Viernes 26.04.2024 | Whatsapp: (221) 5710138
31 de enero de 2017 | Opinión

Correo de lector

Práctica social, hoy modernizada: venta de bebés

La entrega ilegal de bebés, hoy llamada "adopción por izquierda", ocurrió siempre. Estamos ante una práctica social de muchísimos años que fue naturalizándose. Recorrer hospitales, parroquias, casas de parteras porque "si les quedaba un bebé" lo "adoptarían".

facebook sharing buttonCompartir
twitter sharing button Twittear
whatsapp sharing buttonCompartir
telegram sharing buttonCompartir
print sharing buttonImpresión
gmail sharing buttonCorreo electrónico
por:
Graciela Palma Arizaga
La entrega ilegal de bebés, hoy llamada "adopción por izquierda", ocurrió siempre. Estamos ante una práctica social de muchísimos años que fue naturalizándose. Recorrer hospitales, parroquias, casas de parteras porque "si les quedaba un bebé" lo "adoptarían".
 
La excusa: "salvar" al bebé de la pobreza o de ser "institucionalizado". "¿Cómo vamos a dejar que tan chiquito ingrese a un orfanato?". También se acusa a la "burocracia" de las adopciones y el tiempo de espera.
 
De lo que no se habla es de que casi el 90 por ciento de las personas que se inscriben en el RUA para adoptar solo quieren bebés, y tantos no hay disponibles entonces recurren a la ilegalidad.
 
Tampoco se habla de las mujeres que por falta de ayuda del Estado, sin un sistema de salud que las proteja, que las ayude a prevenir embarazos, que las contenga y ayude a hacer las cosas bien, optan por entregar a sus bebés de manera ilegal.
 
Cada uno se justifica, expone sus motivos, ahora, nadie piensa en el bebé como un sujeto de derechos. Porque no hablamos de objetos, de "mercancía", hablamos de personas, sin voz y un Estado que está ausente para el cuidado de sus derechos. Porque esta práctica provoca la sustitución de identidad. Ese bebé es anotado como propio por sus compradores, cambian todos sus datos (fecha de nacimiento, lugar, etcétera). Los adultos ven cumplido su deseo sin considerar jamás el daño físico y psicológico que se le provocará a ese bebé.
 
Tres millones de adultos, de todos los tiempos históricos que buscamos conocer nuestra verdadera identidad de origen, fuimos esos bebés y podemos dar testimonio del daño que ocasiona la mentira.
 
Y si las cosas salen mal no contamos con un juez que nos ayude. En las adopciones hay un 15 por ciento de devoluciones pero en nuestros casos ¿a quién nos iban a devolver?.
 
Es muy fácil anotar a un bebé como hijo propio, declarar un parto inexistente. Las leyes son muy débiles, no se toman medidas de prevención ni se educa al respecto.
 
Existieron proyectos de ley en el Congreso Nacional para regular la inscripción de bebés, más que nada en los casos referidos a los partos domiciliarios, pero perdieron estado parlamentario.
 
Hacen falta campañas, educar, trabajar para el cambio cultural. Nos preocupa la compra de perros y alentamos su adopción, y no hacemos nada por los seres humanos.
 
Porque esto no es nuevo. Los que sufrimos sustitución de identidad hace más de una década que lo denunciamos. Nosotros somos producto de esta práctica, solo que ahora se ha modernizado.
 
(*) GRACIELA PALMA ARIZAGA, ciudadana sin identidad. DNI (con datos falsos) 16.496.527. 

¿Qué te parece esta nota?

COMENTÁ / VER COMENTARIOS

¡Escuchá Radio Realpolitik FM en vivo!