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2 de julio de 2017 | Política de medios

Informe REALPOLITIK

La crisis con la UCR y una Legislatura debilitada, los desafíos de Cambiemos en Buenos Aires

“El mal trago ya pasó”, aseguraron desde una casa particular ubicada a escasas cuadras de la catedral de La Plata, pasadas las doce de la noche del sábado 24 de junio, minutos después de que todas las listas para las PASO quedaran selladas y enviadas.

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“El mal trago ya pasó”, aseguraron desde una casa particular ubicada a escasas cuadras de la catedral de La Plata, pasadas las doce de la noche del sábado 24 de junio, minutos después de que todas las listas para las PASO quedaran selladas y enviadas. Allí, en un búnker improvisado, sin carteles ni banderas, se habían reunido los estrategas PRO de paladar negro a tomar café y fumar cigarrillos, agotados luego de varias semanas de incesante actividad.

Lo que había pasado en las últimas jornadas había sido, sin lugar a dudas, poco menos que bélico. En todos y cada uno de los distritos de la provincia de Buenos Aires se desataron silenciosas batallas protagonizadas por los dirigentes radicales, en un frente, y los enviados de María Eugenia Vidal y Federico Salvai, en el otro. El objetivo en común fueron los primeros cinco lugares de las listas. La UCR resultó ser el bando derrotado y debió sentarse a observar el baile triunfal de sus supuestos aliados, que tomaron los primeros puestos en prácticamente todos los distritos. Daniel Salvador en Buenos Aires, y Ernesto Sanz en el resto del país, fueron señalados como los culpables de semejante derrota por sus correligionarios.

No obstante, lo que viene será aun peor. La alianza que supo derrotar al kirchnerismo en las elecciones generales del 2015 se encuentra, tal vez, en su momento más delicado. De un lado y del otro se señalan con gesto adusto, y juegan a limitarse unos a otros para medir quién tiene más poder, si el centenario partido con la estructura territorial, o el macrismo con la fuerza de sus votos. El problema es, claro está, que en éste tipo de juegos hay un solo ganador: la oposición.

Es justamente en la oposición que se encuentra el segundo desafío de Cambiemos. La enorme mayoría de las encuestas de intención de voto, incluso aquellas que mandó a hacer María Eugenia Vidal, muestran a una Cristina Fernández de Kirchner ganando o, en el mejor de los escenarios, en un empate virtual con Esteban Bullrich. Esto complica a Sergio Massa, que es quien pone más escaños en juego y, por ende, quien debiera entregarlos a la novel fuerza electoral de Unidad Ciudadana. Pero mucho más la perjudica a María Eugenia Vidal, que con solo 16 senadores (necesita 24 para obtener el quórum) y 29 diputados (necesita 47 para comenzar la sesión), quedaría más lejos que nunca de la posibilidad de legislar con tranquilidad durante los últimos dos años de su mandato.

La Legislatura será, muy posiblemente, el escenario de las más cruentas batallas políticas durante los próximos dos años. La primera se desatará en el corto plazo, cuando la gobernadora necesite un tomar un nuevo crédito del mercado extranjero, para lo que necesitará la aprobación de ambas cámaras. En secreto y entre susurros, especialistas en derecho constitucional y agentes de bolsa comenzaron a moverse en busca de alternativas, en caso de que el kirchnerismo le cierre las puertas a otra toma de deuda.

La clave para mantener la gobernabilidad que, hasta ahora, le propició un dócil Sergio Massa será la maniobrabilidad a la hora de las negociaciones. La tarea no será sencilla: el kirchnerismo ha interpretado la decisión de María Eugenia Vidal de endeudarse sistemáticamente como uno de los puntos más bajos y polémicos de su mandato. Nada pareciera indicar que esa postura vaya a cambiar en el corto o el mediano plazo.

Es por esto que Cambiemos apostó a la figura de Florencio Randazzo, que tuvo el objetivo de delibilitar a Massa y a Cristina, obtener más bancas entre los legisladores, para poder recostarse luego en la vieja amistad que une al ex ministro de Transporte con la gobernadora para mantener a flote los proyectos financieros de Vidal. Lamentablemente, la figura de Randazzo parece no haber despegado en la intención de voto de la sociedad. Mucho menos aún, luego de que la mayoría de los intendentes que lo acompañaban huyeran en bandada minutos antes del cierre de listas.

María Eugenia Vidal tiene muy en claro el escenario, y por ello ya está tomando las precauciones del caso. Puertas adentro de Cambiemos, la casa está lejos de ostentar el orden que supo tener hace apenas dos años. Puertas afuera, espera Cristina Fernández para intentar demostrarle que aun es la mujer más poderosa de la política nacional. Se vienen tiempos tormentosos para la gobernadora, y ella lo sabe. (www.REALPOLITIK.com.ar


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