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30 de octubre de 2017 | Municipales

LA PLATA | Panorama REALPOLITIK

Cómo funciona el multimillonario curro de ESUR

Hace algunas horas desde este medio nos referimos a las versiones que dejan al descubierto una aparente maniobra de retornos en torno a la renovación del contrato entre ESUR y la municipalidad de La Plata. El leonino convenio otorga concesiones a la empresa que afectan directamente el bolsillo de los vecinos.

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Hace algunas horas desde este medio nos referimos a las versiones que dejan al descubierto una aparente maniobra de retornos en torno a la renovación del contrato entre ESUR y la municipalidad de La Plata. El leonino convenio otorga concesiones a la empresa que afectan directamente el bolsillo de los vecinos.

Los manejos de la empresa que preside Ricardo Molina y tiene a Juan Terruli como uno de sus principales operadores, no son nuevos sino que datan de hace muchos años. Han sido numerosas las gestiones comunales que han tenido que lidiar con los manejos poco claros y los aprietes de una empresa empoderada con algo tan simple y básico como es el control de los residuos de los vecinos platenses.

El 60 por ciento del presupuesto de la municipalidad de La Plata está destinado a mantener el sistema de recolección. Es, obviamente, el costo más alto al que debe hacer frente el municipio en un momento delicado para las arcas de la comuna que incluso hace peligrar el futuro del secretario de Hacienda y Finanzas, Pablo Gorosito.

EL “FUNCIONAMIENTO”

Dentro de la complejidad que implica mantener limpia toda una ciudad, ESUR utiliza parámetros para medir su trabajo de manera sencilla pero a la vez engañosa. Básicamente, la empresa cobra por cada cuadra recolectada con el clásico camión de basura. Es decir, se establece una tasa por cuadra y, en base a la cantidad total, se fija un precio para la licitación.

Con el paso del tiempo, este servicio se ha ido expandiendo por razones lógicas: los barrios crecen, se crean nuevas calles y surgen otras demandas y necesidades por parte de los vecinos.

Pero ESUR  no solo contabiliza en su contrato a las calles por las cuales pasa solo una vez por semana sino que además de eso practica lo que dentro de la empresa se conoce como “achique”; es decir, los recolectores que viajan en el camión recorren cuadras a pie, trasladando bolsas hasta las esquinas, para evitarle trabajo a los camiones. En ese “achique” ocurre lo obvio: las bolsas se rompen, las comen los perros, quedan tiradas, luego son pateadas, pisadas y un largo etcétera, muchas veces colaborando más con la suciedad que con la limpieza.

Lo que la empresa no cuenta es que gracias a ese “achique”, genera dinero sin prestar el servicio adecuado, maximizando sus ganancias y poniendo al vecino como rehén. Un actor central en esta maniobra es el Sindicato de Camioneros de La Plata, referenciado en el concejal Miguel Forte. Los motivos son evidentes: por “x” cantidad de cuadras, existen “x” cantidad de trabajadores asignados a esa tarea, entonces, al final de la maniobra, ESUR cobra combustible que no gasta, camiones que no pone en circulación y empleados que en realidad no desempeñan tarea alguna.

Por otro lado, Forte traiciona a su propio gremio nombrando cooperativistas mientras que el municipio paga por trabajadores sindicalizados. Se trata de un esquema que debería retomarse: el de los trabajadores en blanco que están contemplados en el pliego pero que en la práctica están precarizados.

EL ROL DE LAS COOPERATIVAS

Es sabido que gran parte del trabajo que debería llevar adelante ESUR, como por ejemplo el clásico barrido y limpieza, hoy está cubierto en buena medida por el rol de las cooperativas. Y no solo eso: muchísimos vecinos que viven en calles de tierra pagan por este servicio cuando en realidad no existe, debido a que viven en calles donde no hay cordón cuneta. Este es otro guiño del municipio a la polémica empresa de la basura.

Existen otras aristas en esta historia, como es el caso de los contenedores, que implican un negocio aparte. Pero sin lugar a dudas, la parte más polémica se centra en el trabajo posterior a la recolección.

La empresa cobra por los kilómetros que cada uno de los camiones hace para llevar la basura a un destino final. Se calcula que cada vehículo puede transportar alrededor de 8 toneladas de basura, y que cada tonelada se cobra en moneda estadounidense (algo más de 22 dólares cada una).

De lo antedicho se desprende que la empresa históricamente ha incumplido con todos los contratos firmados con los gobiernos de la capital bonaerense, incluso cada vez que promete comprar camiones nuevos pero solo se limita a “arreglar” los viejos y “vestirlos” con un ploteo elegante para la foto.

Por primera vez, el ejecutivo municipal intenta desprenderse de ESUR. Ahora, la “batuta” está en el Concejo Deliberante, donde la empresa puja por “arreglar” la aprobación del pliego con los ediles salientes con los que ya ha “tenido relación”. (www.REALPOLITIK.com.ar)


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ESUR, Miguel Forte

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