“Nosotros venimos por buena línea. Yo creo que Mónica Mujica va a obtener una libertad rápida y Víctor Sotacuro va a tener una libertad, un cambio de calificación un poco más adelante, porque hay mucha corrupción en esta causa”, afirmó. Incluso, sostuvo que durante el proceso “amenazaron al juez de provincia”, lo que complejiza aún más el expediente.
Guillermo Endi habló de una presunta estructura delictiva y no dudó en calificar la situación como parte de un entramado más amplio. “Es un tema muy corrupto, lo sabemos todos, bajaron un millón de dólares para tapar y no pudieron tapar”, señaló. Según indicó, ese dinero habría circulado a través de estudios jurídicos: “Les vendieron humo a los narcos”.
Frente a la polémica sobre apodos, identidades y errores procesales, el abogado fue categórico: “Una de las grandes mentiras que hay sobre Víctor Sotacuro es que a él le dicen ‘el duro’ cuando nadie lo conoce como el duro. Él es el chato, desde hace 20 años”. En este sentido, cuestionó el accionar del magistrado que intervino anteriormente: “Aún teniendo pericias donde decían que no era el duro, igual lo llamó el duro en la preventiva”.
Endi también aseguró que el expediente está mal direccionado y que los verdaderos responsables siguen afuera: “Los sicarios no están detenidos y el que organizó todo esto está prófugo. Y son todos perejiles prácticamente los que están en la causa”.
A lo largo de la entrevista, el abogado repitió una frase que resumió su diagnóstico sobre la causa y sus protagonistas: “Hay un dicho que dice el que mal anda, mal acaba. Va para todas las esferas sociales, desde el pobre hasta el rico, desde el juez hasta el que vive en la calle, desde el narco hasta el empresario”.
Si bien evitó acusaciones directas, dejó entrever la sospecha de movimientos incompatibles con la legalidad: “No sé si el juez las hizo mal o a sabiendas. Se equivocó. Es una equivocación recontra grave”.
Endi fue más allá de la causa puntual y planteó un cambio estructural en el abordaje del narcotráfico en Argentina. Propuso un modelo similar al de Holanda: “Hay que regularlo como en Holanda. Sacarle el poder a los jueces. Que pongan expendedores de droga, que paguen impuestos y que el adicto consuma adentro”.
Según precisó, su enfoque busca combatir el negocio clandestino: “No es liberarla. Es administrarla para el adicto. Vení, drogate acá adentro. Cuando compras la droga, se le paga al estado un impuesto que se le devuelve a los ciudadanos”.
En ese marco, sostuvo cifras alarmantes sobre el tráfico de estupefacientes en el país: “Entran 10 toneladas por día de cocaína. Es un negocio del poder”. (www.REALPOLITIK.com.ar)