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Dante y la Divina Comedia: Un viaje mítico que marcó la historia
Dante Alighieri (1265-1321), el genial poeta florentino, alcanzó la inmortalidad gracias a su obra cumbre “La Divina Comedia”, que fue a la vez la cúspide de la literatura medieval europea, y piedra angular del desarrollo de la lengua italiana, con un estilo que habría de influir en el devenir de la literatura occidental.
SABINO MOSTACCIO
Dante Alighieri (1265-1321), el genial poeta florentino, alcanzó la inmortalidad gracias a su obra cumbre “La Divina Comedia”, que fue a la vez la cúspide de la literatura medieval europea, y piedra angular del desarrollo de la lengua italiana, con un estilo que habría de influir en el devenir de la literatura occidental.
El célebre poema está dividido en tres partes: Infierno, Purgatorio y Paraíso. Los tres niveles de la vida ultraterrena, en la cosmovisión cristiana, los cuales Dante recorre en un viaje imaginario, guiado por el eximio poeta romano Virgilio (cuya fama perduró en la Edad Media) y por su amada Beatriz (la dama florentina Beatrice Portinari, amor platónico del poeta en su juventud). Y en ella se condensa la sabiduría de su tiempo, hay un elogio a la teología cristiana, condensada en una obra de arte sublime.
Pero en esta obra, el autor se aleja de una mera abstracción filosófica, e inserta sutiles referencias a su propia vida y a la tumultuosa época que le toco vivir. Nacido en una familia burguesa de Florencia, Dante recibió una esmerada educación y empezó a incursionar en la política de Florencia, apoyando a la facción de los “güelfos blancos”, contrarios a la influencia del emperador alemán sobre las ciudades estado de Italia, y que buscaban limitar el poder de las oligarquías locales.
Precisamente, tras el triunfo de los oligarcas en una breve guerra civil, Dante fue exiliado junto a muchos familiares y amigos, y sus bienes fueron confiscados. Pasó casi toda su vida adulta fuera de su ciudad natal, errando de una ciudad a la otra y realizando todo tipo de trabajos para sobrevivir.
En esos duros tiempos el poeta, excepcionalmente dotado para la literatura, halló consuelo en el estudio de las obras de la antigüedad clásica y en su inmensa fe religiosa. Hacia el año 1300, Dante compuso en Ravena “La Comedia”, como se la llamó entonces (siendo el adjetivo “Divina” aplicado años después de la muerte de Dante, ante el éxito de la obra). En ella plasma las impresiones que hechos y personajes de variada gama dejaron en él.
La obra comienza con un viaje imaginario que emprende el poeta, a la edad de 35 años, la noche del Viernes Santo de 1.300. Se le aparece el espíritu del poeta Virgilio, que lo invita a un recorrido por él más allá, pero advirtiéndole que no estaba muerto: el viaje estaba pensado como una lección para el Dante, cuya vida distaba de ser ejemplar.
Inician el periplo por el Infierno, dividido en nueve círculos, desde lo menos malo a los ojos de la cristiandad de la época, hasta lo peor de lo peor. En el primer círculo, paganos virtuosos que habían muerto sin ser bautizados o antes de la vendía de Cristo. Revistaban allí Platón, Aristóteles, Pitágoras, Saladino (el gran caudillo musulmán modelo de caballero), entre otros. En los últimos círculos se ubicaban los homicidas, parricidas y traidores, siendo el último círculo el peor, destinado a los traidores ilustres como Judas Iscariote, Lucio Bruto (asesino de Julio Cesar, junto a su cómplice Casio) y otros, donde el propio Satanás los devoraba y torturaba de forma atroz, eternamente. Ubicaba a Mahoma, fundador del Islam, en un círculo intermedio junto a otros herejes. Aun no se aplacaba el eco de las Cruzadas y la Reconquista continuaba en la Península Ibérica, con toda su violencia.
Luego continuaba el viaje por el Purgatorio, dónde Dante ubicó a algunos políticos y funcionarios florentinos, y, por último, el Paraíso, donde se encontraba los santos, como Francisco de Asís y Domingo de Guzmán, hasta llegar a la Virgen María, simbolizada por una rosa.
Dante falleció sin tener en cuenta la envergadura de la obra que había creado, y la inspiración que generó en las siguientes generaciones de literatos. Testimonio de la fe medieval y rescate de la herencia del humanismo latino, ejercicio una poderosa influencia en el Renacimiento y aún más allá, y la figura de Dante quedó en la memoria italiana como poeta nacional. (www.REALPOLITIK.com.ar)
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