Otra vez Lanús: Escándalo por coimas, prostitutas y patrulleros sin blindaje anti balas

Por primera vez en su historia, el municipio de Lanús abrirá delegaciones municipales en los barrios. La primera de ellas estará en Villa Caraza, un sector vulnerable de la localidad que dirige Néstor Grindetti, polémico intendente que alterna decisiones acertadas con escándalos de corrupción y apariciones en los Panamá Papers.

Paralelo a la inauguración de las oficinas estatales, se presentaron los nuevos patrulleros de Seguridad Ciudadana. Sin embargo, no todo salió a pedir de boca. Apenas inaugurados y cuando llevaban unos minutos recorriendo las nuevas cuadrículas, los propios agentes denunciaron que si bien los vehículos cuentan con elegantes cámaras de video a un costo de 35 mil pesos cada una, no tienen elementos básicos para la seguridad policial como, por ejemplo, blindaje anti balas.

“Estamos en una jaula sin ningún tipo de seguridad. No se puede entender. Es como si quisieran que los delincuentes hagan tiro al blanco con nosotros”, se quejó uno de los conductores de los polémicos patrulleros, que suelen recorrer las calles de las peligrosas Villa Caraza y Villa Diamante hasta 12 horas diarias. 

A raíz de esta tímida protesta, los oficiales fueron soltando prenda sobre otras actividades aun más peligrosas puertas adentro de la fuerza policial de Lanús. Acorde a las denuncias realizadas ante los medios, los jefes de turno suelen ser personas sin preparación alguna en materia de seguridad.

Los “guachines”, como se les dice en la jerga a los jefes de turno, incluso han formado asociaciones ilícitas con el objetivo de cobrar un cachet de 5 mil pesos por semana a los boliches, bares, espectáculos públicos y hasta a las casas de citas. Lo que ofrecen, a cambio, es seguridad y hacer la vista gorda ante algunos delitos como venta de drogas o el ingreso de menores de edad en los establecimientos.

Si bien el 2018 apenas comenzó, no es éste el primer escándalo en el que se ha visto envuelta la fuerza policial de Lanús. El primero de enero debutó con un insólito arresto. Mientras un grupo de agentes arrinconaba a un ladrón que había asaltado a una mujer cuando salía del banco, el caco levantó las manos y exclamó: “No tiren, ¡soy policía!”. Se trataba de Gonzalo Ezequiel Mansilla, de la Policía Local del municipio de Grindetti.

Acorde a una serie de audios a los que tuvo acceso REALPOLITIK, uno de los “guachines” se encontró, hace apenas unas semanas, en una situación inusual cuando el patrullero que llevaba a la comisaría a un grupo de trabajadoras de una casa de citas de la zona de Villa Caraza resbaló en un espejo de agua y fue a dar contra un guardarrail. Los oficiales y las mujeres salieron ilesas, pero como no podían liberar al patrullero de entre los hierros retorcidos, hubo que llamar a los bomberos
para que corten el vehículo con una amoladora.

Cuando llegaron se encontraron con una tragicómica escena: Los policías y las trabajadoras sexuales, todos atrapados en el patrullero, recibiendo por la radio, a los gritos, las indicaciones del “guachín”: ¡Llévense a las putas! ¡Llévense a las putas!” (www.REALPOLITIK.com.ar)

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