión oficial sobre el destino de dichos buques, si serán enviados al soplete, ni las razones porque no fueron continuadas las tareas de recuperación del ARA Santa Cruz, a pesar de tener una vida útil remanente de diez años.

El tiempo ha pasado. El Astillero Almirante Storni es testigo mudo de una Argentina industrial que pudo ser, a pesar de las capacidades industriales, tecnológicas y la existencia de profesionales y técnicos altamente calificados, que pueden enfrentar el desafío de construir un submarino en el país. Mientras tanto, la soberbia y la genuflexión a intereses ajenos a la Nación, llevan a la posibilidad de cerrar un trato, donde el talento nacional queda fuera junto con la posibilidad de promover alianzas tecnológicas industriales que generen empleo, desarrollo, en un el marco de una solución win – win, donde las partes involucradas obtengan beneficios mutuos y para peor, generando más deuda externa, en un país donde la mitad de los argentinos están en la pobreza, hipotecando generaciones venideras. (www.REALPOLITIK.com.ar)


¿Qué te parece esta nota?

COMENTÁ / VER COMENTARIOS

¡Escuchá Radio Realpolitik FM en vivo!