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18 de junio de 2017 | Historia

Recorriendo la provincia REALPOLITIK

Dolores, primer pueblo patrio

Dolores surge en los albores de la patria. Sus tierras, pobladas durante siglos por tribus indígenas de la etnia pampa, concitaron el interés de las autoridades virreinales primero, y luego, del gobierno de la Primera Junta.

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por:
Sabino Mostaccio

Dolores surge en los albores de la patria. Sus tierras, pobladas durante siglos por tribus indígenas de la etnia pampa, concitaron el interés de las autoridades virreinales primero, y luego, del gobierno de la Primera Junta. A medida que la línea de frontera se extendía al sur del Salado, junto con lucrativas explotaciones ganaderas, la fértil comarca conocida como Pago de Monsalvo, al sur del rio Salado, empezó a ser ocupada por las autoridades criollas.

Primero se establece un destacamento del regimiento de Blandengues en Kaquel Huincul y se crea la comandancia de Dolores. El capitán Ramon Lara, el 21 de agosto de 1817, lleva a cabo la primera fundación de la villa. Se establece una capilla y un curato, y estancieros y peones de la zona son los primeros pobladores junto a los milicianos.

Entre 1817 y 1820 funcionó en los alrededores de Dolores el campo de prisioneros de “Las Bruscas”, donde realistas capturados y criollos rebeldes fueron internados. Pedro Antonio Paz fue el primer comandante y primer juez de paz de la zona.

En 1821 Dolores sufrió un duro golpe al ser arrasado por un malón indígena conducido por el gaucho renegado José Luis Molina. Los sobrevivientes huyeron a refugiarse en otras poblaciones como Chascomús y Monsalvo, pero hacia 1827 empieza el renacimiento de Dolores, de la mano de su fundador y de los primeros vecinos.

Don Ramon Lara gestiona ante el gobierno la reconstrucción de la capilla y de la aldea, repartiendo solares a nuevos pobladores. El ingeniero José M. Romero se encarga del deslinde y trazado, labor que concluye en 1831. Dolores florece de nuevo, de la mano de destacados vecinos como Eduardo Recabarren, Manuel Rico y Pedro Castelli.

Las conmociones de la guerra civil afectan a Dolores y en 1839, un grupo de notables estancieros, acaudillados por Castelli y Rico, se levantan en armas contra el gobernador Juan Manuel de Rosas, perjudicados por su política aduanera proteccionista y por el bloqueo francés al puerto de Buenos Aires (1838-1840). La idea era enlazar con las tropas unitarias del general Juan Galo Lavalle que avanzaban hacia Buenos Aires desde Entre Ríos. Pero el plan es frustrado por Prudencio Rosas, hermano del gobernador, que, a frente de un destacamento de leales, aplasta a los rebeldes en el combate de Chascomús. Los cabecillas son ejecutados, sus tierras confiscadas y Dolores pierde tierras en beneficio de dos nuevos partidos: Pila y Tordillo.

A pesar de quedar diezmada su población con la represalia rosista, Dolores experimenta una gran prosperidad al ceder lo malones indígenas entre 1840 y 1855, y el nuevo gobierno provincial, electo en 1854, le dedica gran atención. Se crea un juzgado criminal y la primera comisión municipal. Los avances continúan en la década siguiente, cuando no se fundan las primeras escuelas y arriba el ferrocarril del Sur para 1874. En 1865 se aprueba la autonomía municipal y los limites definitivos del partido.

Dolores afirmó su perfil productivo ligado a la ganadería y al ser cabeza de departamento judicial, mantuvo importancia como sede administrativa. Nuevas familias de inmigrantes poblaron la zona y le dieron una intensa vida social y cultural. Así, Dolores llega al siglo XXI de pie y mirando a un futuro esperanzador para sus hijos e hijas, habiendo renacido de sus cenizas por el tesón y el corazón de sus fundadores. (www.REALPOLITIK.com.ar)


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