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16 de abril de 2017 | Política de medios

Panorama REALPOLITIK

Los inexplicables gastos de los ministros e intendentes de la provincia de Buenos Aires

Los dirigentes bonaerenses, tanto intendentes como titulares de las diferentes carteras ministeriales, parecieran no poder disimular con agilidad la encrucijada en la que se encuentran. La gobernadora María Eugenia Vidal, que ha recorrido más de una decena de medios de comunicación asegurando que la provincia está fundida, ha ordenado a sus acólitos reducir dramáticamente los gastos.

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por:
Santiago Albizzatti

Los dirigentes bonaerenses, tanto intendentes como titulares de las diferentes carteras ministeriales, parecieran no poder disimular con agilidad la encrucijada en la que se encuentran. La gobernadora María Eugenia Vidal, que ha recorrido más de una decena de medios de comunicación asegurando que la provincia está fundida, ha ordenado a sus acólitos reducir dramáticamente los gastos. Estos, como adictos en plena recuperación, quieren obedecerle, pero no pueden evitar sucumbir ante la tentación de gastar la plata del Estado, “la plata de nadie”, como le dicen en la jerga.

“El problema es que estamos en campaña. Este año hay elecciones y, si no mostramos obras, no nos vota nadie”, señalaron desde una de las tantas incubadoras que el gobierno ha designado para otorgar créditos productivos. Así, la compuerta del gasto se abrió de todos modos, incluso a contramano de las intenciones de la gobernadora, y ahora no hay quien frene la estampida de gastos innecesarios a lo largo y ancho de la provincia de Buenos Aires.

Por ejemplo, en el municipio de Quilmes, su intendente Martiniano Molina se plegó al ajuste despidiendo a 30 trabajadores de la municipalidad, algunos con más de siete años de antigüedad, y luego invirtió 54 millones en mejorar una avenida sobre la que transitará la gobernadora durante la campaña. Se han juntado firmas y lo han denunciado en los medios de comunicación, pero el intendente que creyó que El Pozo de Banfield era un bache no piensa dar un paso atrás. ¿Quién nota a 30 tipos más en la calle? Nadie. Es lo mismo. Pero una avenida remodelada muestra progreso. 

En Vicente Lopez, el primo del presidente de la Nación, el intendente Jorge Macri, decidió no seguir la línea de la gobernadora al invertir 21 millones en un centro comercial, en un momento en donde su municipio hace agua en el pago a los proveedores, e incluso varios de ellos salieron a denunciar un atraso en los cobros que “hace volcar a las empresas más chicas”.

Esto no es privativo de los intendentes de Cambiemos. En Avellaneda, el intendente Jorge Ferraresi se encuentra sumido en un conflicto gremial con los trabajadores estatales, a los que les asegura que el municipio “no tiene un peso, porque no somos oficialistas”, sugiriendo cierto maltrato de la cúpula provincial. Sin embargo, invertirá 12 millones de pesos para “intervenir ramas en situación de riesgo”. Esto es, podar ramas que estén por caerse en la vía pública.

El caso de los ministros provinciales no es diferente. Según la resolución número 42 de la subsecretaría de Finanzas, perteneciente al ministerio de Economía, la provincia de Buenos Aires ha caído en “deficiencias estacionales de caja”. De este modo, el ministro Hernán Lacunza ha autorizado la emisión de letras del Tesoro por un total de 80 millones de pesos en tres tramos, que implicarían, en rigor, el primer paso en un proceso de toma de deuda que podría llegar, tan sólo este año, a los 10 mil millones de pesos.

Este contexto, sin embargo, no ha limitado en nada el accionar de sus ministros, que continúan destinando una exorbitante cantidad de dinero a gastos sin sentido. 

En medio de una de las semanas más candentes de las que le tocó vivir al gobierno provincial y nacional desde su llegada en diciembre de 2015, el ministro Joaquín de la Torre, ajeno a cualquier inhibición que pueda causarle el hecho de que su jefa esté exclamando a los cuatro vientos que la provincia está fundida, ha decidido gastar algo más de 73 millones de pesos en remodelar las oficinas del ministerio de Gobierno.

Alejandro Finocchiaro, el polémico ministro de Educación que está pronto a cumplir el récord de la cantidad de días sin clases en su provincia, invertirá la suma de 9.415.450 de pesos en el “servicio de alquiler de vehículos para inspectores de la UEP”. El titular de Suteba, Roberto Baradel, twitteó en relación a la licitación pública antes mencionada: “Alquilar una flota de autos por casi 9 millones  y medio hasta fin de año. Con esa plata podemos construir un jardín de infantes”.

Al gasto de más de 9 millones de pesos en el alquiler de vehículos 0 km. para sus funcionarios, ahora hay que sumarle uno aun más polémico y que ya generó sus primeras polémicas.

Según las resoluciones número 444; 430; 431; 432; 437; 435; 443; y 487, el secretario de Educación y Cultura de la provincia de Buenos Aires ha ordenado el gasto de un total de 4.002.250 pesos en “asesorías temporales”. De este modo, mientras el ministerio dedica 9 mil pesos a un docente, tendrá asesores temporales que estarán cobrando, por sólo tomar un ejemplo de entre tantos, unos 26 mil pesos de bolsillo a fin de mes.

Esto ocurre en un contexto generalizado de absoluto descontrol en gastos que no parecieran tener fin, sino más bien todo lo contrario. ARBA le pagará 113 mil pesos a un ex director como “asesor temporario”, con la idea de devolver un favor, un gesto de cortesía para un hombre de trayectoria como Juan Luis Catuogno

Todo hace pensar que en los próximos meses esta situación de contradicción se acentuará, provocando otra grieta más, la grieta entre la dialéctica del ajuste y la política del derroche. (www.REALPOLITIK.com.ar)


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