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15 de diciembre de 2025 | Nacionales

Entrevista REALPOLITIK.FM

Advierten que el nuevo ministro de Defensa, “va a seguir cobrando un sueldo del Ejército”

Fernando Morales, presidente de la Liga Naval Argentina, dialogó con RADIO REALPOLITIK FM (www.realpolitik.fm) sobre las consecuencias institucionales y políticas del nombramiento de Carlos Presti como ministro de Defensa, el primero en ocupar ese cargo siendo militar en actividad desde el retorno de la democracia.

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por:
Simón X

“Obviamente no es inusual que los gobiernos democráticos pongan militares en ministerios. Lo que sí es cierto es que, durante todos estos años, no hubo militares como ministros de Defensa”, comenzó Fernando Morales. Recordó que, si bien hubo uniformados ocupando segundas líneas, la conducción política del área siempre recayó en civiles.

El especialista remarcó que la situación actual es inédita: “Por primera vez, dejando de lado a Juan Domingo Perón cuando era secretario de Guerra, tenemos un ministro de Defensa que sigue en actividad. Y eso ha generado un gran desastre administrativo. Si el ministro pasara a retiro sería un ciudadano más, fuera de la cadena de mando, pero el gobierno se encaprichó en no retirarlo”.

Esto, explicó, derivó en una consecuencia directa: la necesidad de desplazar al jefe de la Armada y al jefe del Estado Mayor Conjunto. “Son oficiales formados durante décadas, recursos valiosos que el país pagó muy caros. Pero, por un capricho, hay que reacomodar todo el tablero y se produce una sangría innecesaria”.

Morales advirtió que la permanencia de Carlos Presti en actividad implica un conflicto de origen: “Va a seguir cobrando un sueldo del Ejército. Es como si el ministro de Salud cobrara de una prepaga o el de Economía de un banco. No corresponde que un ministro cobre de la corporación a la que tiene que dirigir”.

Además del aspecto formal, señaló el impacto político interno que la medida genera: “Hoy noto un malestar creciente en la Armada Argentina y la Aeronáutica. El ministro será un teniente general, el viceministro un general de división de su promoción, el presidente de la obra social otro general, y lo mismo pasa en el Instituto de Ayuda Financiera. Incluso del escudo del ministerio sacaron el ancla y las alas, símbolos de la Armada y la Fuerza Aérea Argentina, y dejaron solo las espadas del Ejército”.

Si bien el gesto simbólico “no es grave por sí mismo”, Morales dijo que cualquier institución donde una fuerza o sector acapare todos los cargos clave genera tensiones: “Pasa en las Fuerzas Armadas, en una fábrica o en un club. Si el reparto no es equilibrado, empiezan los resquemores”.

Sobre las expectativas generadas alrededor del nuevo ministro, el especialista advirtió: “Si a Presti le dieran un montón de plata para arreglar la obra social, subir sueldos, poner a volar los F-16 o comprar munición, tendría un busto al lado del de San Martín. Pero como no hay dinero y el gobierno no planea invertir en las Fuerzas Armadas más allá de compras puntuales, lo más probable es que termine defraudando. Y no hay peor astilla que la del mismo palo".

Morales también analizó la gestión de Luis Petri, exministro y actual diputado nacional de La Libertad Avanza: “No se puede decir que todo lo que hizo estuvo mal. Los F-16 se venían negociando desde la época de Carlos Menem y él logró cerrar la compra. Pero estamos hablando de aviones con más de 40 años de uso. Petri vendía que tenían 25 mil horas de vuelo por delante, pero el límite real de un avión lo determina el fuselaje y los ciclos de presurización”.

Asimismo, marcó que la compra no responde a las necesidades estratégicas del país. “Posicionarlos en Tandil no sirve para cubrir nuestra hipótesis de conflicto real: el Atlántico Sur. No digo que vayamos a la guerra, pero cualquier país debe planificar su defensa en función de su entorno. Nosotros decimos que no tenemos hipótesis, pero los demás sí las tienen con nosotros”.

Finalmente, señaló el deterioro estructural de las Fuerzas Armadas: falta de combustible, hospitales sin insumos, sueldos bajos y uniformes que los propios militares deben costear. “No hay plata para arreglar un vidrio roto, para pagar la luz o para alimentar a la tropa. Si un ministro militar no logra revertir eso, su caída será más dura que la de cualquier civil”. (www.REALPOLITIK.com.ar)


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