Historia
Después de 25 años, la emblemática banda ibérica con su voz fundante al frente vinieron a contarnos a Buenos Aires uno de los mitos fundacionales del rock de España.
Extremoduro, como todos los misterios, escribió sus relatos en las sombras de lo insondable. Así fue, al menos, a este lado del Océano Atlántico, donde la banda incubó un extraño idilio por encima de su ausencia eterna de tan extensa. El encendido fanatismo por un grupo del que solo se tenía su música, sus historias de leyenda y el encanto magnético de Robe Iniesta, el creador de ese monstruo de barro que fue consumo de cabotaje hasta que un día, un gran día, atravesó fronteras y cruzó la mar.
“Robando perchas del hotel” fue el nombre de aquella gira que hizo rodar a una banda cada vez más alejada de los escenarios, a los que esa vez se reincorporó con la excusa de presentar “Material defectuoso”, su décimo disco de estudio. Pero era una excusa de alfeñique: el motivo real se anclaba en el primer tour internacional al cabo de 25 años de carrera, media vida de ese Iniesta cincuentón que se acantonó en el tablado del Teatro Flores durante dos noches inolvidables de diciembre de 2012 con su vestido, la melena, su guitarra y la voz ajada de tantas letras canallas.
Como memorias trabadas en el futuro, "Mi espíritu imperecedero" y "Tango suicida" fueron el escueto repaso por el disco que los motivó a mover el barco hasta el nuevo continente (estuvieron en Chile, luego siguieron hacia Rosario y cerraron en Uruguay). La primera es una de las tantas poesías descarnadas que Iniesta le ha dedicado a las penurias del alma; la otra, tal como su nombre lo deschava, mete las patas en los influjos arrabaleros de nuestra tierra para hermanar las intenciones orilleras del mundo entero, apelando al recuerdo emotivo de un suelo que el bueno de Robe nunca había pateado hasta esa fecha. La música, en definitiva, es un lenguaje universal, pero no de este universo, sino de otro, tal vez oblicuo y desalineado en vez de paralelo, pero lo mismo ubicado más allá de las diferencias convencionales del ser humano y de sus idioteces de tribuna.
Visceral, salvaje, bruto, romántico. Juglar del amor y el desencanto, de la guerra y de la paz. Iniesta fue un esquizofrénico que acuñó lo bello y lo bestial de sus letras escritas a punta de tripa abierta con la tinta de su sangre, su sudor y sus lágrimas. Pero Extremoduro no era trabajo de uno. Y allí radicó el mérito de Iñaki Uoho Antón, el personaje que reinventó la leyenda, la revaluó y la convirtió en un valor en alza desde su ingreso (sea como gran productor, sea como primera guitarra) en 1996 para darle estabilidad a una locomotora acostumbrada a los descarrilles. “So payaso”, “Standby”, “Puta”, “Salir” y “Golfa” (grabado originalmente con Fito Cabrales en un eje que une a Extremoduro con Platero y Tú, otra banda fundamental del rock español) fueron las notas más festejadas de esa sociedad creativa y afectiva que dominó el escenario y se ganó las mayores ovaciones de estas citas porteñas.
Por supuesto, también hubo tiempo para la pre-historia a través de “Ama, ama, ama y ensancha el alma”, “Deltoya”, “Jesucristo García" (en donde todos, a fuerza de grito pelado, fueron "Evaristo, el rey de la baraja”), o algunos de los movimientos de “La ley innata”, esa suite inspirada en un escrito del romano Cicerón. Las crónicas de origen nos contaban que Extremoduro había evolucionado elegantemente, dejando atrás aquellas noches de desfalco que contribuyeron a reseñar la mitología tóxica de Iniesta y su pandilla. Imposible saberlo: allí se ha visto otra cosa. Por empezar, una banda respetuosa con su historia y su leyenda, la del “rock trasgresivo”, tal como la llamaron ellos mismos cuando comenzaron a convertirse en el estímulo fundante de todos los que los sucedieron en el rollo de desandar esa música por el suelo español. Y el retrato vivo de Robe Iniesta, que por fin los argentinos supimos esas noches calurosas en el barrio de Flores que no era de oro ni de bronce, sino de carne y hueso, para la suerte de quienes pudieron escuchar la historia de primera mano y por vez primera. (www.REALPOLITIK.com.ar)
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