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20 de agosto de 2017 | Política de medios

Informe REALPOLITIK

Fraude o no fraude, esa es la cuestión

Federico Lemo atravesó la puerta de ingreso del centro de cómputos del Correo Argentino a las 00:00 en punto. Su trabajo consistía en pasar los números de los telegramas recibidos a la planilla electrónica oficial. Aquella madrugada, su jornada se estiraría durante ocho horas, hasta el mismo final del escrutinio a la hora del desayuno.

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por:
Santiago Albizzatti

Federico Lemo atravesó la puerta de ingreso del centro de cómputos del Correo Argentino a las 00:00 en punto. Su trabajo consistía en pasar los números de los telegramas recibidos a la planilla electrónica oficial. Aquella madrugada, su jornada se estiraría durante ocho horas, hasta el mismo final del escrutinio a la hora del desayuno.

Durante la primera hora, los telegramas llegaron a un promedio de uno por minuto. Fue durante aquella primera hora que Lemo asegura que uno de los coordinadores de Indra, la empresa española encargada del escrutinio, les anticipó que “la directiva es frenar el conteo cerca del noventa y cinco por ciento”.

Lo anecdótico de la frase hace que sea imposible discernir la verdad de la fábula. Lo cierto es, sin embargo, que apenas pasada la una de la madrugada, comenzaron a llegar los telegramas de La Matanza y Quilmes, en los que Cristina Fernández sacaba una ventaja considerable y comenzaba a acortar pérdidas.

A las 04:00, cuando aún quedaban más de 400 mil votos por escrutar, el mismo coordinador interrumpió el trabajo en el centro de cómputos y le solicitó al 80 por ciento de los trabajadores que se retiren del recinto. Uno de ellos, según un video que circuló por las redes sociales, le dijo al representante de Indra: “Pero todavía queda un 5 por ciento, flaco”. El hombre le palmeó la espalda afectuosamente y le respondió: “Nos vemos en octubre”.

Al otro día se supo el resultado de aquella decisión. Quedaron fuera del conteo final unos 400 mil votos, un 4,32 por ciento del total. Teniendo en cuenta que la diferencia que separaba a Cristina Fernández de Esteban Bullrich fue de 6.915 votos, la historia puede terminar de cualquier manera. Desde el búnker de Unidad Ciudadana, conscientes de que los votos que faltan son de distritos que, en su mayoría, votan por Cristina, exigen el conteo inmediato. Desde Cambiemos, expectantes al mismo escenario, salieron a vender un “empate técnico” en los medios.

Mientras tanto, la redacción de REALPOLITIK se comunicó con trabajadores de la Justicia Electoral, que aseguraron estar “absolutamente sobrepasados por las denuncias de fraude”. Por ejemplo de La Matanza llegaron dos planillas, la 9130 y la 9131 que ni siquiera estaban cargadas. En otras localidades, se multiplicaban como una plaga las planillas escritas a mano con 50 o 60 votos a favor de Unidad Ciudadana que, al contrastarlas con su respectivo telegrama, en éste figura que nadie votó por la lista que encabeza Cristina Fernández.

En La Plata solamente hubo más de mil denuncias formales de fraude. Por ejemplo, en la mesa 760 del circuito 501, hay al menos doce personas que aseguran haber votado a Unidad Ciudadana y presentaron sus comprobantes de votos, y sin embargo en el telegrama no hay un solo voto registrado a favor de la lista opositora al gobierno.

En Berisso ocurrió lo mismo. Un representante de la Justicia Electoral declaró más de trescientas denuncias de la ciudad vecina a La Plata. La mesa 107, por ejemplo, repitió el esquema. Muchos votos a CFK en la práctica, pero ni uno solo figura en el telegrama. En Tandil, en la mesa 00032/3 del circuito 933 entregaron un acta escrita a mano con 33 votos a Unidad Ciudadana, pero el telegrama fue borrado con corrector y, por ende, Cristina Fernández tuvo 0 votos. El mismo esquema se repite una y otra vez, a lo largo y ancho de la provincia, hasta el hartazgo.

Se abren las compuertas para el viejo deporte de echarse culpas unos a otros. Cristina Fernández de Kirchner, como si hubiese nacido ayer por generación espontánea y en un notable ejercicio de amnesia selectiva, cataloga al fraude como “un verdadero escándalo”. María Eugenia Vidal, por su parte, se lava las manos asegurando que fue su propio espacio el que promovió el voto electrónico, vetado por el Frente para la Victoria, que ahora se victimiza ante una mediocre elección. (www.REALPOLITIK.com.ar)


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Fraude, Política de Medios

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