"Ya pasaron 17 días desde que terminó el proceso electoral y todavía no hay un recuento final. Esto no es casual: hay una clara intención de dilatar el escrutinio por parte del Partido Liberal y del Partido Libertad y Refundación (LIBRE), que hoy gobierna Honduras”, sostuvo Gustavo Esperanza. Según explicó, los resultados preliminares no favorecen ni al candidato liberal Salvador Nasralla ni a la fuerza oficialista que lidera la presidenta Xiomara Castro, por lo que ambos espacios “quedaron fuera de la ecuación”.
En ese sentido, remarcó que la tendencia electoral es clara y se alinea con un fenómeno continental: “Casi 2,6 millones de hondureños votaron en contra del oficialismo. Esto se da en un contexto regional de hartazgo frente a los modelos de izquierda y de giro político que ya vimos en países como Argentina, Estados Unidos, Paraguay, Perú o Ecuador, con sus matices”.
El asesor político aseguró que la demora en el escrutinio genera un fuerte malestar social: “Esto provoca un estrés masivo en el pueblo hondureño, que quiere paz, democracia y saber cuál fue el resultado de su voto. 17 días para un recuento es algo que ya pasó de lo absurdo”. Sin embargo, destacó que la ciudadanía distingue quiénes cumplen con las reglas del proceso electoral y quiénes no: “El Partido Nacional presentó actas, realizó sus conteos y está listo. Los que no están colaborando son los otros dos partidos”.
En relación al rol del Consejo Nacional Electoral (CNE), Esperanza afirmó que el organismo está en condiciones de avanzar con el recuento, pero se ve obstaculizado por la falta de representantes y documentación de los sectores que reclaman un conteo voto por voto. “Si quieren revisar mesas con inconsistencias, deben presentar pruebas y cumplir el reglamento. Lo que hacen es fogonear una narrativa para agitar socialmente y desacreditar el proceso”, advirtió.
Asimismo, fue muy crítico con la figura de Salvador Nasralla, a quien calificó como “un caballo de Troya”. “Es una conducta repetida: participa, asegura que ganó y cuando pierde denuncia fraude. Lo hizo en 2013, en 2017 y volvió a hacerlo ahora. Los hondureños ya lo saben”, señaló, y agregó que su afinidad política y discursiva con el oficialismo explica, en parte, las maniobras actuales.
De cara a lo que viene, Esperanza consideró que la estrategia de dilación busca “viciar la percepción de transparencia y forzar una anulación electoral”, aunque descartó que eso finalmente ocurra. “El resultado ya está definido: el candidato del Partido Nacional, Nasry Asfura, terminó arriba por más de 50 mil votos con el 99 por ciento del escrutinio. La gente ya decidió”, enfatizó.
Por último, el entrevistado amplió el análisis al plano internacional y geopolítico: “Lo que está en juego no es solo una elección en Honduras, sino la pérdida de un país más para el eje de las izquierdas regionales. Centroamérica es clave y este giro representa una catástrofe para el Foro de São Paulo y el Grupo de Puebla”. Y concluyó: “Estamos viendo un efecto dominó a nivel regional. La batalla cultural y política continúa, y Honduras es hoy una pieza central de ese escenario”. (www.REALPOLITIK.com.ar)