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12 de noviembre de 2017 | Política de medios

Informe REALPOLITIK

El dilema del Partido Justicialista: Entre la renovación y el exterminio

El Partido Justicialista, tanto en la provincia de Buenos Aires como en la ciudad de La Plata, se debate entre los curiosos "candidatos de la renovación" y el "más de lo mismo"

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El dilema del Partido Justicialista: Entre la renovación y el exterminio

“Son el rostro caótico de los que no están acostumbrados a verlo desde afuera”, asegura un periodista mientras espera que Fernando Espinoza, Martín Insaurralde y Verónica Magario tomen su lugar en la cumbre del PJ bonaerense. Puede que tenga razón. Tal vez, la estruendosa derrota del 22 de octubre a manos del frente Cambiemos sea difícil de interpretar para un grupo de dirigentes acostumbrados a tomar decisiones desde los espacios de poder concretos, desde el triunfo en las urnas y las multitudes en las calles. Ahora, con fracasos que se expanden desde lo ejecutivo y legislativo hasta lo universitario, se chocan unos a otros embriagados en el amargo brebaje de la derrota, tratando de dilucidar qué es lo que sigue.

Horas atrás, Espinoza ofició de anfitrión en un coqueto restó de Barrio Norte, en el que agasajó a sus invitados con un corte de carne que, aunque tradicionalmente argentino, se sirve casi como una excentricidad destinada a los extranjeros de paladar refinado: Asado de tira muy poco cocido. A su mesa se sentaron los intendentes Gustavo Menéndez (Merlo); Leonardo Nardini (Malvinas Argentinas); Alberto Descalzo (Ituzaingó); Martín Insaurralde (Lomas de Zamora); Mariano Cascallares (Almirante Brown) y Julio Pereyra (Florencio Varela).

Mientras bromeaban sobre la “novedad culinaria”, Fernando Espinoza deslizó el verdadero motivo de la cena, que todos conocían de antemano: “Muchachos, necesito que me apoyen para seguir al frente del PJ”. De todos los que saboreaban el asado, sólo Mariano Cascallares alcanzó a esbozar una respuesta: “Fernando, hiciste un gran trabajo al frente del partido, pero creemos que hay que agachar la cabeza y ser obedientes con lo que pide la gente. En las urnas, el 90 por ciento de los intendentes creyó que hay que cambiar, que necesitamos una renovación. No podemos funcionar como un feudo”.

Cascallares habló con la fluidez y la seguridad de quien sabe que cuenta con el apoyo absoluto del resto de los comensales. Si bien todavía no está definido el candidato, los intendentes ya decidieron que no apoyarán al matancero. Durante el resto de la velada, intentaron convencerlo de que renuncie a su candidatura o, caso contrario, ellos presentará una lista propia para competirle en una interna.

Una opción sería Gustavo Menéndez, aunque no son pocos los que apoyan a Fernando Gay, intendente de Esteban Echeverría. Éste último, aseguran, “es un excelente presidente de transición, algo que está ocurriendo con todo el partido. Además, no tiene ninguna aspiración a gobernador”.

En La Plata no están exentos de la misma confusión. A diferencia de otros años, poco y nada está claro en el horizonte peronista platense. No son pocos los sectores que intentan adueñarse del moderno edificio de la calle 54, especialmente en momentos en los que el partido pareciera carecer de un liderazgo claro.

Pablo Bruera, el actual presidente, no ha descartado aun su re-elección. A su favor, cuenta con un ordenado padrón de afiliados que superaría las mil personas, con lo que conserva para sí mismo el poder de torcer cualquier elección interna. Ya sin las bancas de Gabriel Bruera y Gabriel Céspedes dentro del Concejo Deliberante, el ex intendente no vería mal una continuidad en su mandato.

La CGT platense pide pista. Un documento, creado por sus jóvenes abogados y firmados por la enorme mayoría de los secretarios generales de la región, pide la unidad. Incluso y para sorpresa de muchos, conversaron con Omar Plaini, del gremio de los canillitas y con domicilio en Villa Elisa, para que acepte tomar las riendas del partido.

El consenso, por el momento, está dado en un único punto: evitar a La Cámpora. Con la finalidad de darle la estocada final, los dirigentes peronistas se unen para limpiar a la agrupación ultra kirchnerista de la estructura del partido en toda la provincia. Incluso, intendentes bonaerenses se habrían reunido con legisladores nacionales y gobernadores peronistas con la idea de coordinar una acción simultánea en el mismo sentido.

En la ciudad de La Plata, La Cámpora ha tenido un pobre desempeño que dejó a Máximo Kirchner muy molesto con la futura legisladora provincial Florencia Saintout y le habría retirado parte de su apoyo. Falta de contratos, con derrotas políticas y universitarias, poco y nada queda en la capital bonaerense para la otrora poderosa agrupación militante. (www.REALPOLITIK.com.ar)


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