Denuncian complicidades entre los municipios de Quilmes y Florencio Varela con la mafia policial

La batalla librada contra la mafia policial pareciera ser una difícil de ganar. Como una peste mutable e invencible, cada vez que se arresta a un policía corrupto, nacen otros tres cuyas habilidades para el ilícito sobrepasan a su antecesor.

Hace apenas unas semanas, se disparó una investigación del departamento de Asuntos Internos del ministerio de Seguridad de la provincia de Buenos Aires, cuando Adolfo Mattos, jefe de la distrital de Florencio Varela, sacó de la cuenta de la comisaría 1° algo más de 750 mil pesos en efectivo. En el marco de dicha investigación, se determinó que el dinero debía ser utilizado para cubrir los costos de las horas adicionales, pero que nunca llegó a cumplir tal fin, y desapareció definitivamente en los bolsillos de Mattos.

En el marco del mismo operativo, se encontraron otros 500 mil pesos en efectivo en el interior de una caja de seguridad de la comisaría 1°, sin que ninguno de los efectivos presentes pueda explicar con qué fin se guardaba ese dinero allí, y mucho menos su procedencia.

A raíz de esta investigación, el mismo Mattos y otros dos agentes, Pedro Gabriel González y la administradora Gisela Luján Cordara, fueron desafectados de la Policía Bonaerense, acusados de irregularidades en el manejo de las horas adicionales y movimientos fraudulentos.

Las fuentes aclararon que los tres desafectados no fueron detenidos y seguirán siendo investigados por la fiscal Mariana Dongiovanni, a cargo de la Unidad Funcional de Instrucción (UFI) 2 descentralizada en esa localidad.

Lamentablemente para la sociedad, el problema no acaba ahí.

Según confiaron a REALPOLITIK fuentes internas, los 500 mil pesos encontrados en la comisaría 1° de Florencio Varela corresponderían tan solo a la recaudación de un solo día, lo cual agiganta considerablemente las dimensiones del fraude.

De hecho, los ilícitos cometidos por parte de los titulares de la Distrital de Florencio Varela van mucho más allá de un fraude contable en relación a una cuenta corriente bancaria. Uno de los agentes de dicha comisaría afirmó que le sacaron mil pesos de su salario por haberse sacado la vaina. El mismo testigo afirmó que este tipo de procedimientos eran comunes en el establecimiento. ¿Adónde iba a parar todo ese dinero?

Por otro lado, una investigación llevada adelante confirmaría que la misma policía conformaba bandas que cometían todo tipo de ilícitos, entre ellos, el robo organizado de ruedas en toda la región.  Del mismo modo, formaban parte de bandas encargadas de cometer salideras bancarias, un delito que ha probado ser tan brutal como sanguinario. En numerosas ocasiones, las víctimas han denunciado que a determinada hora del día, la policía de custodia del banco Galicia situado en la misma calle de la comisaría desaparece por completo. Casualmente, es el momento en que los ladrones hacen su aparición. La modalidad es siempre la misma. Atacan a la víctima, le roban el dinero y el auto, cometen algún ilícito con el automóvil robado y lo dejan abandonado. El sitio elegido para abandonarlo también devela otra incógnita. Siempre lo dejan en Quilmes, detrás del reconocido boliche El Bosque.

Las numerosas causas que han llegado a la Fiscalía Descentralizada de Quilmes, a cargo de la jurisdicción, han sido cajoneadas sin excepción. Nadie ha hecho nada por las víctimas de estos hechos. En estas circunstancias, autoridades provinciales pusieron manos a la obra y hasta deslindaron una red de complicidades entre la fiscalía, el cuerpo policial y los municipios de Florencio Varela y Quilmes. Según sostienen los propios investigadores, la red delictiva es tan compleja, que resulta impracticable que subsista como lo hace sin contar con la connivencia del poder político. (www.REALPOLITIK.com.ar)

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