Judiciales
“Para no alarmar a la población”, Mercedes archivó el debate por el arsénico en el agua. Mientras concejales de distintos bloques aseguraban tener estudios “perfectos” que nunca mostraron, el ITBA colocó a la ciudad en “zona roja”, por niveles que exceden los 50 ppb.
Una concejal enrolada en el espacio de Javier Milei admitió que no sabe de dónde salieron los análisis con los que justificaron cerrar la discusión. Aseguran que “nadie oculta nada”, pero se niegan a mostrar los documentos. Los estudios filtrados hoy confirman niveles superiores a los tolerados.
En una maniobra que dejó atónitos a vecinos, especialistas y hasta a parte de la dirigencia local, el Concejo Deliberante de Mercedes decidió archivar el debate sobre la presencia de arsénico en el agua potable. La decisión fue impulsada por un inusual frente común: Silvia Di Leo (La Libertad Avanza), Débora Lacasa (Unión Cívica Radical) y el bloque kirchnerista alineado con la gestión de Juan Ignacio Ustárroz.
Según argumentaron en ese momento, los ediles poseían “múltiples estudios propios” que demostraban que el agua “estaba perfecta” y que reabrir la discusión solo “alarmaría a la población”. Sin embargo, tras la polémica generada por el último mapa del Instituto Tecnológico de Buenos Aires (ITBA) –que ubica a Mercedes entre los municipios con niveles más altos de arsénico–, quedó en evidencia que tales estudios nunca fueron exhibidos, ni ante el Concejo ni ante la ciudadanía.



Durante las últimas horas, la concejal libertaria Silvia Di Leo respondió consultas periodísticas relacionadas a los análisis que ella y otros ediles aseguraron tener. La respuesta fue un desconcierto total.
Al inicio, Di Leo intentó derivar el pedido: “Eso lo tenés que pedir en secretaría. Ahí están los expedientes”, afirmó.
Cuando se le preguntó si los concejales habían visto esos estudios antes de archivar el tema, su versión cambió varias veces. Primero negó tenerlos: “Los concejales no hacemos estudios”. Luego afirmó lo contrario: “Claro que los vimos. Están en el expediente”.
Pero ante la pregunta básica –qué laboratorio realizó los análisis– la concejal quedó totalmente expuesta: “No tengo el expediente a mano”. “Preguntá en la secretaría de Salud”, añadió: “Claro que no recuerdo.”
Tampoco pudo decir si el laboratorio era de Mercedes: “Preguntá en la secretaría… Que tengas buena tarde”.
Al señalar la contradicción, Di Leo ensayó un ataque personal: “Nadie oculta nada a pesar de tus fantasías conspiranoicas”.

Las versiones de la concejal enrolada en las filas de Javier Milei chocan de lleno con los análisis internos que motivaron el archivo de la discusión: las muestras arrojan valores por encima de los límites tolerados, exactamente lo contrario a lo que los concejales dijeron en el recinto y en los medios.
Es decir: no solo archivaron el debate, sino que lo hicieron amparándose en estudios que sí existían, pero que no solo no mostraron, sino que contenían datos que confirmaban el riesgo sanitario.
La coordinación entre libertarios, radicales y kirchneristas para cerrar el expediente generó sospechas desde el primer día. El ejecutivo municipal, encabezado por Ustárroz, había defendido previamente la “normalidad” del agua pese a que mediciones independientes y el propio ITBA detectaron valores que duplicaban los límites.
Que los concejales se alinearan con esa postura y luego admitieran no recordar qué laboratorio realizó los análisis, ni tenerlos a mano, ni haberlos publicado en ningún lado, profundiza las dudas.
El argumento de que revelar la información “alarmaría a la población” queda pulverizado ante la evidencia: la población tiene razón para alarmarse.
El ITBA colocó a Mercedes en “zona roja” por niveles de arsénico que exceden los 50 ppb. Los informes filtrados confirman que las muestras internas del municipio también arrojaron valores elevados, lo que vuelve aún más grave la decisión política de encubrirlos.
Mientras tanto, los concejales responsables de archivar la discusión no exhiben los análisis, no pueden explicar de dónde salieron y no saben qué laboratorio los emitió. La municipalidad de Mercedes, por su parte, mantiene que “todo es normal”.
En Mercedes la crisis ya no es solo sanitaria. Es institucional. Un Concejo Deliberante que archiva un debate de salud pública, políticos que dicen tener estudios que no muestran y un ejecutivo que pide no alarmar a la población mientras los valores superan los límites legales.
La filtración de hoy confirma lo que muchos sospechaban: los análisis existen y no dicen lo que el municipio decía que decían. (www.REALPOLITIK.com.ar)
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