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13 de junio de 2018 | Provincia

Panorama REALPOLITIK

Salud: Scarsi, desbordado ante la impertinencia de Romina Rodríguez

“El problema ya no es el SIGAF”, aseguró un alto funcionario provincial, “sino la propia gente del ministerio de Salud. En todas las demás carteras los pagos se están poniendo al día poco a poco. Acá nada se mueve porque están peleados entre ellos".

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La situación financiera y administrativa del ministerio de Salud bonaerense es un complejo galimatías de confusión e inoperancia. Por razones inexplicables, internas infantiles y caprichos de unos pocos, el pago de los proveedores se fue ralentizando hasta paralizarse por completo.

El problema despertó la angustia de los empresarios, quienes de pronto vieron vaciarse sus arcas y no lograron hacerse cargo en tiempo y forma de sus obligaciones, entre ellas del pago de los sueldos, y también la ira de los dirigentes políticos bonaerenses, quienes amenazaron con sumariar a todos aquellos que retrasen los expedientes.

“El problema ya no es el SIGAF”, aseguró un alto funcionario provincial, “sino la propia gente del ministerio de Salud. En todas las demás carteras los pagos se están poniendo al día poco a poco. Acá nada se mueve porque están peleados entre ellos. La provincia y los hospitales sufren porque 10 o 15 personas no se quieren hablar y se traban los papeles a propósito”. Tampoco suma, en rigor de la verdad, que el ministro Andrés Scarsi atienda desde una oficina del Bapro en Capital Federal y que su segunda, Romina Rodríguez, reemplace a mansalva a todo aquel que no le cae bien.

Es justamente ésta última funcionaria la que, una vez más, dio la nota. En medio de la crisis de pago, no tuvo peor idea que desayunar a todos con un costoso capricho: pagar 3 millones de pesos por el desarrollo de un nuevo software para el Tablero de Control. De nada valió que Sebastián Marinier, director de Informática del ministerio de Salud, se niegue a firmar el expediente aludiendo, con justicia, que su equipo podría crear el mismo sistema sin cargo alguno para la provincia. Rodríguez se había encaprichado y quería gastar el dinero de los contribuyentes a como dé lugar.

De este modo, y luego de un considerable entredicho, el capricho prosiguió su curso y el software fue finalmente comprado a un insólito costo. El tablero, al día de hoy, ni siquiera se usa. (www.REALPOLITIK.com.ar)


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