Municipales
El periodista y escritor Pablo Morosi visitó los estudios de RADIO REALPOLITIK FM y analizó en profundidad la crisis que atraviesa la ciudad de La Plata en torno a su Código de Ordenamiento Urbano, marcado por el avance del mercado inmobiliario, la falta de controles, la pérdida de patrimonio y la ausencia de participación ciudadana.
“La Plata tiene un tema cada vez que hay que adecuar o regular el Código de Ordenamiento Urbano, porque al ser una ciudad planificada nació ya con un código establecido. Esa ciudad que para muchos era una ciudad perfecta, cada vez que pone en discusión cómo reordenarse es un tema”, introdujo Pablo Morosi.
El escritor planteó que la capital bonaerense, tras perder su puerto en 1957, quedó sin otro atributo más poderoso que su arquitectura. “Lo que atrae de la ciudad es su arquitectura, lo que siempre se discute en la ciudad es su arquitectura. Y esa también es una gran trampa”, remarcó.
En ese sentido, cuestionó que las discusiones sobre el plan urbano continúen monopolizadas por arquitectos y desarrolladores. “Tienen que discutir otros actores que no sean solo los arquitectos. Nunca los vecinos, nunca los historiadores, nunca la gente de la cultura. Ese es un gran debe de la ciudad”, afirmó.
Morosi señaló que, con el correr de las décadas, el mercado inmobiliario terminó imponiendo las condiciones del crecimiento urbano. “Lo que fue pasando a lo largo del tiempo fue que fue el mercado el que fue imponiendo un poco las reglas del crecimiento, que eran las no reglas. Era el negocio”, señaló. Incluso recordó que el actual gobierno municipal denunció penalmente 450 emprendimientos que no habían sido convalidados por la provincia. “Eso ya es un descontrol”, sostuvo.
Asimismo, advirtió que La Plata acumula más de 200 barrios vulnerables, fenómeno que complejiza cualquier debate sobre planificación futura. Pero el punto más crítico, subrayó, es la pérdida acelerada del patrimonio arquitectónico. “Cuando La Plata se postuló para ser patrimonio de la humanidad, los especialistas no lograron encontrar ni siquiera una cuadra preservada. La vereda rota, la cartelería, los faroles cambiados, el adoquinado tapado. No se pudo establecer un perímetro”, lamentó.
El periodista explicó que la ciudad única que alguna vez fue —con palacios, diagonales, eclectisismo arquitectónico y grandes avenidas— no puede crecer “con los criterios de una ciudad cualquiera”. “Si pierde ese valor, está regalando lo mejor que tiene”, sostuvo, y criticó que el patrimonio se reduzca únicamente a la preservación de edificios emblemáticos. “Pintamos los grandes palacios y acomodamos la zona alrededor, pero no pensamos en la ciudadanía”, cuestionó.
Respecto del adoquinado histórico, Morosi enfatizó que su abandono fue una oportunidad desperdiciada: “Nunca se creó una escuela de oficio para mantenerlo, y podría haber generado trabajo y circuitos turísticos. En cambio, el asfaltado barato terminó destruyendo parte de la identidad urbana”.
También lamentó la falta de políticas que pongan en valor las casas antiguas donde ocurrieron hechos relevantes o vivieron figuras centrales de la historia local. “La casa de René Favaloro tiene una placa que pusieron los vecinos. La casa de Ricardo Balbín está destruida por dentro. ¿Qué estamos haciendo con la historia?”, cuestionó. Y agregó que incluso el fundador de La Plata, Dardo Rocha, es un personaje prácticamente desconocido fuera de la ciudad. “Ni en las escuelas de La Plata se habla de él. Atenta contra la identidad”, sostuvo.
Para Morosi, la raíz del problema es la falta de consenso y participación. “Las reglas las tiene que fijar el estado con un sentido de plan. Pero es muy raro que no se convoque a todos los que trabajan estos temas”, señaló, aludiendo también a los debates sobre arbolado, ambiente y movilidad urbana. “Si no reunís a esos intereses en pugna, lo que generás es una legislación que nadie sabe bien qué busca y que genera sospecha”.
Finalmente, reconoció algunos aciertos en la idea de convocar a urbanistas de renombre internacional, como los impulsores del concepto de la “ciudad de los 15 minutos”, pero insistió en que cualquier planificación de largo plazo debe integrar una mirada plural. “La Plata no puede pensarse con los ojos de unos pocos. Si se excluye a los vecinos, a los historiadores y a la cultura, estamos condenando a la ciudad única a convertirse en una ciudad cualquiera”, concluyó. (www.REALPOLITIK.com.ar)
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